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No critico -¡Dios me libre!- la celebración de esos encuentros sociales donde los acedeístas van a recrearse y a compartir de manera sana y en camaradería.

Esos encuentros son propios de toda entidad en la que su membresía tiene todo el derecho a recrearse. Esas actividades sirven, además, para fortalecer la amistad y el compañerismo… ¡yo me inscribo en el disfrute de esas sanas actividades que siempre deben estar presentes en el ambiente acedeísta!

Sin embargo, esos encuentros debemos concatenalos -y esta es una misión que fundamentalmente le toca a la directiva de la ACD- con el trabajo de capacitación (y academización) que están obligados a tener todos los miembros de nuestra octagenaria organización.

Que no se vaya a mal interpretar lo que en esta serie de artículos trato de exponer en función de la decencia periodística-deportiva…

En diálogos que he tenido con el colega Reynaldo Bodden, distinguido y acucioso miembro de la prensa deportiva del país dominicano, llegamos a una seria conclusión: Que en República Dominicana, salvo las siempre buenas excepciones, no se está haciendo el periodismo deportivo que demandan estos tiempos de modernidad y avance tecnológico y de informática  en los medios noticiosos a todos los niveles.

Por lo tanto, debemos, cada día, esforzarnos, capacitarnos, evitar que otros segmentos de la prensa dominicana nos califiquen -como ya lo han hecho algunos redactores del periodismo general y a los que califico como presumidos, petulantes e irrespetuosos- de improvisados» e «ineptos. Acepto que en la prensa deportiva  hay ineptos, incapacitados, literalmente analfabetas hasta cuando suelen acercarse a un micrófono.