BRASILIA (AFP).- El discurso papal que trató de “sectas” a las iglesias neopentecostales fue rechazado por líderes de esas confesiones, que tuvieron un gran avance en los últimos años en Brasil, y causó sorpresa en un país acostumbrado a la convivencia religiosa.

“Ya estamos acostumbrados a esa visión monocrática (excluyente) del Vaticano”, comentó el diputado Robson Rodovalho, obispo de la confesión neopentecostal “Sara Nuestra Tierra”, que tiene 650 templos y reivindica un millón de fieles en Brasil.

“No somos sectas. Tenemos fundamentos de fe cristianos, aunque con otras referencias litúrgicas, tal como sucede dentro del catolicismo, donde los carismáticos tienen otra liturgia sin que los traten de sectarios”, dijo Rodovalho a la AFP.

Durante su visita a Sao Paulo, Benedicto XVI dijo el viernes que “las personas más vulnerables al proselitismo agresivo de las sectas, motivo de justa preocupación, e incapaces de resistir a las embestidas del agnosticismo (…), son generalmente bautizadas sin una evangelización suficiente”.

Esas personas son “fácilmente influenciables, porque poseen una fe fragilizada y, a veces, confusa, vacilante e ingenua, aunque conserven una religiosidad innata”, añadió, y llamó a los prelados a “no economizar esfuerzos en la búsqueda de los católicos apartados” de la Iglesia.

   “Esa opinión (del Papa) dificulta el diálogo, especialmente cuando debemos hacer un gran esfuerzo para construir una fe cristiana para luchar juntos por los valores y los principios de la familia”, añadió Rodovalho, un legislador del Partido Demócrata (oposición de derecha).

   Afonso Soares, profesor de teología en la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo (PUC-SP), constató una “polivalencia del discurso” de Benedicto XVI, que “por un lado tiene gestos ecuménicos como el de recibir a representantes de otras religiones, y por el otro da ese tropiezo, al hablar de sectas”.

   “Eso demuestra cierto desconocimiento de cómo se vive la realidad eclesial en Brasil, donde los nudos teóricos se han resuelto en la práctica, en celebraciones eucarísticas conjuntas o en la lucha común contra la injusticia y la pobreza”, dijo Soares en una entrevista telefónica.

   El obispo católico de la localidad colombiana de Engativá, Héctor Gutiérrez, negó cualquier intención ofensiva en la declaración del Papa.

   “El término sectas no puede ser considerado ofensivo, es una palabra con la cual se ha designado a opciones religiosas muy diferentes”, afirmó el prelado, designado vocero de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam) que será inaugurada este domingo por Benedicto XVI en Aparecida (estado brasileño de Sao Paulo).

   “La Iglesia católica siempre tiene sus puertas abiertas para conversar y dialogar con ellos (los neopentecostales), teniendo en mente que, como en todo, hay cosas en las que no se puede negociar”, dijo Gutiérrez a la AFP.

   Brasil, con casi 190 millones de habitantes, es el país con mayor número de católicos del mundo, pero en los últimos diez años éstos se han reducido drásticamente, de 74% a 64% de la población, en tanto que los evangélicos aumentaron de 11 a 17%, según una encuesta del instituto Datafolha.

   La pérdida de influencia de la Iglesia católica se dio principalmente en las regiones metropolitanas, y los analistas tienden a atribuirla al éxodo rural hacia suburbios donde los pentecostales, muy activos en esas zonas, les ofrecen nuevos marcos de referencia.

   El diputado socialdemócrata (opositor) Julio Rodecker, de la Iglesia de Confesión Luterana de Brasil, consideró normal que la Iglesia católica quiera recuperar terreno, pero se mostró “preocupado” por la intransigencia mostrada por el Papa, que condenó el aborto y preconizó la castidad antes del matrimonio.

   “Hoy la religión es algo que debe servir para mejorar la vida humana, y para eso hay que tener paternidad y una maternidad responsables. No se puede crear hijos que después no se puede educar”, dijo Rodecker a la AFP.