En nuestra anterior entrega destacábamos las razones por las cuales se hace una necesidad impostergable llevar a cabo una cruzada de concientización en favor de nuestros jóvenes peloteros.
En esta cruzada deben tener un papel protagónico nuestros peloteros activos y los retirados que cuenten con el respeto de todo el pueblo.
Es triste, muy triste, ver un sueño roto en solo segundos, el cual costó sacrificio, horas de hambre, sueño, trabajo, entrega y dedicación.
He sido testigo de excepción de la dura realidad que enfrentan estos jóvenes, la mayoría de los cuales vienen de hogares monoparentales.
Asimismo, enfrentan carencias, tanto afectivas como económicas y, a pesar de ello, dan más del 100% para lograr tener un rendimiento óptimo en el terreno.
Hay una constante que observo en cada uno de ellos: querer cambiar la situación económica de sus familias.
Todos me dicen: «Si llego a firmar lo primero que haré con el dinero del bono es comprarle una casa a mi mamá…»
Al tratar de analizar las aristas que convergen en esta dura realidad, debemos usar empatías con estos jóvenes.
Estar conscientes de dónde vienen, qué educación, tanto hogareña como académica, han recibido, si en sus hogares han sido objeto, incluso, de abusos, tanto verbales como físicos.
En fin, tratar de ser justos a la hora de emitir un juicio de valor alegre, sin conocer a fondo la realidad que subyace en sus hogares. Anhelo que el estereotipo de ser exitoso en nuestra sociedad no esté solamente supeditado a tener bienes materiales.