CRÍTICA
Utopía de los vínculos y efectos prosódicos

<STRONG>CRÍTICA<BR></STRONG>Utopía de los vínculos y efectos prosódicos

El trabajo de la prosodia, elemento importante del ritmo en Utopía de los Vínculos, de Cayo Claudio Espinal, organiza el sentido y el léxico a partir de los grupos consonánticos en pr (principio), pr (primera), br (hombre) y kr (criatura, dos veces), como generalización de la escritura desde el primer fragmento al inicio del poema.

El ritmo del poema es fundamentalmente consonántico en Cayo Claudio Espinal. ¿Cuáles efectos surte? Una generación de grupos biconsonánticos y a veces de tres consonantes (str, en maestros, distraigas, monstruo, p. 4 y nsb en transbisabuelo, p. 1, bstr, en abstractos, p. 10) que orientan el ritmo poético de las palabras y construyen en el discurso una poética de la historia y luego  someten semejante proyecto a una incertidumbre constante. O sea, a una desestabilización de las creencias históricas a lo Américo Lugo.

Desde la primera página hasta la última (la 29), este consonantismo que funda el texto no dejará de funcionar en todos los bloques escritos con tinta roja o negra, incluso de manera especular, es decir, que los grupos consonánticos pr, br, kr, tr, gr, bl, dr, gl, kl, fr, etc., también funcionan en el poema invertidos: rp (cuerpos), rb (turbados, árboles), rk (arcos), rg (amargos), lb (alba), rd (verdades), rd (arden), lg (algo, alguna-os, lk (alcanzar), fr (náufragos) y una saturación de tr en p. 7 con las palabras triplánica, tripudiar, trituración, trivio, tridividir y trasoñar, grupo consonántico que pasa a la página 8 con tres, dos veces, trasvalada, introito, monstruo y Transbisabuelo, así como triple tremor, construyó.

¿Trabajo consciente o inconsciente? Todo texto es más inconsciente que consciente, pues este último término implica programación del sentido. De antemano, por supuesto. Pero lo importante es que este consonantismo es un funcionamiento en Utopía de los Vínculos. Y eso es lo que el crítico debe analizar para dar cuenta de los sentidos.

Por ejemplo, el consonantismo en todas sus variedades, explicado más arriba, es responsable de un enjambre de palabras generadas a partir de tales grupos de consonantes. Y tienen tales grupos un efecto en la producción de un léxico que emula en el poema lo arcaico y lo culto. Por ejemplo: greyes de relámpagos (p. 2), sonambulismo de los verbos, deseo de tripudiar, tridividir lágrima, el piso del trasoñar (p. 7); cosecha del asco y del fallir (p. 8); las regiones de los resistideros (p. 11) los masacraban los abandonismos (p. 13) rubias lenguas moventes, no implantes la acabación (p. 14) la varonía se fue a la lucha al hembrear de los confines (p. 15); y combaten la invasión y los podrimientos (p.16); Quién de nuevo podrá antiguar nuestras murallas, entre el bestiaje y la ilusión (p. 17).

Asimismo, hay en el texto otros arcaísmos y cultismos que remedan el registro del español escrito de las primeras cuatro décadas del siglo XIX: el cutir de las armas, en la ruinera de la mansión (p.21); era el triunfo del memorismo, invitados a yermar, el tumultuar de la extranjería (p. 22); acometed con internidad, Salid del espejar (p. 23); Los soldados caían y era la llorera, la plaza estaba llena de mendigantas, La celajería de yos asustaba (p. 24). Este “yos” merece una línea explicativa. No es pronombre pluralizado, sino sustantivo definido así: cierta planta que segrega un jugo lechoso cáustico usado para cazar pájaros. ¿Se puede ir más lejos en la búsqueda de palabras raras? ¿O efectivamente es el plural defectuoso –yoes- del pronombre yo? ¿El poeta Espinal ha bebido en la fuente de la botánica? Y por último, lloraba la giganta con su coro de aturdidos (p. 24).

La página más prolífica en palabras arcaicas, raras e incluso anglicismos es la 25. Veamos: se hizo la dormición; sus cabellos entenebraban; una eterna corriente la eyectaba con su gritada; todo es mí es quitamiento; reina de la horrura; La nadante entraba a una era de susurraciones; En la matación quiero acamar/en mi devotería y mis pistilos/seré conviviente y escudo (p. 25)

En p. 26 existen estas menciones: en la cima que hace fallir; seré máquina de ensurdecer; rasguearé y no tendrán abrigadero; haré conocer el desuncir; la curvería que entra violenta; la emersión de los pechos; el resistidero. Y en la 27, estas otras: no le des al débil tus marañas y tu ruinera; lloraban los fabriqueros; en el lastimamiento; hitaban los brillos de las espadas. Y en la p. 28: cruzaban el anieblar; las fuerzas suerteras estallaban contra los cuerpos; trasmataban en los edificios antiguos; buscaban el rehundir; en el valle de los exigideros; no había explicaderas en el sacamiento de la muerte; allí dio su sangre el desmurador; era crecedero el punzar horrible; La guerra infernaba; la bestia dejaba su temible hociar; la dentellada y su atroz descolmillar; huían dirigiéndose a la zona de la arenisca, temosos; el ejército divisor recogiendo los cadáveres en la soñación.

¿Cuál es la estrategia de estas palabras antañonas? Producir un discurso, o prestárselo más bien, a los hombres que descalzos, con machetes y lanzas y algunas armas de fuera, puros campesinos, se internaron en las campañas del 44 y crearon la patria, patria de todos. Si nos internamos en algunos campos del país, sobre todo en el Cibao, oiremos en boca de los campesinos muchos de estos vocablos empleados por Espinal en Utopía de los Vínculos. El texto ha reproducido un estado diacrónico del español dominicano del siglo XIX y del oral lo ha trasladado al registro escrito que mima la antigüedad de la guerra de independencia y el lenguaje de aquellos macheteros.

Pero Utopía de los Vínculos va de la guerra de independencia a la creación de la Patria, casa de todos, a la ruinera de esa misma patria, ya que la Anexión, la ocupación norteamericana y la dictadura de Trujillo la dejaron en la inopia. Palabra esta que ya es casi un arcaísmo, pero que describe mejor que cualquier otra la ausencia de Estado nacional porque lo han impedido la falta de conciencia política y de conciencia nacional de los dominicanos, al decir de Américo Lugo.

Para el poema-Espinal, desde “Acontecen neblinas” hasta “Clave de estambre” lo realmente existente es un país de lo nulo. Cada vez más intelectuales, que antes se resistían a considerar la inexistencia de un Estado nacional con sus características estudiadas por los sociólogos y politólogos más coherentes, han pasado a la constatación simple de su ausencia debido a que la práctica cotidiana les demuestra que elecciones tras elecciones cada cuatro años la patria de todos es la del patrimonialismo y el clientelismo, la corrupción, el cinismo de quienes encarnan los poderes públicos y que ese “pobre pueblo” que vota por lo que sea ha sido domesticado y anestesiado hasta la degradación total. Es un neblinazo de polen lo que se advertirá en “Comedio” y “La mampara”. La máscara y la pantalla opaca cubren la isla mientras la cultura “light” se enseñorea de todo. La patria es el negocio de los políticos, mientras la mayoría de los intelectuales calla. ¡Que duerman en paz y sigan pegados con coquí a sus pequeñas prebendas!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas