¿Quién, de niño, no ha rogado por unas ricas y crujientes galletitas antes del almuerzo o cena, y los padres -cuidadosos de la sana y balanceada alimentación de sus hijos- se la negaban? La respuesta es que le pasó a la gran mayoría.
Las galletas, dulces o saladas, son uno de los aperitivos más populares y siempre están presentes dentro de cualquier can, merienda o desvío de alguna dieta estricta.
Rellenas o no, de chocolate, fresa o vainilla, el punto está en que a pesar de ser un alimento poco nutritivo, las galletas son una delicia para el paladar.
La presencia de éstas data desde 10 000 años atrás, cuando el hombre descubrió que al poner en calor excesivo sopas de cereal, se obtenía un alimento con bajo contenido de agua excelente para el almacenaje y los largos viajes.
Y es que las galletas tienen su historia. En el año 200 a. C. se firma realmente el nacimiento de la galleta con los dipyress griegos o los bis coctum romanos, que significa panes cocidos dos veces; es de este término de donde nace la palabra galleta en inglés y francés: biscuit.
En América las galletas surgen de manera accidental cuando pequeñas cantidades de masa de pastel se metían al horno para probar su temperatura. Estas pequeñas pruebas para pastel se llamaban koekje, que en holandés significa pequeño pastel y de donde viene la palabra cookie, utilizada para denominar a las galletas dulces en inglés.
En la Edad Media, aparecieron varios tipos de galletas, desde entonces las galletas dulces o saladas son cada vez más variadas.
Recetas
Galletas universales
Ingredientes:
2 tazas de azúcar
2 tazas de harina
Un poco de canela en polvo
1 cucharadita de levadura
1 barra de margarina
1 huevo
Lo que usted quiera ponerle (chocolate, mermelada o anís)
Preparación:
Ponga la harina en un recipiente y deshaga la margarina en la harina (con un tenedor y harina a temperatura ambiente). Ya deshecha, agregue azúcar y agua necesaria para que la masa mezcle todos los ingredientes y con esa masa haga bolitas y colóquelas en un molde engrasado. Deje en el horno el tiempo necesario, sáquelas y deje enfriar un tiempo antes de comer.
Galletas de cereal con chispas de chocolate
Ingredientes
1 taza de cereal (el que prefiera)
1 barra de 90 gramos de mantequilla
1 taza de harina
1 taza de chispas de chocolate
1 huevo
Preparación:
En un envase de tamaño mediano bata la mantequilla hasta que quede acremada. Agregue el cereal poco a poco.
Luego agregue la harina y los huevos y bata con firmeza. Agregue las chispas de chocolate y siga batiendo. En un bol engrasado haga bolitas de masa
Finalmente, debe llevarlas al horno a 150º durante una hora y antes de servirlas deje enfriar.
Capuccino casero
Ingredientes:
1 taza de leche en polvo desnatada
1 taza de chocolate en polvo instantáneo
¾ taza de café instantáneo (normal o descafeinado)
½ taza de azúcar
½ cucharita de canela en polvo
¼ cucharita de nuez moscada
Preparación:
Mezcle bien todos los ingredientes en un envase. Guarde en un tazón de cristal con cierre hermético, evitando la humedad.
Para preparar, ponga dos cucharadas de la mezcla en una taza, complete con 180 ml de agua hirviendo. Sirva el café espolvoreando con canela o cacao al gusto.
Cómo elegirla
Si va a seleccionar las galletas en algún establecimiento comercial es recomendable que verifique la fecha de vencimiento, para que su consumo no afecte su salud y la de su familia.
Otro detalle que debe tener en cuenta es el del aspecto y olor que tengan las galletas. Verifique que no tengan ningún color o elemento raro.
Cómo conservarlas
Tanto las galletas caseras como las comerciales deben guardarse en un envase herméticamente cerrado, lejos de la humedad y que el mismo envase sea preferiblemente de plástico, para mantener libre de peligro a los pequeñitos de la casa.
