ROSA FRANCIA ESQUEA
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La crítica de arte Marianne de Tolentinohabló pormenorizadamente de la trayectoria y la obra de Amaya Salazar en el curso de una conferencia auspiciada por la embajada de Israel, en ocasión de celebrarse los 60 años de la fundación de ese estado.
Tolentino hizo un análisis de los dibujos, esculturas, pinturas, instalaciones y murales de Amaya y llegó a la conclusión de que ella es una de las artistas más completas de la plástica dominicana.
La disertante señaló que el temperamento sosegado de la artista favorece el culto por la belleza y el rechazo hacia lo feo y vulgar e indicó que a pesar de la ausencia de los rasgos, en los personajes, Amaya privilegia el trato armonioso de la figura humana.
Opinó que ella es la artista que más aborda la maternidad y ese tema es una constante en su obra, pues no es esporádica, sino que ella siente ese tema como la condición privilegiada de la condición humana.
Asimismo, expresó que la obra de Amaya refleja fuerza, paz interior y que en ella no están presentes esos elementos de modernidad a los que llamó locuras tecnológicas de nuestros tiempos.
Sin ninguna duda es una de las pintoras más espirituales misteriosas y místicas del arte dominicano apuntó. Marianne se refirió también a la majestuosidad del paisaje de Amaya, esa visión no convencional en este tema en el arte dominicano.
Explicó que el primer contacto que tuvo con esa faceta fue en el hotel Hilton, de la avenida George Washington, con una obra de Amaya que, según señala, le fascinó por su composición, geometría sensible, los relieves, mosaicos, así como por su estilo contemporáneo y hermoso, fuerte, accesible, que conserva el equilibrio, sin olvidar una cierta poesía. Igualmente, encontró colores no acostumbrados en sus obras y en cuanto a los materiales, como mosaicos, cristales y otras combinaciones revelan que Amaya es contemporánea, pero que como artista no sigue a los demás.
Señaló que en ese tipo de pintura todo es alegre, los personajes se llegan a confundir con los troncos de los follajes y que a veces dan la sensación de un bosque encantado, donde se encuentran figuras que ella identifica como duendes y deidades de la naturaleza.
La expositora destacó la geometría, manifiesta en las líneas rectas y verticales, la magia cromosomática en cuanto a la luz, los colores, y los medios tonos, donde el sol ha desaparecido y el crespúsculo está reinando, debido al cambio del día a la noche cuando la imaginación se filtra a través del follaje.
Destacó la integración de la figura humana que a veces se llega a fusionar con el paisaje, así como la luminosidad misteriosa que hay en algunas de sus obras, las cuales calificó de amorosas y de sensibles, pero no de sensuales: más sensual es su escultura apunto.
Amaya también dibuja un amarillo solo con iluminación que proviene desde arriba y observamos la belleza de los colores puros.
Amaya, en esta época, utiliza mucho el rojo, mucho amarillo, el azul, y la combinación de colores y por más vivos que sean los tonos siempre quedan armoniosos y misteriosos dijo.
Al calificar esas expresiones artísticas de Amaya como un nuevo favorismo tropical, Marianne señaló que esa explosión de color y de luz nos sorprenden y regocijan enormemente.
Para Marianne la obra de Amaya es una poesía visual, porque Amaya es una poeta de la pintura.
Al hablar de los bodegones, Marianne estableció comparaciones entre los primeros pintados por Amaya y los más recientes, en los que se nota que hay una evolución, porque ahora están entremezclados con flores y palmas.
Amaya Salazar
Se encamina hacia una obra totalizante en su género. No vemos una naturaleza muerta, sino una naturaleza viva, es una obra llena de vitalidad, una especie de homenaje al género del bodegón, en su expresión más absoluta.
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Amaya Salazar
La artista
Marianne de Tolentino: La integración que ella hace del bronce con la roca, da como resultado una composición abstracta donde se hace presente la luminosidad, el cromatismo esplendoroso. La expositora también habló del dominio geométrico que tiene los bocetos de la obra pictórica de Amaya, los cuales trasmiten su dominio del dibujo puro. También destacó la dimensión de sus murales y dijo que ella es una gran muralista; la proyectó como autora de obras de gran dimensión e hizo un llamado para que sus obras sirvan de ornamento.