POR ALEIDA PLASENCIA
El presidente de la Asociación de Almacenistas Importadores (ASODAI) se quejó de que en el país todavía se mantiene la exigencia de permisos de «no objeción» para la importación de los ocho productos incluidos en la «rectificación técnica», a pesar de que dicho instrumento proteccionista venció en diciembre del 2004.

Domingo Espinal Collado sostuvo que pese a que el país está tratando de hacer ejercicios de apertura comercial, aún le falta mucho por hacer en ese ámbito. Consideró que urge el desmonte de la comisión cambiaria, la factura consular, los «permisos de no objeción», entre otras barreras no arancelarias.

Sostuvo que estas barreras les restan competitividad a la actividad comercial y productiva de la República Dominicana.

En cuanto a la «rectificación técnica», sostuvo que ésta  cumplió los diez años de vigencia y que, sin embargo, todavía persiste la exigencia de permiso de «no objeción» para la importación de los ocho productos que se incluyeron en este mecanismo.

Espinal Collado habló en esos términos, al ser consultado en referencia a un informe del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, que da cuenta de que en República Dominicana se aplican una serie de barreras no arancelarias, tales como la comisión cambiaria y el impuesto selectivo al consumo, entre otras.

Según Espinal Collado, el desmonte de la comisión cambiaria es vital en estos momentos, ya que la misma constituye un arancel complementario que perjudica, incluso, a los propios consumidores, al encarecer los productos.

Sostuvo que el cargo por comisión cambiaria por sí sólo, es mayor a los aranceles que se cobran en muchos países de Centroamérica.

Dijo que El Salvador, Chile y otros países de América del Sur,  tiene aranceles por debajo de un diez por ciento.

«Mientras, nosotros tenemos aranceles todavía con un techo de 20%, y en adición, una comisión cambiaria de 13% y además de eso, todavía tenemos cargo por concepto de factura consular», dijo.

Manifestó que la ASOADI se ha referido reiteradamente a esa situación y a lo «pesado» que resulta para el desarrollo del comercio exterior, poder ser competitivo frente a otros países de Centroamérica y Sudamérica.

 «Los sobrecostos de la economía dominicana nos hacen inviables y nos restan competitividad», sostuvo.

Recordó que así lo han manifestado también los industriales, las zonas francas y otros sectores importantes de la economía.

Con relación a las aduanas, dijo que “todavía tenemos listado de preferencia aduanal, que aplica de manera muy discrecional».

Al respecto añadió que no hay una aplicación sincera entre el valor GATT (valor relativo al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) y la valoración de referencia de la Dirección General de Aduanas.

No obstante, sostuvo que este tema hay que verlo con mucha objetividad, en vista de que todavía hay empresarios que llevan a cabo «prácticas no muy sinceras de valoraciones aduanales”.

Esta práctica, dijo, perjudica a todos los importadores por igual, porque les crea desconfianza a las autoridades de Aduanas con respecto a los empresarios.