LILIANA CEPEDA
l.cepeda@hoy.com.do
Impregnar un espacio de elegancia, confort y amplitud resulta una tarea sencilla si se utilizan para ello detalles y enseres decorativos elaborados en materiales sofisticados. Un ejemplo ideal para crear este efecto es el vidrio, un elemento decorativo por excelencia, utilizado en la ambientación de espacios interiores.
Este material encuentra su origen en el Oriente Medio, donde hace más de tres mil años se descubrió que de la combinación de calor, carbonato sódico, cal y arena, se formaba un material duro y transparente.
Desde ese entonces, la fabricación del vidrio ha experimentado un proceso de desarrollo, permitiendo que su uso se incremente, al punto de que en los últimos años hay incluso suelos, bañeras y lavamanos de vidrio.
Este material se utiliza desde hace mucho -y cada vez más- para dividir espacios como una forma innovadora de improvisar paredes fijas o móviles, ya que permite separar zonas para diferentes actividades sin perder la luz ni la comunicación visual.
La característica más llamativa del vidrio es la cantidad de facetas y opciones que ofrece: viene en diversos colores, diseños y nivel de opacidad, lo que permite lograr distintos matices en la ambientación de su entorno.
Sucede que la transparencia del vidrio le permite ser resistente a la luz, al mismo tiempo que aporta una vista agradable y ligera -y además puede otorgar una agradable sensación de amplitud a los espacios.
Los avances tecnológicos lo posicionan como un material adecuado para casi cualquier destino. En combinación con la madera o el metal, ofrece condiciones de comodidad, seguridad e intimidad. A la hora de decidirse por un estilo de vidrio, busque el que mejor se adapte a su estilo decorativo. Los hay templados, tintados o transparentes.