CUADRILATERO
Durán y Chávez, ¿quién fue mejor? -8 de 8-

CUADRILATERO<BR>Durán y Chávez, ¿quién fue mejor? -8 de 8-

POR CARLOS NINA GóMEZ
Calidad de uno y otro. Nota: A mi estimado amigo Chon Romero ya no le quedan «cartuchos» en su matralleta y está, en busca de romper mis argumentos, repitiendo sus extensas estadísticas.

Quienes están siguiendo este debate ya saben que Chon, en sus útimos tres artículos, está repitiendo…e insertando los mismos números acumulados por el gran JC Chávez, pero nunca entra en el análisis.

En su trasantepenúltimo artículo -no sé si vendrá con otro- escribió que «ya había finalizado». Pero no ha sido así.

De todas maneras, en esta última entrega de la serie de ocho artículos prometidos a la lectoría de la internet -y del diario HOY de Santo Domingo- analizo, como debe hacerlo un periodista objetivo y apegado a la normativa del periodismo e igualmente a la ética profesional, los historiales, con sus pro y sus contra, de los dos estelares peleadores latinos que, sin niguna pizca de duda, honraron con sus puños el mundo del boxeo hispano.

Roberto Durán y Julio César Chávez desarrollaron, cada uno por su carril, positivas carreras en el rudo deporte de los puños enguantados.

Pero, como he plasmado en estos trabajos, si analizamos -con pensamiento objetivo y poniendo en primer plano un criterio verdaderamente imparcial, como debe trabajar un profesional de la comunicación, ya sea de periódico, revista, radio o televisión- nos vamos a dar cuenta que la balanza se inclina para el mejor lado.

Es decir, que en el análisis vamos a cumplir con nuestro rol fundamental: Orientar con alto sentido profesional y ética al fanático del boxeo…al aficionado al boxeo que es el tema que nos corresponde a propósito del debate que protagonizo con Chon Romero quien creo que sigue siendo mi dilecto amigo y colega panameño.

Quiero ratificar que al finalizar esta interesante polémica, es lo que pienso, Chon y este servidor -como lo hacen los boxeadores al término de cada combate- se darán un efusivo abrazo y pondremos en práctica la nobleza que siempre ha caracterizado la disciplina del boxeo…recuerden que el boxeo es el noble arte de Fistiana.

Ampliemos entonces el análisis:

Como expliqué en la séptima parte, para tener un criterio acabado y bien fundamentado sobre la calidad de cada uno de estos os estelares gladiadores hispanos, hay que hacer enfoques puntuales…y no ceñirse a rajatablas a las frías estadísticas.

Y como lo que se está tratando de determinar es quién fue mejor boxeador entre ellos dos (Durán y Chávez) debemos evaluarlos en base a sus historiales…pero en función de sus triunfos y fracasos. Llevarlos al «matchot», al cara a cara, al tú a tú. Es lo que haremos a continuación.

DURÁN Y SUS FRACASOS

Roberto Durán, estelarísimo en el peso ligero -su brillantez en esta división la resaltaré en otras líneas-, tuvo serios fracasos en otras categorías.

Especialmente en los medianos juniors y mediano…y fíjense la paradoja: Pese a sus negatividades en estas divisiones, en ambas logró conquistar coronas mundiales al ver cristalizadas contundentes victorias.

En los medianos juniors cayó ante el boricua Wilredo Benítez y Thomas Hearns. Del primero perdió una dura batalla en 15 asaltos y Hearns, en 15 de junio de 1984, lo noqueó en el segundo asalto. La pelea fue por el título mediano junior. Antes, el diez de noviembre de 1983, el panameño, en una sagrienta reyerta en los medianos con Marvin Hagler, perdió por decisión en 15 asaltos.

Sobre el fracaso ante el neto pegador y ambidextro púgil estadounidense hay que significar que Durán, por insistencia y ansias de ganar dinero, su apoderado Luis Spada aceptó contender con Hearns a sabiendas de que no estaba mínimamente preparado y tuvo que rebajar, hasta con baños saunas, unas 20 libras en menos de un mes.

En su combate con Hagler, quien había noqueado casi a todos sus rivales en los medianos, se resalta la gran valentía del itsmeño que, en opinión de analistas, si el pleito hubiera sido a 12 rounds -como los celebrados tras la revisión de los reglamentos del boxeo-, pues la victoria le iba a corresponder al cuatro veces monarca del mudo.

Respecto a su derrota con Sugar Ray Leonard (revancha en el peso welter, 25 de noviembre de 1980) son incontables las comentarios que se han hecho cuestionando el montaje, real, de aquel combate.

Porque, en contraposición a lo expuesto por Romero, la derrota de Durán no ocurrió por «cobardía» -¡que blasfemia!- sino por una poderosa razón que todavía estamos esperanzados que la haga pública el propio espartano gladiador panameño.

Es hasta falta de respeto decir que Durán, en el octavo round, sin haber recibido nada de castigo, se comportó como un «cobarde» por abandonar la pelea. Todos conocemos el bajo mundo del boxeo y está bien claro que Sugar Ray Leonard, en aquel entonces el gran ídolo del negocio-deporte, el suplente del sensacional Muhammad Alí, quien ya estaba colgando los guantes, no podía caer dos veces seguidas ante un rival hispano que no era, por cierto, un welter natural.

