A la manera de un griego antiguo, durante largos años, en Moca, su pueblo natal, Bruno Rosario Candelier ha vivido un retiro admirable y ejemplar fascinado con la lectura, la creación y la promoción de los valores más genuinos de la cultura, los cuales no son otros que los esenciales y permanentes legados de la humanidad universal.
El texto El logos en la conciencia, es un ejemplo de la inclinación hacia el estudio del cuerpo de categorías de la civilización occidental, entre las cuales tienen valor paradigmático dos nociones muy caras a nuestro autor: el logos y la mística.
Pero mucho antes de que centrara su obra en torno a esos tópicos, desde la década del setenta Rosario Candelier ha sido en nuestro país el orfebre de los temas clásicos en la reflexión humanística en general, y en particular en el estudio de la literatura dominicana.
Cabe mencionar estudios como Lo popular y lo culto en la poesía dominicana, 1977; Ensayos críticos: análisis de textos dominicanos contemporáneos, 1982; La creación mitopoética: símbolos y arquetipos en la lírica dominicana, 1985; Ensayos literarios,1986; Tendencias de la novela dominicana, 1988; Ensayos lingüísticos, 1990; y Valores de las letras dominicanas, 1991, trabajos orientados a indagar y a replantear características, tendencias, periodos, de la literatura dominicana.
Si otros autores han descollado con éxito en el estreno de temas traídos y llevados por la ardiente contemporaneidad, en busca de tópicos y orientaciones de la más recientísima actualidad, como son hoy, por ejemplo, la postmodernidad y la literatura light, Rosario Candelier ex profeso ha hundido sus miradas en lo trascendente en todas sus manifestaciones, buscando reinterpretar lo esencial del pensamiento antiguo y moderno para insertarlo en nuestra realidad.
El logos en la conciencia es una obra a partir de la cual Bruno Rosario Candelier da continuidad a una búsqueda de lo trascendente cuya propuesta había sido esbozada en textos anteriores y que sirve de fundamentación a la Poética Interior, la cual se caracteriza por enfatizar la realidad espiritual en los seres humanos y en todas las manifestaciones del cosmos, desde tres perspectivas: la contemplativa, la metafísica y la mística.
Logos no es una palabra monosémica, sino, todo lo contrario, muy polisémica. Con todo, a pesar de todas las numerosas acepciones que entraña, es un ideologema fundacional, pues constituye el núcleo de uno de los discursos más poderos de la civilización occidental.
El concepto logos está relacionado con los grandes esquemas de pensamiento que han servido de referente al mundo europeo, y por lo tanto es un tema insoslayable. Primero como filosofema y luego como teologema.Es lo que sugiere Rosario Candelier en su obra, cuando traza la ruta nocional que va de Heráclito de Efeso al evangelio de san Juan.
En esa ruta, por donde quiera que se intente una aproximación al pensamiento y a la cultura de Occidente, se tiene como punto de partida el concepto de logos. Escojamos tres grandes esquemas.
El del lenguaje: logos es lengua, lenguaje, palabra, signo, discurso, idea, sentido El camino del razonamiento: Logos es lógica, filosofía, ciencia, razón, El de la religiosidad: logos es verbo, mística, divinidad, trascendencia.
A partir de esos caminos conceptuales surcados por la etimología de la palabra logos, en base a múltiples y muchas veces contradictorias elaboraciones ideológicas, se ha ido labrando las diversas imágenes de los seres humanos y han surgido los diversos humanismos en tanto que grandes sistemas que se han encargado de elaborar los diversos conceptos de los seres humanos. Logos dio lugar al humanismo griego, todavía muy cercano a los mitos originarios en la época presocrática y luego a los conceptos de Idea, Esencia, o Virtud en la época socrática.
Logos dio logar al humanismo romano, basado en el concepto de ratio o razón, mediante el cual se define al hombre como un animal racional.
