Cristalería, acento de elegancia en la mesa

Cristalería, acento de elegancia en la mesa

Cuando se reúne toda la familia o se celebra una cena especial, la mesa se viste de elegancia y glamour. Pero, para lograr esto, son muchos los aspectos que el anfitrión debe tener en cuenta antes de colocar la comida en la mesa. Entre ellos, resulta fundamental la existencia de una vajilla, una cubertería y una cristalería de calidad, bella, pero ante todo brillante y cuidada.

Cuidar las piezas de cristalería asegura en primer lugar, una perdurabilidad mayor de las copas y vasos y, por otro lado, despierta la admiración de los comensales. Cuanto más esmero se ponga en ella, mucho más vistosa quedará la mesa.

[b]Cristal, bello pero delicado[/b]

Nadie duda de la gran elegancia del cristal pero, de la misma forma, es conocida su extraordinaria fragilidad. Muchos fabricantes admiten la posibilidad de lavar sus piezas de cristalería dentro del lavaplatos, no obstante, si el material es muy delicado y fino es mejor optar por lavarlas a mano.

Se empleará agua caliente y se frotará sin hacer excesiva fuerza con una esponja suave y un jabón poco agresivo. Este método manual asegura un mantenimiento de la cristalería al margen de posibles rayaduras, además el cristal conservará su transparencia por más tiempo.

Un truco para que el brillo del cristal se multiplique, es añadir unas gotas de vinagre cuando se está lavando. Para secarlas, lo recomendable es dejarlas boca abajo en el fregadero: nunca se debe utilizar un trapo.

[b]Clásico vs. moderno[/b]

A la hora de adquirir una cristalería, por lo general asaltan varias dudas: ¿con color o transparentes?, ¿con formas clásicas o vanguardistas? Los especialistas en protocolo recomiendan el empleo de formas tradicionales, ya que diseños demasiado modernos, podrían equivocar los fines de las copas, sí sirve para agua o vino. En cuanto a los colores, la apuesta por las tonalidades es arriesgada y puede dar mala impresión si la ocasión es demasiado formal.

Básicamente se podría establecer tres copas que nunca deben faltar: la de agua, la de vino y el champán. Tanto la de agua como la de vino son de boca ancha pero la de agua es más grande que la de vino. Por su parte la de champán es alargada y estrecha. A veces se incluye en las cristalerías otras copas como las especiales para vino blanco, cerveza, jerez, coñac y otros licores.

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