Todavía recuerdo –externa Herminio a Píndaro, mientras transitan en la parte norte de la Avenida Tiradentes, cuando en una conversación con Carolina Mejía, nuestra alcaldesa, le comenté que una de las mejores decisiones sociales y comunitarias era el proyecto, aún en ciernes, del área verde contaminada que bordeaba entre la zona barrial cuyo fin es la entrada oficial al Zoológico… Mientras la felicitaba, me expresó que por razones operativas el proyecto se lo habían asignado a otra institución, la CAASD”… “¡Nunca olvidaré que muchos allegados nos pedían que cuando estuviéramos paseando con un extranjero y mostrándole la ciudad, evitáramos pasar por esa zona pues proyectaba descuido, desorden y suciedad -exclama Píndaro-… El concepto arquitectónico parece haberse solidificado en el principio de integración de los usuarios residentes en los barrios aledaños, aislando completamente el canal de aguas negras que se mueve ahora por debajo de grandes tuberías de cemento colocadas en pendiente hasta empalmar con el área frontal del zoológico”.
“Así parece ser –comenta Herminio-…. Pensaron en construir áreas de recreación a ambos lados de las pendientes naturales desde las vías norte-sur, y sur-norte de la ruta Avenida Tiradentes, al tiempo de dar una colorida visual a las casas que dan forma a las montañas en las que residen cientos de numerosas familias… Y, sin duda alguna, han logrado esos objetivos… Pero –analiza con tristeza-, la integración ha sido meramente entre los residentes y su ambiente y, lamentablemente, no así de la movilidad vial que ha de permitir el libre acceso y paso por ambos lados de la zona, en condiciones apropiadas y de acuerdo a lo invertido en el proyecto como un todo”…
Puede leer: Trascendental decreto (324-24) de Abinader sobre microchips
“Anjá –comenta Píndaro-, ¿Y qué te preocupa de la movilidad vehicular?”… La respuesta no se hace esperar: “Hay tres puntos neurálgicos en los que parece que sus ‘dueños’ al parecer no permitieron que se hiciera un trabajo garantizado a los equipos de asfaltado, o ese personal ‘amarró la chiva y barajó”, con resultados extremadamente cuestionables… El primero de ellos es una cuneta que nunca parece haber sido saneada para que el tránsito por ella proyectara un trabajo propio de un proyecto como ese”… “Ahhhhh –expresa Herminio-, esa cuneta está localizada justo en la entrada de una parada de guagüitas que parecen estar sindicacalizadas, que nos da la impresión de que por su necesidad de circulación diaria y a toda hora no permitieron que el asfaltado hiciera de trabajo y su apariencia es peor de como estaba antes del proyecto”.
“Y, ¿Cuál es la segunda etapa que está peor que como estuvo antes?” –cuestiona Píndaro-, a lo que Herminio no se contiene y le cuenta: “Justo debajo del puente seco casi llegando a la entrada del zoológico, nunca hicieron un trabajo profesional con el asfaltado, pues parece que una vez hubo una zona bastante grande cementada, además de que las aguas de un lavadero abierto para todo tipo de vehículo funciona libremente ahí… Todo parece indicar que esa base jamás fue removida antes de aplicar las capas de asfaltado –imaginamos que presupuestadas y ‘ejecutadas’- del Proyecto Cristo Park” –analiza Herminio, cabizbajo-… Precisamente, justo ahí empieza la curva que bordea el final del parque y, si a usted se le ocurriera manejar por ella, ¡cuidado con los desniveles del asfalto en toda esa área!… ¡Nunca fueron capaces de completar una adecuada nivelación del nuevo con el viejo material!… ¡Así sigue hacia la vía circundante norte-sur del parque, como un tramo este-oeste justo frente al estacionamiento del zoológico!”
Es ahora Píndaro que, indignado, exclama: “¿Cuándo aprenderemos que el dominicano podrá tener todo, menos ser desmemoriado?… ¿Acaso los supervisores de esa obra estaban tratando de improvisar alguna otra a la carrera, previo a las elecciones?…
¡Ojalá y los responsables de este proyecto reconozcan que lo que está a medio talle tiene un futuro con sus bemoles y está en su irresponsabilidad el completar lo empezado!”