CRÍTICA
Utopía de los vínculos, poema épico

<STRONG>CRÍTICA<BR></STRONG>Utopía de los vínculos, poema épico

Es imposible leer el poema “Utopía de los vínculos” (SD: Taller, 1982) de Cayo Claudio Espinal  sin el contexto teórico expuesto por Manuel Rueda en su conferencia del 22 de febrero de 1974 y que encabeza su libro “Con el tambor de las islas. Pluralemas” publicado el 1 de diciembre de 1975 por Editora Taller.

Aclaro de inmediato. No es que el análisis del valor poético    de “Utopía de los vínculos” dependa de la teoría expuesta por Rueda. El poeta Espinal ha escogido de esa teoría únicamente una raya roja vertical que integra y separa los bloques y la tinta roja y negra que los delimita, una de las nociones claves del pluralismo fundado por Rueda. ¿Cómo lo define Rueda? Así: “El bloque poético multidimensional que sustituye aquí al verso en su horizontalidad única abre el espacio a nuevas dimensiones. Leer un bloque significará moverse, no sólo hacia adelante, sino hacia atrás, hacia arriba, hacia abajo y en diagonal, lográndose todas las combinaciones que el ánimo, el capricho o la agudeza del ojo deseen.” (op. cit. P. 15)

Pero sucede que no solo “Utopía de los vínculos”, sino cualquier poema, dado el carácter vocal  de los signos ordenados en el discurso merced a la sintaxis, tiene que ser leído en su horizontalidad o sintagmática sin eludir ese carácter vocal y no hay método de análisis de textos (poética, estructuralismo, estilística, etc.) que no esté obligado a operar de esa manera. Es decir, que por más que usted lea de abajo hacia arriba, de derecha  a izquierda o en diagonal, incluso como leyó Saussure los anagramas analizados por Jean Starobinski en su libro, será siempre de manera vocal que habrá de leerse. El concepto de prosodia, propio de la poética meschonniciana, se define por el trabajo del consonantismo y el vocalismo como un significante cuya unidad con dominante es el consonantismo, el cual no anula al vocalismo, como sucede con la teoría del signo, la cual anula el significante y el significado funciona por la totalidad del signo. Un juego incesante de la prosodia en todo texto son los paragramas y los anagramas: presentes en “Utopía de los vínculos” desde la primera hasta la última línea.

Por eso, yo puedo prescindir totalmente  del formalismo de las rayas verticales usadas en “Utopía de los vínculos” y leer ese texto como pluralidad de sentidos de un discurso que funda una épica y una poética de la historia dominicana o, al menos, del período de fundación de la República. Las rayas verticales y los colores rojos de ciertos bloques, llamados fragmentos en todos los métodos de análisis de textos, no son otra cosa que elementos del grafismo de la obra.  Por lo tanto, es necesario situar en este siglo XXI el discurso de Rueda a fin de situar el complejo de metaforizaciones musicales aplicadas a la escritura y las confusiones lingüísticas que funcionan como sentido común de la estilística tradicional. Razón por la que un texto como “Utopía de los vínculos” no puede ser analizado con los conceptos del pluralismo de Rueda, pues dichos conceptos no tienen ningún poder de conocimiento de una obra poética. Esto significa que la teoría del pluralismo no pasó de ser una moda que sucumbió con su época.

No necesariamente son moda, sin embargo, algunos textos que fueron escritos bajo la advocación de la teoría del pluralismo ruediano, como intentaré probarlo con este de Cayo Claudio Espinal, titulado “Utopía de los vínculos”, pues en este caso la teoría, al no ser un poderoso método de conocimiento, empobrece los textos que se escriben bajo su influjo. Y si se es poeta de verdad, los textos escritos por tal poeta sobrepasan la teoría con la cual están hechos simbólicamente.

Mi relación con “Utopía de los vínculos” es de lectura constante. Entre 1982 y 1985 la analicé junto a mis estudiantes de Letras en la UASD. Y en esta última lectura, hecha en abril de 2010) he encontrado una cantidad impresionante de grupos consonánticos que se me escaparon en aquellas primeras lecturas de 82-85. Lo que significa que el sistema dominante del consonantismo en el poema emerge con las nuevas lecturas. Y emerge también la actualización de un léxico que trabaja la oralidad del español que se hablaba entre 1844 y 1861, antes de la anexión a España. Y la escritura da cuenta de esta oralidad con la activación de un léxico que va de lo arcaico a lo erudito. Por ejemplo, he numerado las páginas del 1 al 29, pues el autor no numeró las páginas del libro. Así el lector, si tiene el texto, puede seguir una a una las referencias a que aludo.

El léxico que activa el poema no debe ser leído sino en su contexto discursivo, pues es de sentidos de lo que se trata, no de signo ni palabra aislada. El primer fragmento de la obra dice así: “En el principio era el sueño casa de llorar, la primera casa del hombre. La criatura hizo el sueño, el sueño se apoderó de la criatura y le dio la historia.” (p.1) Y la última línea de la p. 28 termina así: “Habían creado la Patria.” Y la frase final del poema dice así: “No duermen, se cortaron los párpados: a toda hora es el sueño en el que esperan la gesta necesaria.” (p. 29)

Este fragmento y estas frases poéticas semantizan la creación de la patria (simbolizada por la casa y el sueño= el ideal duartiano) por parte de unos sujetos (simbolizados por los hombres y las figuras heroicas del Tataradeudo, el Transbisabuelo y el Abuelo, acaso Duarte, Sánchez y Mella, pues no se olvide que el poema está dedicado al fundador JUAN PABLO DUARTE, escrito en mayúsculas. Y esa casa o patria, creada por el ideal o sueño es, a través de todo el poema, una construcción inacabada. Véase si no el último fragmento del poema donde los sujetos que heredaron la casa creada por el sueño siguen vigilantes a la espera de “la gesta necesaria”.

La creación de la casa por el sueño o ideal duartiano es casa del sujeto de la escritura del poema y de todos (p.29) y lo que une a todos con la casa es el Vínculo, que “unas criaturas transportan”. (p. 3) (Continuará).

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