Crónica de Europa

Crónica de Europa

EDUARDO DELGADO SUÁREZ
Las carreteras y autopistas españolas en julio y agosto están abarrotadas por decenas de miles de vehículos que transportan marroquíes (los antiguos moros) no sólo desde cualquier punto de España sino también procedentes de Europa, trasladándose principalmente a los puertos de Málaga y Algeciras donde embarcarán en cualquier Ferry que los lleve a Marruecos, la patria de ellos o de sus padres. Van cargados, más allá de lo que permiten las leyes de tráfico, de toda clase de enseres para sus casas, para vender o de regalos y los automóviles que usan no son los trastos viejos y desvencijados de hace 10 ó 15 años. Las estaciones de servicio a lo largo de la ruta, con sus servicios de cafetería, restaurantes e higiene, ya no son, en esos períodos, los puntos de descanso apetecidos por otro tipo de viajeros, que ya no se atreven a dejar en ellos el coche sólo, sin vigilancia.

A fin de julio y de agosto, se invierte el tráfico de estos vehículos, que regresan a los lugares donde viven o donde nacieron sus pasajeros, en España o Europa. Son parte de los quince millones de musulmanes que viven en Europa y aquellos que habitan en España, al cruzar por El-Andalus, como llaman a las tierras que ocupó el Califato de Córdoba, o los Reinos Taifas en que se descompuso, les explican a sus hijos que todo esto fue suyo durante 700 años y que de una manera u otra les pertenece. En este momento de confusionismo y pánico que vive Europa tras los atentados de Madrid y Londres, ¿cómo podrían identificarse los terroristas infiltrados en esta masa de cientos de miles de viajeros?

Tony Blair, el Primer Ministro Británico, antes de irse de vacaciones, anunció el 7 de julio una serie de duras medidas contraterroristas, diciendo “Las reglas del juego han cambiado”. Esto es muy fuerte en un país como Inglaterra siempre abierto a todo tipo de refugiados y entre otras cosas dijo: “Entrar en Gran Bretaña no es un derecho y vivir en ella implica un deber”. Se acabó la ficción multicultural, tan del gusto de los liberales y que sin duda ha dificultado la asimilación política de las nuevas generaciones, muchos de cuyos componentes solo tienen de inglés el pasaporte por haber nacido allí. Debe esperarse una oleada de medidas, reforzando la deportación, la duración de las detenciones preventivas, el rechazo al asilo político, etc. etc.

En España, la “Esquerra Republicana de Catalunya”, partido separatista que tiene 28 diputados en el Parlamento Catalán y sólo 8 en el Parlamento Español, pero que por la debilidad del Partido Socialista, es piedra fundamental para poder el gobierno de Zapatero obtener mayoría simple en ambos Parlamentos, acaba de presentar en Madrid su propio proyecto de reforma constitucional, según dicen ellos, “sin complejos”.

Consiste en lo siguiente: Desaparece España que se reemplaza por la “Federación Española”, la soberanía nacional se atribuye a cada una de las naciones, nacionalidades y regiones de la antigua España, federalismo plurinacional, derechos históricos reconocidos a los miembros de la federación, reconocimiento del derecho de secesión de los mismos como en Canadá o en la UE, suprimir la función del Ejército como garante de la unidad de la Patria, modificar el Senado, el TC, y el Poder Judicial al servicio de la nueva Federación etc., Finis Hispanie. Adiós a España. Esta propuesta no tiene la menor posibilidad de prosperar, pero el Presidente Zapatero deber reaccionar ante esta y otras tantas indignidades y revisar su política de alianzas.

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