Evite todo contacto de las galletas y cualquier tipo de líquido.
Si quiere que se conserven frescas por mucho mas tiempo, no las deje destapadas.
Cómo manipularla
Por lo regular las galletas son un rico postre; consumirlas por si solas basta y sobra.
Pero al momento de emplear galletas para elaborar biscochos se recomienda desmenuzarlas por completo para que no queden grumos.
Las puede disfrutar en las tardes como una rica merienda, y acompañarlas con un vaso de leche.
Siempre es mejor conservar sus hierbas y especias dentro de recipientes de vidrio opaco o cerámica, con tapa hermética, en lugares frescos, secos y oscuros.
De este modo podrá contar con su sabor inigualable por mucho más tiempo.
No cocine el pescado a altas temperaturas, pues destruye sus nutrientes. Hágalo al horno o al vapor salpimentado y espolvoreado con condimento especial para el pescado.
No sale los churrascos antes de asar. Sazone una vez cocidos para que queden más dorados y sabrosos.
No pele las berenjenas antes de cocinarlas. Al pelarlas se oxidan y toman sabor amargo.
Cocínalas enteras al horno, luego quíteles la piel y sirva con aceite y vinagre.
No pele las papas para ensalada antes de hervirlas, pierden la mayor parte de sus nutrientes. Una vez cocidas y peladas condiméntalas con aceite, vinagre y pimienta.
No lave con esponjas metálicas los moldes para tartas.
Sólo frótelos con papel absorbente y guárdelos, de esa manera evitará que se rayen.
Al preparar recetas de repostería, limpie completamente las superficies donde vaya a trabajar.
Si va a refrigerar el plato, tápalo herméticamente para que no absorba aromas extraños.
Para exprimir un limón fácilmente solo haga lo siguiente; témplelo a temperatura ambiente y presiónelos contra una superficie dura antes de exprimir.
La cura en casa
Las mil caras del tesoro blanco
La leche es uno de los alimentos más completos de nuestra dieta. Sus nutrientes son tan ricos y diversos que la hacen imprescindible a cualquier edad.
Según la Organización Mundial de la Salud, la cantidad aconsejable de leche se sitúa en torno al medio litro diario, aunque embarazadas, menopáusicas, niños y ancianos deben consumir de tres cuartos a un litro. No es recomendable pasar del litro diario: podrían aparecer cálculos en el riñón.
En su composición, la leche cuenta con casi todos los nutrientes esenciales: sus vitaminas mantienen en buen estado la piel, la vista y las mucosas, y sus minerales nos ayudan a tener dientes más sanos y huesos fuertes.
Su elevada riqueza en componentes favorece el crecimiento, la formación de la estructura del organismo y la regulación metabólica.
El consumo regular de leche por parte de las personas se remonta al momento en que los antepasados dejaron de ser nómadas y comenzaron a cultivar la tierra para alimentar a los animales capturados que mantenían junto al hogar. Este cambio se produjo en el Neolítico, aproximadamente 6000 años a. C.
En aquellos tiempos, la leche se guardaba en pieles, tripas o vejigas animales que, en ocasiones, no estaban bien lavadas o se dejaban expuestas al sol, por lo que el producto se coagulaba. De este modo surgió el que probablemente fuera el primer derivado lácteo, al que ya se hacían alusiones en la Biblia: la leche cuajada.
Dentro de los nutrientes de la leche se encuentran una gran variedad de nutrientes, a pesar de que tiene poca cantidad de vitamina C y de hierro.
Para aportar la cantidad de vitamina necesaria para un día, la persona necesitaría tomar una 6 litros de leche diaria. Para alcanzar lo mismo con el hierro, harían falta uno 20 litros de leche al día.
Es bueno saber que tres vasos diarios de leche aportan 800 miligramos de calcio.