El delantero del Real Madrid Cristiano Ronaldo festeja un gol contra el Sevilla, el 2 de mayo de 2015 en Sevilla. AFP.
Madrid. Cristiano Ronaldo ejerció de líder para responder a los silbidos de su afición con cuatro goles de un plumazo en 26 minutos, castigar el atrevimiento del Celta y conducir una goleada del Real Madrid (7-1) con la que el equipo blanco recupera la autoestima antes del regreso de la Liga de Campeones.
Una tarde que pudo torcerse acabó convirtiéndose en el mejor impulso posible para el Real Madrid antes de la visita del Roma y el regreso de la única competición que puede conquistar para salvar su temporada, la Liga de Campeones.
La evolución del Celta con Eduardo Berizzo le invitó a ser protagonista en el Santiago Bernabéu, adueñándose del duelo por instantes en la primera mitad. Superó el inicio con intenciones del Real Madrid en un estadio en el que imperó el silencio general y el castigo con silbidos a errores puntuales, hasta que la entrega impulsó el aplauso.
El Real Madrid jugó con un centro del campo inédito. Sin sus referentes Kroos y Modric, con la entrada de Casemiro, que aporta orden, un Kovacic perdido e Isco con voluntad pero sin brillantez. El equipo de Zinedine Zidane comenzó con un juego estático, en el que solo los impulsos de voluntad de los canteranos Lucas Vázquez y Borja Mayoral le despertaron del letargo. El Celta arrancó mejor, con Pablo Hernández ejerciendo dominio en la medular y un tridente repleto de veneno. Orellana y Nolito fueron un examen durísimo para Danilo y Carvajal, mientras que Iago Aspas buscaba el gol con continuidad.
La madera lo evitó en un testarazo ante el que nunca habría llegado Keylor Navas, que respondió en el rechace con una gran parada en el mano a mano. La voluntad no faltaba en Cristiano Ronaldo. Leyó a la perfección la situación. En los momentos de duda retrasó su posición, quiso imprimir la velocidad que le faltaba al juego y asociarse con sus compañeros. Su primer tiro a puerta lo detuvo a los 20 minutos Rubén, que se ganó el abrazo de sus compañeros cuando, tras varios rechaces, impidió una acción clarísima de gol de Isco.