Crónicas del ser
El destino de Nikolái Chernishevski

<STRONG>Crónicas del ser<BR></STRONG>El destino de Nikolái Chernishevski

En el momento en que el país educado toma conciencia del fracaso de realizar pacíficamente las reformas necesarias para que Rusia pueda ingresar en el proceso de modernización que se despliega con éxito en Europa occidental, la policía secreta constata que las tensiones no se limitan a los campesinos sin tierras, sino que también en la nobleza de tendencia liberal se producen cambios y señales alarmantes en cuanto a su insubordinación contra la autoridad del gobierno.

En efecto, el general V. A. Dolgorukov, se expresa en esos días, con gran preocupación, en un informe al zar: “El descontento entre la nobleza aún no ha producido, en la mayoría de los miembros de este estamento, una abierta manifestación de rebelión. Sin embargo, hay individuos aislados, principalmente, entre los rangos de la nobleza liberal, que han comenzado a incidir desde sus lejanas estancias campestres en la política, diseminando con la palabra impresa, pensamientos de libertad que van muy allá de los que está dispuesto a reconocer el gobierno”.

Chernishevski, inicialmente no comparte las ideas de los nobles liberales. Empero le parece interesante su petición de que se otorgue libertad de palabra, que se creara una magistratura independiente que pueda gobernar con total transparencia en sus actos administrativos, y lo que es más significativo, que se permita la aparición de diversas voces políticas y que se convoque a una asamblea consultiva para discutir la posibilidad de establecer una constitución y resolver los problemas planeados por la reforma campesina.

Estos nobles liberales, comprende Chernishevski, apuestan como él, por la modernización de la vida y las instituciones públicas en Rusia, y en esto coinciden con el movimiento de los “hombres nuevos” que buscan incorporar aceleradamente los adelantos técnicos y los instrumentos económicos elaborados por Occidente, lo que permitiría a Rusia colocarse definitivamente a la altura de los tiempos.

La meta de este proceso sería, primero realizar lo positivo del capitalismo, de manera que las reformas permitieran superar, más adelante, las limitaciones y contradicciones de este sistema mediante la instauración de un régimen socialista a partir de la modernización radical de la producción agrícola y de la educación de los campesinos basados en un proceso de refundación de la “obschina”, la comunidad agrícola rusa, que debe ser asumida como el eje histórico y técnico de la modernización.

Para orientar e influir en el difícil proceso que vive el país y para componer un frente común con los liberales, Chernishevski intenta compartir sus necesidades y sus planteamientos ofreciéndoles asumir una dirección concreta de la lucha común en unión con el movimiento radical.

Para buscar soluciones específicas en ese sentido, el pensador comienza a escribir una serie de escritos que titula: “Cartas sin dirección”, que dirige al zar Alejandro II. Empero, los ensayos no llegan a publicarse, pues la censura lo impide.

En estos ensayos Chernishevski constata que, por un lado, el fracaso de la reforma se debe a la falta de comunión y unidad entre todos sus defensores. El momento político, opina, debe llevar a los diversos actores que coinciden con un planteamiento favorable a los campesinos a comprender que ha llegado el momento de unirse para realizar un programa político mínimo común.

La nobleza –constata Chernishevski- ya no aboga por un retorno al pasado. De hecho, escribe: “Con adelantar la idea de una reforma general de la legislación, de la administración, de la justicia, de la libertad de palabra, la nobleza se ha transformado en la representante de todas las otras clases que no tienen voz para expresar sus aspiraciones políticas.

Si las otras clases tuviesen la oportunidad de formular y expresar sus preocupaciones y su pensamiento, se manifestarían como lo hace la nobleza.” Por esto Chernishevski considera que es necesario pasar a una etapa de discusión política más libre, que involucre la parte ausente de la población: “Los campesinos del Estado, los pequeños burgueses, los comerciantes, el clero y a gran parte de los funcionarios sin propiedad, que no traen beneficio alguno del orden burocrático existente”.

Comprende que hay un riesgo de que se pueda “traicionar al pueblo” al pactar con la nobleza liberal, y concluye con una advertencia apocalíptica, si no se llega a un acuerdo estratégico entre los estamentos pensantes, entonces el pueblo tomará la iniciativa, y todos tendrán mucho que perder: “El pueblo no puede provocar por si sólo un movimiento transformador. El pueblo es ignorante, está dominado por ásperos prejuicios y por un ciego odio a todo lo que es diferente de sus hábitos salvajes, no hace distingos con la gente que lleva ropas o ideas diferentes a las propias. Actuará contra todos sin hacer distinciones o excepciones. No permitirá la pervivencia ni de nuestra ciencia, ni de nuestra poesía, ni de nuestras artes. Destruirá nuestra civilización”.

La única posibilidad para realizar las necesarias transformaciones la tienen “todos los hombres iluminados de todos los estamentos que consideran necesario de abolición de la servidumbre”.

Sin embargo, el Estado zarista, se muestra incapaz de comprender las aspiraciones de las clases ilustradas del país y considera la propuesta de Chernishevski demasiado radical. Algunos meses después, el 17 de julio de 1862, a las dos de la madrugada, Chernishevski viene detenido en su casa.

La instrucción del “Caso Chernishevski”, se confía a una comisión oficial de investigación, que se encuentra en dificultades para formular cargos acusatorios, pues no se encuentra ningún documento incriminatorio, ni en su casa ni en la revista “Sovremennik”. El proceso instructorio dura dos años, y en ese tiempo Chernishevski permanece detenido en la fortaleza de Pedro y Pablo.

Al final es condenado con base a una acusación avalada con documentos falsos colocados en su oficina por miembros de la policía secreta.

En carta a su mujer, del 5 de octubre de 1862, manifiesta el sentimiento moral que lo reconforta y sostiene: “Mi vida y la tuya pertenecen a la historia; transcurrirán cientos de años y nuestros nombres aún serán recordados y queridos por la gente, y nos recordarán con gratitud, cuando ya habrán sido olvidados casi todos de los que han vivido con nosotros”.

En síntesis

Nikolái Gavrílovich Chernishevski

(Sarátov, 1828- id., 1889) Filósofo y crítico ruso. Continuador de Bielinski en la revista El Contemporáneo, escribió en la cárcel la novela ¿Qué hacer? (1863), que describe al revolucionario ideal. Deportado a Siberia, no fue liberado hasta 1883. Es también obra suya, entre otras, Relaciones estéticas entre el arte y la realidad (1855). Fuente: Biografías y vidas.

Publicaciones Relacionadas