Logos dio lugar al humanismo cristiano, justamente a partir de la identificación en el evangelio de san Juan con el Verbo divino, con Dios.
Pero también hubo un logos renacentista y un logos neoclásico, así como un logos romántico. No ha habido movimiento cultural y literario de importancia que no haya partido de una reconceptualización del logos. Igualmente, el pensamiento filosófico moderno, muy diverso en temas y procedencias, no ha cesado de replantarse los grandes asuntos de la cultura griega, en términos metafísicos, existenciales, políticos y sociales.
Los esquemas de pensamiento de Hegel, Marx, Heidegger y Nietzsche, por muy alejados que parezcan han sido construidos en torno a diferentes visiones del logos como manifestación de los diversos humanismos.
Las vanguardias literarias y artísticas de comienzos del siglo XX, dadaísmo, futurismo, surrealismo, no han hecho sino replantearse la concepción del logos para sustentar sus apuestas creativas, mediante la indagación de temas como el sueño, el inconsciente, lo imaginario y la creación, como base de la realidad natural o artificial.
Y autores como Kafka, Becket, Ionesco, Brecht, participan de un enfoque nihilista que desconoce el ideal positivo y progresivo del logos, el cual ha venido sustentando la utopía humana. Para esos autores hace tiempo que entramos en un franco e irreversible proceso de deshumanización, visión que ha servido de fundamento a sus creaciones.
El postmodernismo de hoy debe ser considerado como una relectura del logos, de los diversos logos, cuya óptica principal es la ruptura radical con los esquemas de pensamientos clásicos y modernos, que se debatieron entre la razón y la emoción, entre la divinidad y la profanidad, entra la realidad social e individual, entre materialismo y espiritualidad.
¿Hacia cuál concepto de logos nos dirigimos en esta época marcada por el predominio de la imagen en contraposición a la palabra, de la ausencia de sistema de pensamientos y de valores espirituales, asentada en el predominio de lo sensual, lo casual, lo instantáneo y lo fútil, a imagen y semejanza de la tecnología de la información y la comunicación: instrumental, desechable y esencialmente lúdica y hedonista?
Por el momento no tenemos respuesta a esa pregunta cuya satisfacción será obra del futuro. Por ahora solamente tenemos seguridad en el pasado de la palabra logos, perspectiva desde la cual parte Bruno Rosario Candelier en sus obras para la construcción de la Poética Interior.
No siempre, hubo confianza y certeza en la verdad que encierra ese logos. Hubo autores como Jacques Derrida que han tratado de ignorarla y hasta desconocerla .Ese autor francés invitaba a la decons¬trucción de todo el andamiaje de la cultura proveniente del logos, del lenguaje y la razón logo céntricos.
Esa no es la actitud de Bruno Rosario Candelier. En la Poética Interior existe felicidad y complacencia en la creencia en el logos
En este autor todo va con todo. Esa noción atraviesa sus obras de los últimos años. La reciente producción, El logos en la conciencia, es un eslabón de la búsqueda de lo trascendente, cuya propuesta había sido esbozada en textos anteriores. En la obra El ideal interior, 2005 el autor plantea tres enfoques, tres métodos de que se vale la creación literaria, y en general el ser humano, puesto que en su concepto toda poética es también una filosofía y un a teología, de aproximación a la realidad: la realidad real, la cual es objetiva, histórica y concreta; la realidad imaginaria, que se labra en base a la subjetividad, la fantasía y la abstracción la realidad trascendente, que se caracteriza por ser sublime, metafísica y espiritual. (p.22).
En el XX aniversario del Ateneo Insular
Jubilosos celebramos el XX aniversario de la creación del Ateneo Insular y del Movimiento Interiorista. Esta conmemoración es un canto de exaltación a la literatura trascendente, a una vida de entrega y determinación; un canto al optimismo que impulsa al hombre a trabajar incansablemente por los demás, estimulando y promoviendo la literatura en los confines más insospechados del país, fomentando los valores que propician la producción de la más alta literatura.
