Crítica
Escribir para el cine

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No me siento cómoda con nuestro cine dominicano… Confieso que se me dificulta sentarme frente a la pantalla para presenciar las comedias dominicanas, donde usualmente se maltrata el lenguaje, se relaja con nuestra identidad e, igualmente, se menosprecia o ridiculiza lo nacional.

Indudablemente, en estos caminos y en otros aledaños, cometemos los mismos errores de siempre: nadamos  y nadamos en círculos y, por ende, no llegamos a ningún lado. Contamos con una ley de cine, y si avanzamos retrocedemos en igual medida.

Muchos encuentros  terminan con las mismas conclusiones: debe atenderse el tema de la educación (dolor interminable en nuestro país), la capacitación (entre otros temas), y ahora agregaría: la voluntad real del Estado en que vivimos que, por demás, no tiene nada de democrático, lo que dificulta muchos proyectos que podrían tener buenas intenciones.

En este viscoso charco de inconformidades, veo con agrado este curso que anuncia la Escuela de Diseño de Altos de Chavón: “Escribir para el cine”, calzado con el propósito de promover las técnicas y sensibilidades narrativas necesarias para narrar una historia envolvente al tiempo  que enseña a los participantes a trabajar en el guión argumental para el cine.

Este curso está pautado para realizarse el próximo lunes 7 y hasta el 11 de enero, y estará a cargo de Pedro Cabiya.

En ese texto que promociona este curso destacaría dos puntos esenciales: sensibilidad narrativa e historia envolvente, dos aspectos a tomar en cuenta como punto de partida. El cine dominicano tiene un gran recorrido por delante.

Ojalá que nuestras próximas producciones cinematográficas contaran con estos dos puntos claves, pues no descalifico ni a los actores, ni al esfuerzo técnico que se realiza; pero confieso que tengo hambre de buenas historias, que gocen de un buen guión… el cine dominicano deberá traspasar sus fronteras… talento hay de sobra.

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