Casi todos aspiramos a afirmar lo que somos. Para afirmarnos buscamos el poder, el dominio sobre los demás. Igual pasa con los colectivos humanos, llámense partidos, iglesias, empresas, multinacionales, naciones: todos aspiramos al poder.
Detrás de esa aspiración se esconde este presupuesto falso: –para que las cosas se arreglen, basta que me den el poder a mí y mis partidarios.
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La solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo nos puede ayudar a salir de nuestra desencaminada obsesión por el poder. Contemplando a Jesús comparecer delante de Pilato todo se aclara. Pilato aparece
en control de toda la situación, tiene hasta poder para quitarle la vida a Jesús, un judío preso, solo, traicionado y calumniado.
Jesús le habla a Pilato del reino, y el Prefecto romano se cree que Jesús tiene pretensiones de Rey. Jesús le aclara que su liderazgo no compite con los liderazgos de este mundo, fabricados con armas, mentira, dinero corrupto y extorsión.
Hay fuerzas que controlan los poderes de nuestra sociedad, y ahora quisieran controlar lo que pensamos y expresamos en los medios de comunicación. Pero lo que necesitamos es buscar a verdad