No solamente reconocemos la obra portentosa que ha realizado Bruno Rosario Candelier, sino que, además, honramos a los escritores que trabajan sin descanso creando obras importantes, expresión de un ingenio fino: autores que sirven como entes multiplicadores de sus conocimientos y de la enseñanza adquirida, y que impactan de manera tangible y constante nuestra literatura y por tanto, la cultura de nuestro país.
Hoy, optimistas de ver como esta institución enriquece nuestra literatura, perdura en el tiempo e influye provechosamente nuestra cultura quisimos brindarles una entrevista con su creador el Dr. Bruno Rosario Candelier:
¿Don Bruno, explíquenos que es realmente el Movimiento Interiorista?
-El Movimiento Interiorista es la concepción estética mediante la cual se persigue, en primer lugar, incentivar en los escritores el cultivo de la realidad trascendente, la expresión del impacto que lo real produce en la conciencia y la plasmación de los valores interiores, así como el enfoque de la dimensión interna y mística de lo viviente y todo lo que pueda contribuir al desarrollo de la conciencia espiritual. El creador interiorista es el que sabe dar una mirada profunda y, en tal virtud, intuye un mundo en una gota de rocío, percibe la luz que la sombra oculta o siente la voz en los efluvios del Cosmos.
¿Qué metas se planteó el Movimiento Interiorista en sus inicios?
-El Interiorismo nació con el propósito de impulsar una literatura trascendente entre los escritores con sensibilidad espiritual y estética. Como meta pragmática, nos trazamos la creación de grupos literarios, la expansión del Interiorismo a nivel nacional e internacional, la publicación de obras inspiradas en el ideal interiorista y el impulso del desarrollo de la literatura dominicana desde la perspectiva interiorista para lo cual nos trazamos la meta de formar intelectuales y escritores con una alta conciencia literaria y un sentido humanizante y trascendente. Que la obra del creador interiorista canalice y promueva la energía interior de la conciencia mediante la palabra que ilumine y edifique.
Veinte años después ¿Cuáles son los logros y aprendizajes?
-Como logros podemos señalar, en primer lugar, la incorporación de importantes creadores de nuestro país a nuestra organización, que es el Ateneo Insular. El Ateneo Insular cuenta con más de cien escritores vinculados a esta organización literaria. En segundo lugar, contamos con grupos y escritores de diferentes países de América y Europa. A mi juicio, es el primer movimiento literario dominicano que se internacionaliza. En tercer lugar, muchas personas comenzaron desde cero en literatura ya han alcanzado un desarrollo literario a partir del desarrollo intelectual y estético que impulsa el programa de formación de nuestro movimiento en las reuniones del Ateneo Insular mediante el estudio y la creación literaria. En cuarto lugar, contamos con escritores que han publicado obras inspiradas en los ideales del Interiorismo.
Es un logro también el hecho de que, a nivel general, se conoce la existencia del Movimiento Interiorismo. El aprendizaje depende de cada persona. Habría que preguntarle a cada miembro cuál ha sido su aprendizaje en particular. Ahora bien, como institución sabemos que hemos madurado. Podría decir que ha sido un logro magnífico el hecho de permanecer activos durante veinte años. Anterior a la existencia del Ateneo Insular y el Movimiento Interiorista, las organizaciones de escritores no pasaban de tres años de vida grupal: se desintegraban a los dos o tres años. Nosotros cumplimos veinte años de existencia continua, con encuentros mensuales, con reuniones semanales en los grupos y con intercambios periódicos entre los intelectuales del Movimiento a nivel nacional e internacional, así como con reuniones y congresos en el país y en el extranjero.
