Cronicas de EEUU
Estados Unidos Heridas cicatrizarán lentamente

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CHICAGO, EEUU (AFP).- Las heridas sicológicas de la mayor masacre universitaria en la historia de Estados Unidos, no cicatrizarán por mucho tiempo y sus consecuencias se expandirán más allá del campus de la Universidad Virginia Tech, indicaron los expertos.

Las personas atrapadas en el fuego de las pistolas del estudiante surcoreano Cho-Seung-Hui, de 23 años, que transformaron el campus universitario en un campo de muerte, corren el severo riesgo de sufrir alteraciones por estrés post-traumático, al tiempo que amigos y familiares de las víctimas probablemente requerirán de ayuda para poder manejar su dolor, dijeron los expertos.

Estados Unidos
Oficinas administrativas abrieron

Blacksburg (EEUU) (EFE).- La Universidad Politécnica de Virginia reabrió ayer sus oficinas administrativas tras el tiroteo más letal por parte de un individuo en la historia de EE.UU., que dejó 33 muertos, incluido el atacante, pero más difícil para profesores y alumnos será reponerse de la tragedia. Con las clases suspendidas hasta el lunes, el campus está muy vacío y parece mayor que lo que realmente es.

Los alumnos se mueven en pequeños grupos, hablan en voz baja, se acercan a colocar flores a un altar improvisado frente al edificio Burruss, en la explanada central, contiguo a Norris Hall, donde el lunes murió la mayoría de las 32 víctimas y el atacante, Cho Seung-Hui.

Al mediodía algunos estudiantes se congregaron para rezar en un círculo, agarrados de la mano.

   Las oficinas, los laboratorios y los departamentos reabrieron hoy sus puertas, pero para muchos empleados y alumnos, lo importante fue reencontrarse con sus colegas tras la tragedia.

   «Hablamos, más que trabajar», dijo Francisco Mueller, un brasileño de 27 años que estudia un doctorado en ingeniería eléctrica y que estaba en un edificio detrás del Norris Hall cuando ocurrió el tiroteo.

   Las autoridades han recomendado a los alumnos que no se queden solos, que hablen de la tragedia unos con otros y que se acerquen a algún compañero al que vean sufrir en silencio.

Estados Unidos
Compañeros de caídos se unen al dolor

ALLENTOWN, Pensilvania , EE.UU. (AP).- Estudiantes universitarios de Estados Unidos se unieron al dolor de sus compañeros de la universidad de Virginia Tech para honrar a los muertos de la peor masacre civil en la historia del país.

En la catedral del Muhlenberg College, una campana sonó 33 veces –por el número de muertos el lunes — en medio de una congregación de unos 175 estudiantes consternados por los hechos.

«No hay mucho que podamos hacer por ellos, aparte de tenerlos en nuestras oraciones y pensamientos. Estoy seguro que por eso han venido tantas personas», dijo Scott Gordon, el presidente del centro estudiantil de Muhlenberg.

Eventos similares ya están siendo planificados para esta semana en otros centros del país. El lunes, un estudiante surcoreano, antes de suicidarse, mató a 32 personas en una matanza sin precedentes.

   «No se pensaría que la gente en el centro de Pensilvania esté tan conectada, pero lo estamos», dijo Jessica Liberati, estudiante del Lebanon Valley College. Su prima estudia en el Virginia Tech, pero no resultó herida.

   En la Univeridad de Miami, en Oxford, Ohio, unos 300 estudiantes realizaron una vigilia el martes por la noche en los exteriores del centro docente.

   Algunos conocían a víctimas de la masacre, dijo Stacey Brozio, quien ayudó a organizar el evento en Oxford. Muchos dejaron sus velas alrededor de una piscina tras la vigilia de 45 minutos. 

 Estados Unidos
Los sueños de muchos murieron en Virginia Tech

Una familia indonesia que vendió su propiedad y vehículos para pagar la educación de su hijo, un peruano que jugaba fútbol en las calles de Lima y un joven estudiante de arquitectura que quería ser arquitecto: todos ellos con sueños que llegaron a su fin en un triste lunes en la universidad Virgina Tech.

La peor tragedia civil en la historia reciente de Estados Unidos, en la que un joven surcoreano tomó sus armas y se puso a matar a sus compañeros diestra y siniestra, tuvo repercusión en otros rincones del mundo.

Al menos siete de las 33 personas que murieron, incluyendo al atacante, eran inmigrantes. El llanto en hogares alejados de Estados Unidos es otro de los tantos lamentos que ha dejado el episodio que estremeció a la nación el lunes.

El espectro de las diferentes tradiciones y culturas, de docenas de familias, se acercó momentáneamente para lamentar las pérdidas.

«Queríamos que triunfara… pero se encontró con un destino trágico», dijo Tohom Lumbantoruan, un coronel retirado del ejército en Indonesia cuya familia vendió casi todo lo que tenía para pagar los estudios de su hijo Partahi.

En Virginia, Paratahi estaba completando un doctorado tras haber cursado sus años anteriores en Yakarta.

«El quería trabajar en Estados Unidos. Ese era su sueño, estudiar y trabajar en Estados Unidos», dijo su hermano mayor, Bindu Hasungungan, quien estaba portando una camiseta de Virginia Tech al hablar con reporteros en Indonesia.

Una foto reciente de Daniel Pérez Cueva encabeza uno de los portales de internet de una radio local peruana, en su honor. El joven, de 21 años, de tez oscura, posa en la foto, tomada a inicios de año en Florida, Estados Unidos, con una gran sonrisa en su rostro, vistiendo jeans, camiseta verde, y un saco de traje negro.

Pérez Cueva estudiaba en una universidad de Florida antes de viajar a Virginia, donde fue aceptado en la universidad por sus excelentes calificaciones. Falleció allí en un salón de clases de francés el lunes.

En el barrio de donde la familia nació, en un humilde sector de El Callao, el polvoriento puerto del norte limeño, la familia del joven, que estudiaba relaciones internacionales, aún no asimila su pérdida.

«Apenas hace una semana hablamos con mi hijo acerca de la violencia sin sentido en el mundo», dijo su padre, Flavio Pérez, quien buscaba que la cancillería peruana gestione a su nombre una visa humanitaria con la embajada de Estados Unidos que le permita viajar urgentemente a Blacksburg, Virginia.

Virginia Tech cuenta con unos 2.000 estudiantes extranjeros de 115 países.

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