CRÍTICA
Ficción teórica “a la dominicana”

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¿Es el libro de Julio César Núñez, “Utopía dominicana” –nivola gráfica- nuestra primera ficción teórica? Sin duda, porque no tenemos, desde el siglo XVI hasta hoy, si no yerro, ninguna obra escrita al modo de los clásicos como Platón y su República, Agustín de Hipona, La ciudad de Dios; Tomás Campanella, La ciudad del sol: Nicolás Maquiavelo, El príncipe; Tomás Moro, Utopía; James Harrington, Océana; y Juan Jacobo Rousseau, El contrato social.

Por el alto grado de ficción literaria, solamente Utopía, de Moro, merece tal nombre. Pero el término se ha ampliado bastante y toda obra que plantea una forma no vista antes de gobernar a las sociedades humanas, cae dentro de esta categoría que, a no ser por semejante elasticidad, la obra de Harrington no calificaría, ni las demás, en el orden cronológico que le he atribuido. Regla de la cual no escaparía “Utopía dominicana”. Para la mayoría, véase la descripción que de cada una de estas ficciones elabora George H. Sabine en su libro “Historia de la teoría política” (México: FCE, 1991. 1ª ed. 1937)

¿Qué es “Utopía dominicana para el autor? Él recaba dos vías intelectuales. La primera, define el término utopía: “Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.” (DRAE) La segunda, apela a la definición del género por parte de Miguel de Unamuno, uno de los filósofos favoritos del autor: “Nivola. Novela en la cual el protagonista encarna una idea o una pasión que le impedirá relacionarse con el mundo con normalidad.”

¿Cómo define Núñez su obra?: “Más que una sátira o una creación ficticia- ]es] una denuncia contundente de la corrupción, el abuso de poder y la mediocridad, que desde que Cristóbal Colón pisó tierra en este continente, hace más de 500 años, reina en la Española.” En consecuencia, para obrar en contra de ese sistema implantado en nuestra tierra durante más de cinco siglos, el autor informa: “La ‘Revolución de abril’ no fue nada más que una chispa, un abrir y cerrar de ojo, un breve episodio bélico en una larga y cruel historia… He aquí… una revolución verdadera, en la que todo, absolutamente todo cambia.”

¿A quién no está dirigida la nivola?: “CONSEJO. Si por casualidad usted, amigo lector, es un niño –ya sea por su edad cronológica, o por falta de desarrollo emocional e intelectual (o debido al patriotismo barato que abunda en nuestro país)- y tiende a rechazar la realidad tal y como es, por favor deténgase aquí ¡ahora mismo! Y vuelva a sus quehaceres cotidianos; pues, definitivamente, ¡esta obra no es para usted!

¿A quiénes está dirigida la nivola? En la contraportada se aclara la pregunta:”Para ti, dominicano de verdad, que te duele la patria y no soportas más la corrupción y el libertinaje a todo nivel de la sociedad. Para ti, que sufres en carne viva la violencia sin precedente, más la barbarie y criminalidad rampante, que actualmente azotan al país de arriba abajo. Para ti, que ya ¡ya! Estás harto de apagones, la escasez crónica de productos y servicios básicos, más crisis, crisis y más crisis, fraudes, escándalos y abusos. Para ti, juventud dominicana, en cuyas manos está el futuro de nuestra patria… Para ti, dominicano práctico, que buscas soluciones para los problemas nacionales, pero sólo encuentras ineptitud gubernamental, más engaños, excusas y mentiras de políticas, oficiales (militares y empleados del Poder Ejecutivo, legislativo y judicial), miembros de la ‘sociedad civil’ y ‘empresarios’ vividores…”

En la página 12, antes del capítulo 1 (Nota del autor), hay una ilustración que figura a un hombre preocupado que escribe y una mujer que duerme a pierna suelta en la cama. La nivola de Núñez debió haber sido ilustrada de ese modo, capítulo por capítulo, pero el autor aclara que el ilustrador le cogió miedo al texto y abandonó como un cobarde la tarea, es decir, que se huyó, como Tomás el de La Talanquera, en momentos en que la patria le necesitaba. Esta es la razón en virtud de la cual la nivola es gráfica, y no ilustrada, como los paquitos o novelas ilustradas que se leían en todo el país al momento del ajusticiamiento de Trujillo y que nos venían de México, impresas por la editorial Novaro. Al estilo Dick Tracy o Mandrake, el Capitán Águila o el Fantasma. Hubiésemos tenido una verdadera novedad entre ilustración y literatura popular. No sucede lo mismo con las fotos, pues enfrían el texto. 

Esa nota del autor es interesante por dos temas: 1) nos dice lo que no será la utopía: “Cuando empecé a escribir este libro, lo primero que hice fue elaborar una larga lista de políticos, militares y ‘empresarios’, activos y jubilados, que merecen ser fusilados por el gran daño que han hecho, hacen y –si Dios, o un líder de verdad, no mete su mano- seguirían haciendo al pueblo dominicano.” (p. 13)

¿Qué es este país o pueblo dominicano?, pregunta el autor, quien todavía no es el  narrador: “Lamentablemente, [la] República Dominicana se ha convertido en un verdadero ‘cambalache’, donde, como dice el viejo tango de Enrique Santos Discépolo: ¡Hoy resultado que es lo mismo/ser derecho que traidior!/¡Ignorante, sabio, chorro,/generoso o estafador!/¡Cualquiera es un señor,/Cualquiera es un ladrón!” (Ibíd.)

El autor piensa –es un lugar común- que “la democracia, que tan bien complementa el capitalismo, ha sido el mejor sistema de gobierno que hasta ahora haya concebido el hombre para un pueblo plenamente consciente de sus derechos y responsabilidades.” (Ibíd.) Pero el corolario es que como el pueblo dominicano no es “plenamente consciente de sus derechos y responsabilidades”, es decir, que no tiene conciencia política ni conciencia nacional, como decía Américo Lugo, y tampoco tiene conciencia de clase, como decía Juan Bosch, es por eso que este último concibió como solución final la dictadura con respaldo popular. Pero la nivola de Núñez, ante esta incociencia de sus derechos y responsabilidades, más lo apuntado por Lugo y Bosch, le ha planteado al pueblo dominicano una solución, también final: “en las siguientes páginas evoco una dictadura absoluta, en la que un hombre, íntegro pero de carne y hueso, dispone, ejecuta y hace ley.” (p. 14) Claro, es un líder, un hombre íntegro personalmente y con el valor de la excelencia. Veremos, al leer la nivola, cuál es el desenlace de esas dos virtudes en un pueblo con las características apuntadas más arriba.

El segundo tema es importante en sus dos vertientes: “Concebí esta obra en forma de ‘novela gráfica’ (la próxima página muestra cómo pudo haberse ilustrado); pero –como no encontré un dibujante con suficientes agallas o talento para realizar mi deseo-, decidí ejecutarla yo mismo (no he tenido, ni he deseado, corrector o ‘editor’; los errores –ortográficos, gramaticales, estilísticos o de hecho, al igual que las ‘infelicidades coloquiales’-, son míos; el único responsable de la concepción, el contenido y la ejecución de esta obra, soy yo), de manera que: el lector tendrá que usar su imaginación ‘al máximo’ para entender mejor lo que he tratado de expresar (acepto los defectos, pero para nada me interesa ningún mérito que pueda atribuírsele a esta obra.” (p. 15)

Para adquirir la obra, escribir a www.utopiadom.com o dirigirse al autor: jnunezutopia@gmail.com

¿Quién es el autor y qué estudios ha realizado? (Lo diré la semana próxima).

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