Hoy 
CARLOS NINA GOMEZ
El boxeo siempre ha sido un deporte popular en República Dominicana. Tan popular que ciudadanos de todos los estratos sociales de la República Dominicana lo «acarician».
Al extremo que conozco amigos empresarios, ejecutivos de compañías industriales y funcionarios del Estado que están metidos en gimnasios practicando boxeo.
Lo hacen más bien para mantener la forma física. Combinan la práctica dle boxeo con ejercicios, caminatas y trotes.
Comienzo así esta columna para referirme, entre otras cosas, a la excelesa figura atlética dominicana Sammy Sosa.
Sammy Sosa, astro del béisbol de Grandes Ligas, antes de ser pelotero fue boxeador…sí, boxeador.
Claro, no llegó a trabajar en el boxeo profesional. Practicó boxeo de aficionado e incluso participó en programas boxísticos juveniles.
Sosa tiene unas manos de boxeador. Me imagino que se hubiera decidido a ponerse los guantes de boxeador profesional su pegada hubiera sido tan poderosa como poderoso es su poder al bate.
Asimismo, quiero resaltar el altruismo de Sammy Sosa, su magnanimidad, su acercamiento a los humildes, a la gente que nada tiene.
Sosa, quien nació en un apartado rincón del Ingenio Consuelo, pueblito perteneciente a la provincia de San Pedro de Macorís, nunca olvida sus orígenes…¡y por no olvidar sus orígenes siempre da su mano amiga a quienes necesitan mitigar su miseria! Es justamente lo que ocurrió recientemente con la llegada de Sammy Sosa al país, en su avión privado, tras tener una exitosa labor en el béisbol de Grandes Ligas.
Por su propia iniciativa, sin ser llamado por ninguna organización caritativa ni por el Gobierno, Sosa trajo en su avión, junto a su esposa Sonia, una considerable cantidad de alimentos, medicinas, ropas y otros utensilios que ir en beneficio de familias más afectadas por el paso de la tormenta Noel.
«Palos si boga y palos si no boga»
Todo ser humano que habita esta tierra busca su beneficio personal. La gente busca su sustento.
El hombre, desde el nacimiento del planeta, busca por sobrevivir. Y estos tiempos, en los que -y lo repito- impera el individualismo, el egocentrismo, el yoísmo- las miserias humanas dominan el mundo.
La ayuda humanitaria de Sammy Sosa a los damnificados -y tengo informes que también han llegado recursos aportados por el estelar lanzador Pedro Martínez- debemos aceptarla como una iniciativa que ha caracterizado, y ahí está la historia, al astro beisblista quisqueyano.
La frase de «palos si boga y palos si no boga» hay que traerla a colació a propósito de la ayuda que Sammy Sosa trajo al país para la pobre gente que nada tiene.
Si Sosa no hubiera traído esa ayuda, tengo la seguridad que las críticas, en su contra, tuvieran hoy en todos los medios noticiosos.
Lo más importante es que lo que ha hecho Sammy Sosa es producto de su sensibilidad humana la que siempre ha estado presente en los momentos más aciagos de los más pobres de este abatido país.
AL MARGEN. Ramón Naranjo, otro cronista deportivo que nos fue. Lamentamos su muerte. Me uno al dolor que embarga a su familia, y especialmente a su querido hermano, el también comentarista deportivo Johnny Naranjo.
