Crónicas del ser
Chernishevski y la ruptura con liberales

<STRONG>Crónicas del ser<BR></STRONG>Chernishevski y la ruptura con liberales

El problema de cómo realizar la liberación de los siervos lo explica Chernishevski mediante la formulación de una nueva pregunta que considera fundamental. ¿Cómo será posible garantizar a los cultivadores capitales y tecnologías suficientes para introducir en la agricultura rusa las reformas necesarias que puedan provocar una nueva fase de desarrollo en el país? Por esta razón la argumentación de Chernishevski, desde este momento, se transforma en una consideración del problema que esboza en el lenguaje de la nueva disciplina de la economía política.

La respuesta de Chernishevski a la interrogante intenta mostrar a todos, que la reforma campesina se debe realizar asumiendo un principio de valor general en grado de conducir hacía una nueva posible vía de desarrollo para el país.

Chernishevski encuentra este principio al proponer la utilización del trabajo intensivo en un sistema de uso colectivo de grandes extensiones de territorio, lo que permitiría aprovechar las ventajas tecnológicas del capitalismo occidental en la fase crítica de pasar directamente del estado de atraso en que se encuentra Rusia en esos momentos, a una fase superior de desarrollo económico de carácter socialista.

Se concentra el pensador, entonces, en presentar a sus conciudadanos, lo que considera que es imprescindible hacer en ese momento, elaborar un análisis del sistema capitalista occidental para afrontar la cuestión capital sobre la forma y las modalidades que serían necesarias adoptar para propiciar el desarrollo de un país atrasado, tal como es Rusia, respecto al modelo de crecimiento económico europeo occidental.

Dicho con otras palabras, Chernishevski se pregunta, ¿es el modelo capitalista occidental el esquema más adecuado para implantarse en Rusia, en el momento actual de su desarrollo histórico, en que este país presenta un perfil de gran atraso político, económico, social y cultural respecto a los países de Europa Occidental?

En ese sentido, Chernishevski elabora un esquema triádico, dialéctico, de desarrollo de las formas de propiedad con el que busca justificar teóricamente la reconstitución, en un nivel superior de desarrollo, de la forma de propiedad comunitaria de la tierra, después de que  la aparición de la propiedad privada había superado y reemplazado la forma comunitaria de propiedad primitiva.

El teórico ruso estaba convencido y esto es lo intenta mostrar, que en “cuanto a la forma, el estadio superior de desarrollo es análogo al momento inicial del que trae su origen”.

Plantea un esquema que sostiene como el cuadro general del desarrollo económico acelerado de un país atrasado. El desarrollo del “contenido”, identificado por él en la capacidad productiva, conduce a retomar la misma forma de producción primitiva que había sido superada en un grado menor del desarrollo. El desarrollo de las capacidades productivas determina –piensa, Chernishevski- la necesidad de superar la forma de la propiedad privada y poner las bases para un retorno en forma superior al ordenamiento productivo primitivo.

Por otro lado, Chernishevski llega a la convicción que ha llegado el momento de romper con los liberales, que habían sido, hasta ese momento, sus compañeros de viaje.

La figura concreta de los liberales y las modalidades de su comportamiento la tenía el filósofo ante sus ojos, en el interior de la revista “Sovremennik”, entre los miembros del equipo de dirección de la revista. De éstos, lo que más le molesta es la debilidad de carácter y la falta de coherencia política.

Para producir la ruptura elige reseñar una obra apenas publicada por Turguéniev, titulada “Asja”. La novela reproduce la actitud característica del hombre de mentalidad liberal. Una desafortunada jovencita, que protagoniza el relato, viene rechazada por el hombre que habría podido amarla, pues siente un improviso terror por las consecuencias de su unión con ella y la pérdida de su libertad.

Así el personaje de Turguéniev viene asumido como el fiel retrato del hombre de estampa liberal y Chernishevski desde la lectura crítica de la obra aprovecha para realizar una reflexión sobre la situación concreta del hombre ruso culto, de mediados del siglo XIX.

Chernishevski ataca, ante todo, en el noble liberal su actitud de rechazo de la realidad y su falta de voluntad de acción, “mientras no se habla de cosas serias y el asunto de que se trata estriba en cómo ocupar el tiempo libre o llenar la propia cabeza desganada o el corazón ocioso de discursos y sueños, nuestro héroe se revela como muy activo; pero cuando llega el momento de declarar abiertamente y con firmeza los propios sentimientos y los propios deseos, la mayor parte de estos héroes comienzan a hesitar y a tartamudear”.

El interés de Chernishevski en ese momento es estigmatizar la moral de los nobles liberales rusos y para hacerlo no vacila en recurrir a la ironía.

En su crítica asume en primera persona, con sentido irónico, el discurso y la posición de valores de los liberales, como una manera directa de retratar su vacilación y ausencia de conclusión: “He llegado a desarrollar un estado de armonía y de contentura con todo lo que me rodea, nada me molesta ni me contradice (a excepción de mis fracaso en los negocios), no critico nada ni a nadie (a excepción de quienes se oponen a mis intereses personales); no deseo nada (excepto mis beneficios); me he transformado en un hombre práctico y bienpensante (para lo que obra en mi propio beneficio), de manera que no me sorprendería recibir el reconocimiento público por mis virtudes”.

Turguéniev como respuesta a esta crítica demoledora acusa a Chernishevski de ser “un Robespierre literario” y, finalmente, decide salir del consejo de dirección de la revista y comienza a publicar sus escritos en otra publicación de carácter conservador –la revista “El mensajero de Moscú”, dirigida por el editor conservador, Mikhail Nikiforovich Katkov-.

Con la ruptura con los liberales y la deserción de Turguéniev, el teórico radical gana más terreno en su intento por capitalizar la orientación de la revista “Sovremennik”. Es así que desde 1861 pasa a determinar la política editorial de la publicación.

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