Crónica roja de la Policía Nacional

Crónica roja de la Policía Nacional

Lejos de evolucionar hacia un ejercicio acorde con el respeto de la ley y los derechos ciudadanos, la Policía sigue atascada en el protagonismo de una crónica roja en que muchos de sus agentes son autores de uso excesivo de la fuerza. En un estudio basado nada menos que en datos aportados por esa institución, el grupo cívico Participación Ciudadana destaca la responsabilidad de policías en 177 de los 193 homicidios cometidos en 2015, muchos de ellos tipificados como intercambios de disparos con gente que los partes policiales identifican como delincuentes aunque sin constancia en sentencia alguna.
Mientras fuerzas internas de la Policía se resisten a las necesarias reformas estructurales y de mentalidad, los mandos pasan por alto la práctica de tortura para arrancar confesiones, los arrestos abusivos, el amedrentamiento de las víctimas de abusos para que no los denuncien y otras prácticas reñidas con los procedimientos que caracterizan a la policía moderna. Las malas prácticas prosiguen a pesar de que en muchos casos se despide y somete a los autores.
La situación salpica al Ministerio Público, que aunque está obligado a investigar la realidad de cada muerte violenta o maltrato físico, deja pasar los desacreditados intercambios de disparos y otros abusos. Y lo peor es que el Estado no se empantalona ni actúa.

La huella histórica a salvo

Gracias a un trabajo científico inspirado y tesonero, el Archivo General de la Nación se ha erigido en guardián celoso de la huella histórica del país, a través de la recuperación y reparación de una amplia y valiosa gama documental. Es uno de los ejemplos más firmes de continuidad del Estado, pues desde el comienzo de su rescate ha continuado evolucionando hacia la excelencia de servicio y de facilitación del acceso para todo interesado.
La gestión encabezada por el historiador Roberto Cassá, apoyada en tecnología de punta y amparada en un marco jurídico adecuado, ha logrado una institución acorde con los tiempos, con personal calificado y amplias facilidades para los usuarios de información física y digital. El país debe congratularse de contar con un archivo general a la altura de los mejores de la región.

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