Crónica de una noche de entrega de medallas
de los Casandra

Crónica de una noche de entrega de medallas <BR>de los Casandra

Ya lo decía en la mesa que compartía con Félix Manuel Lora, Napoleón Beras, Arturo Rodríguez y José Rafael Sosa entre los más cercanos incluyendo a Susana Silfa y Magdalena Díaz, que el Casandrita se está convirtiendo en una actividad que los artistas disfrutan mucho más que la ceremonia oficial de entrega de los Premios Casandra.

La entrega de las nominaciones de Acroarte se ha enriquecido con la inclusión de premiaciones y reconocimientos a artistas y comunicadores, además de que es un espectáculo en sí mismo.

Abrazos y aplausos exentos de envidia y de competencia hacen de ese encuentro una verdadera fiesta del arte.

Nos encantó ver a Papa Molina con su media sonrisa y su eterna y cálida timidez. Ver a La Vieja Fefa siempre nos hace sonreír, pero ¿quién la vistió tan formal que no se parecía a ella?

La alfombra roja, los vestidos vaporosos, los camarógrafos, el seguimiento de Nelson Guillén a la transmisión del 13, el nuevo trabajo de Angel Garden que declara a cada instante su anhelo de ver bajar otra vez «la luna sobre el Jaragua».

Luis Medrano y sus divas esparcidas en el salón. El cariño y el talento de René Brea. La colita de Tommy García que nunca deja a su amada Laura ni su graciosa forma de contar las cosas que vive.

Pirincho, el representante del Jeffrey siempre se toma las cosas muy elegantemente, ese traje negro no falla. Y la pícara forma en que se conduce El Prodigio –como quien no quiere la cosa– y que le granjea tanta simpatía.

No pudimos mantenernos al margen de la pequeña tensión que se movía de la mesa del mismo Michel y el Sexappeal, salsa morena en combate. Qué lindo Waddys Jáquez, con sus bolsillos contrastando con el traje en total armonía. Me gustó ver y oír a Jorge Taveras y a Vinicio Franco y a Joseito. Ver a Grissell y a Corporan…

A Fausto Polanco feliz por el nacimiento de su primogénita Ashley casandra y a Cristina Liriano reconocida por su tenaz labor. No abrazamos a Emely Balderas, pero esa noche a las doce ya empezaba a cumplir años como Cheito y como Diómdes.

En fin que me gustó pasar esa noche que terminó con las ocurrencias de Zoila Puello y con el amarguísimo sabor que nos dejó que tantos artistas no acudieran a recibir su medalla.

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