Hemos celebrado congresos y coloquios; conferencias y tertulias, talleres y recitales en centenares de encuentros literarios en las principales poblaciones del país. Eso es un récord que entraña un gran aprendizaje, porque la experiencia enseña métodos, enriquece experiencias, permite tener un conocimiento de los seres humanos, conlleva el logro de una disciplina y la coparticipación de motivaciones y entusiasmo. Nosotros seguimos una disciplina que nos ha permitido celebrar reuniones con un plan de trabajo realizado en armonía, respeto y seriedad. No nos reunimos para tomar bebidas alcohólicas ni para hacer parrandas y francachelas: procuramos la formación intelectual que nos permite orientar la creación literaria, incentivar el conocimiento profundo de la literatura y canalizar las inquietudes y la vocación intelectual y estética que determina la vida de un escritor para asumir esta vocación con amor, dedicación y entrega solidaria.
¿Qué aporta el Movimiento Interiorista a sus miembros? –
El Interiorismo les ofrece una propuesta estética a los escritores para que escriban una literatura trascendente, para que superen la creación de una obra superficial y, sobre todo, para que planteen verdades profundas a través de la creación literaria. No es simplemente la expresión de la belleza; buscamos la verdad que ilumine mediante el sentido trascendente; el contenido que edifique la conciencia, con la mirada profunda; el planteamiento que connote una onda de vibración trascendente y, sobre todo, que produzca una sabiduría que alumbre la conciencia. Esa es la dimensión profunda mediante los postulados que presentamos como propuesta de creación.
¿Puede consignar el aporte de algunos interioristas?
-Es importante consignar el aporte que han hecho unos cuantos interioristas. Tenemos muestras creadoras de autores como José Frank Rosario, Pedro José Gris, Ramón Antonio Jiménez, Sally Rodríguez, Iki Tejada, José Acosta, Tulio Cordero, Manuel Salvador Gautier, Miguel Solano, Pura Emeterio Rondón, Emilia Pereyra, Guillermo Pérez Castillo, Ángel Rivera Juliao, Carmen Pérez Valerio, Fausto Leonardo Henríquez, Carmen Comprés, Roberto José Adames, Ofelia Berrido, Leopoldo Minaya, Argelia Aybar, Teresa Ortiz, Arsenio Díaz, Fari Rosario, Farah Hallal, Noé Zayas, Henry Santos Lora, Valentín Amaro, Sélvido Candelaria, Melania Rondón, Oscar Holguín-Veras, Eduardo Gautreau de Windt, Johanna Goede, Bárbara Moreno, entre otros. Los poetas místicos dominicanos son interioristas, como Freddy Bretón, Tulio Cordero, Fausto Leonardo Henríquez y Teresa Ortiz de Machuca.
No solo yo, como creador del Movimiento Interiorista he hecho un aporte estético a través de la propuesta estética, además de mi novela de inspiración mística, que es El sueño era Cipango. Ofelia Berrido publicó una novela metafísica, El Sol Secreto. Manuel Salvador Gautier tiene también una novela metafísica, como es El asesino de las lluvias, con una dimensión interiorista. Poetas como José Frank Rosario, Guillermo Pérez Castillo, León David, Ángel Rivera Juliao, Fari Rosario, Noé Zayas y Farah Hallal tienen una excelente obra metafísica en poesía. Nuestros narradores y poetas están redimensionando una literatura trascendente en las letras dominicanas.
Además, valiosos creadores internacionales se han identificado con el ideario interiorista, entre los cuales quiero citar a Teodoro Rubio, Juan Miguel Domínguez, José Nicás, Gonzalo Melgar, José Félix Olalla, María del Carmen Soler, Emilio Rodríguez González, Clara Janés, de España; María Antonietta Ferro, de Italia; fray Paul Dupuis (fray Pablo de Jesús), de USA; María de los Ángeles López Alfaro, de Honduras; David Escobar Galindo, de El Salvador; Marco Martos, de Perú; Ana María Bankay, de Jamaica; Ana Luz García, Miladys Hernández Acosta y Teresita Hernández, de Cuba; Roberto Fernández-Valledor, Luce López-Baralt y Ángel Darío Carrero, de Puerto Rico, entre otros.