Cuadrilátero
A 30 años de la trágica muerte del nunca olvidado Ceja Rodríguez

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CARLOS NINA GÓMEZ
Martes (14 de agosto) se cumplen tres décadas que perdió la vida -en un fatal accidente automovilístico- el atleta más carismático nacido en República Dominicana: Fausto «Ceja» Rodríguez.

 Sí, el más carismático, el atleta más  popular, el atleta de más ángel, el atleta del más impactante imán del país dominicano.

 La tarde lluviosa del 14 de agosto de 1977, cuando estaba en su gran momento deportivo, Ceja Rodríguez perdió la vida al su auto chocar con el vehículo del conocido dirigente político y profesional de la contabilidad don Jorge Martínez Lavandier. Fue un choque que también encontró a un duro árbol localizado en la autopista Las Américas.

 El siempre sonriente boxeador dominicano, a la sazón campeón nacional welter, regresaba hacia la ciudad de Santo Domingo de la playa de Boca Chica en compañía de su esposa y sus dos pequeños hijos (varón y hembra).

Ceja Rodríguez, nacido el 19 de septiembre de 1951 en el barrio San Carlos -amigo entrañable, desde que éramos muchachos, de este columnista-, regresaba de Boca Chica donde fue a darse un baño.

Apenas unos dos días antes, en el Palacio de los Deportes de Santo Domingo, había ofrecido una exhibición de técnica, de depurado boxeo, al vencer en diez rounds al estadonidense Alfonso Hayman. Fue su pelea de despedida. Ironía de la vida: Ceja Rodríguez nunca se caracterizó por ser un artista del ring. Siempre fue un pegador-noqueador. Para ganar sus peleas dependía de una pegada fulminante y de su probaba valentía.

 Pero en su combate con Hayman trabajó con excelencia técnica, no como un pegador-noqueador. Entonces, en diez violentos asaltos, se despidió -partiendo de la exhibición de un buen boxeo, ofrecida ante su ferviente fanaticada- como un depurado boxeador técnico.

Un boxeador singular que nunca será olvidado

Fausto -Ceja- Rodríguez, aunque pasen mil años de su desparición física, nunca será olvidado por el pueblo deportista.

 Y mucho menos por su gente de San Carlos…todas las generaciones de San Carlos lo van a recordar por siempre.

 Resaltemos que todavía las lágrimas de su pueblo, como las que dibujaron la tarde del pasado sábado las mejillas de su abogado y caro amigo Porfirio Rojas Nina -al recordar aquellos felices momentos de La Maravilla Dominicana, como le llamaban en Puerto Rico,- están vivas, límpidas como el agua cristalina.

   Respecto al futuro inmediato de Ceja Rodríguez en la víspera de su muerte, como bien lo expuso su hermano, Horacio Bakemón Rodríguez al ser entrevistado por el colega José Oscar Fernández para el programa Momentos del Boxeo que se difunde cada sábado por CDN (canal 37), él estaba en el camino de ser campeón mundial welter.

Ya se hacían los arreglos para la firma del combate con el mexicano Carlos Palomino quien era el monarca welter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Su apoderado, el cantante puertorriqueño Felipe «La Voz» Rodríguez, tenía la seguridad de que Ceja Rodríguez iba a a ser campeón del mundo. ¡Y la fanaticada dominicana también tenía esa creencia!.

 Asimismo, antes de su pleito con Alfonso Hayman, se habían hecho diligencias para un combate con el boricua Manuel -Cholo- Espada quien era el titular welter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

 Pero Cholo Espada, con mucha razón, no quiso aceptar ir a una pelea con el peleador quisqueyano…¡sabía que sería devastado por las duras manos de Ceja Rodríguez!.

 Prefirió defender el cetro ante el mexicano José Pipino Cuevas quien lo demolió en cuatro rounds. Pipino Cuevas pasó a ser el campeón welter de la AMB.

Han pasado treinta años -seis lustros- de la muerte de nuestro Fausto -Ceja- Rodríguez, el eterno campeón nacional welter dominicano.

 Pero su figura carismáica, su espontánea sonrisa, su estelaridad, estarán siempre en el los corazones, en el recuerdo, de los dominicanos.

Hoy, a 30 años de su desaparición, Fausto -Ceja- Rodríguez vive entre nosotros…¡y también el boxeo dominicano lo recuerda hasta la perennidad!.

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