Cruz María Dotel, un grito pictórico por el agua

Cruz María Dotel, un grito pictórico por el agua

POR MARIANNE DE TOLENTINO
El agua condiciona la vida, y el problema de su escasez es tal vez el más serio que presenta nuestro planeta y sus habitantes. Reportan que, desde 1900, la necesidad de agua dulce se ha sextuplicado, que el 20% de los habitantes no tiene agua potable, y por la temperatura creciente, los hielos polares se derriten y modifican las corrientes marinas. Un grito de alerta y la toma de conciencia se imponen.

¿Que puede hacer el arte?  Nada, responderán… Sin embargo, a pesar de su debilidad ante los grandes poderes y fuerzas depredadoras del ecosistema, los artistas pueden testimoniar y demostrar, a través de la imagen, su compromiso con el elemento básico de la supervivencia. Así sucede con Cruz María Dotel, que ha convertido el agua en el tema de una creación visual de intensa poesía.

Cruz María Dotel forma parte de una nueva generación de artistas cuyo despegue en el oficio se ha iniciado con el tercer milenio, y siempre lamentamos no haber disfrutado su impactante exposición individual, casi espeleológica, presentada en una cueva natural capitaleña. Nos interesó mucho su participación entre cuatro artistas mujeres, que, en el 2003, se exhibió en Casa de España.

Esa profesional seria posee  un temperamento inquieto, original e investigador. Se apasiona tanto por la pintura como por la escultura y las instalaciones, estudiando las distintas formas de percepción sensorial. Es evidente que los medios y los materiales disponibles limitan a Cruz María Dotel y a sus intenciones, un inconveniente que confrontan la mayoría de los jóvenes en sus búsquedas, pero que al mismo tiempo les impone disciplina. La cerámica también le favorece: las piezas en las que combina a veces el barro y la madera, revelan técnica y expresión, con perspectivas abiertas. Óxidos y esmaltes consiguen una textura particularmente atractiva.

La artista fusiona la expresión física y metafísica. Investiga el agua, desde la gota magnificada en escultura colgante hasta los torbellinos, las tormentas y el ojo del huracán. Más allá del elemento natural, se desprende de las obras –especialmente aquellas pintadas sobre soportes circulares– una fuerza cósmica. El Génesis y los elementos de la creación motivan a Cruz María, y una especie de movimiento perpetuo recorre su pintura, sustanciosa, emergente, matizada, donde lógicamente el color se concentra en una gama amplia de azules. Aquí una paleta fundamentalmente monocromática absorbe y proyecta la luz.

“Confluencias”, un título que evoca el flujo y reflujo de las aguas, tiene por lecho… la secular y acogedora Casa del Tostado.

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