MÉXICO. AFP. El gobierno de México y la comunidad internacional criticaron ayer la ejecución del preso mexicano Edgar Tamayo en Texas, un estado del sur de Estados Unidos, mientras crece la preocupación por el destino de otros mexicanos condenados a muerte sin el debido proceso.

La ejecución de Tamayo «y el no reconocer la aplicación del debido proceso como lo mandató la Corte Internacional de La Haya (…) genera un mal precedente (…) ante cualquier caso, del ciudadano de cualquier nación» en Estados Unidos, dijo el presidente de México, Enrique Peña Nieto, en Davos (Suiza), donde se encuentra de gira.

Por su parte, el vocero de la Alta Comisionada de Naciones Unidas, Rupert Colville, lamentó «profundamente» desde Ginebra que Texas haya procedido a la ejecución del mexicano «a pesar de las solicitudes y presiones diplomáticas por parte del gobierno mexicano y del Departamento de Estado del gobierno de Estados Unidos para detenerla».

La Unión Europea, Francia y diversas ONG internacionales también rechazaron la ejecución de Tamayo, un mexicano de 46 años declarado culpable de asesinar a un policía estadounidense en 1994 y que, tras 20 años de reclusión, recibió el miércoles una inyección letal en Huntsville (Texas).