Para echar por el piso la pírrica teoría de que el panameño había abandonado el combate (con el negativo «No más») por «cobardía», tres años después -el 16 de junio de 1983- pulverizó en ocho asaltos a Davey Moore, un duro pegador estadounidense que estaba invicto en 13 peleas. Durán, en clara reivindicación, capturó el título mediano junior y de esa manera complació a su pueblo de Panamá y en especial a la memoria del general Omar Torrijos. La fiesta en Panamá, tras aquella histórica victoria lograda en el Madison Square Garden de Nueva York y ante más de 22,000 fanáticos, fue ¡grandiosa!. Y hago un paréntesis aquí: Mi querido amigo Romero, no es cuestión de romanticismo y mucho menos asunto de fanatismo, es que Durán, en este combate con el joven Davey Moore, fue extraoridinario. Subía al cuadrilátero sin ser favorito, como ocurrió en muchos pleitos, y dejó -con su valentía, eficiencia técnica y anestesiante pegada- anonadados a los más calificados expertos. Usted, estimado colega Chon Romero, ¿lo pone en duda?.

Respecto al tercer combate Durán-Leonard, montado en Las Vegas, Nevada el siete de diciembre de 1989, tengo que precisar que fue un nuevo show de mal gusto…Durán, en los diez primeros asaltos, se amarró las manos. Sólo lanzó sus puños en los útimos dos rounds y dibujó el rostro de Leonard quien terminó con serias heridas al extremo que le dieron unos diez puntos de suturas en las partes superficiales de sus ojos y en el entorno de uno de sus pómulos. En cambio la cara del panameño estaba limpia, como la de un actor de cine.

Y le aclaro a mi estmado amigo y entrañable colega Chon Romero, que aquella pelea no fue en los medianos y Durán, obviamente, no ponía en disputa la corona mundial de los medianos, como usted mal informa. El citado combate se pactó en los súper medianos (168 libras) por el título de ese peso avalado por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Usted, que hace mucho alarde de ser un estadígrafo, gran erudito de los números, debe revisar las estadísticas.

El panameño fue en busca de su quinta faja mundial y perdió pr decisión unánime…y no es que no quiera reconocer la derrota de Durán, pero aquella tercera riña con Leonard hay que ponerle un asterisco (*) por lo antes expueto.

Diez meses antes Durán se había cubierto de gloria al ganar su cuarta corona mundial cuando venció en 12 violentos asaltos al estadounidense Iran Barkley, el mismo que venía de noquear dos veces a Thomas Hearns. De aquella momorable victoria me refiero más adelante, cuando pongo en la balanza las historias de Durán y Chávez.

Por cierto, en este nuevo éxito Mano de Piedra Durán ratificó su hombría dejando nuevamente demostrado que nunca fue un cobarde en las 16 cuerdas, como lo afirma el veteranísimo y sapiente periodista panameño.

Dentro de sus fracasos figuran, ya en el ocaso de su brillante carrera, las dos que sufrió ante el boricua Héctor -Macho- Camacho. Las pelas las perdió por decisión.

Y cito igualmente -para que no se incomode mi estimado Chon- los dos fracasos que sufrión Durán, ya casi terminando su carrera, ante Vinny Pazzienza en la categoría de los súper medianos.

 Sin embargo, le preguntó a mi estimado Chon Romero, cuando un grande -de la talla de Roberto Durán y Sugar Ray Leoanrd- pierde ante un peleador de la clase de Macho Camacho, ¿eso significa que el ganador es mejor boxeador?.

Macho Camacho, también aprovechando el declive de Leoanrd, el 1 de marzo de 1997, en el peso mediano, noqueó en seis asaltos al fino pugilista estadounidense. Por ese fracaso de Leonard, ¿Macho Camacho fue mejor que el estadounidense?.

Durán, en 1998, cayó por nocaut -para que vea, mi amigo Chon, que estoy citando las derrotas del ídolo panameño- ante Willian Joppy. Pero, preguntó también, ¿Joppy fue mejor que Durán?. Las preguntas formuladas tienen negativas respuestas. No hay que ser analista ni sapiente eruditio para saber que el inmenso panameño y Leonard fueron -¡por la milla!- más capacitados que sus referidos victimarios.

Es un otro firme argumento para que se sepa que las estadísticas frías no son del todo determinantes al momento de evaluar, con precisa objetividad, la eficiencia y estelaridad de un boxeador…en los casos de Roberto Durán y Sugar Ray Leonard – tras sus derrotas ante Macho Camacho y Joppy- lo expuesto está más claro que el agua cristalina.

LAS ESTADÍSTICAS FRÍAS

Manejando las estadísticas frías se ha querido parangonar a JC Chávez Con Roberto Durán y encasillarlo en un lugar que no le corresponde.

Pero voy a demostrar que de hombre a hombre, capacidad vs capacidad, el mexicano no se equipara a la grandeza del panameño.

Las victorias en el boxeo hay que valorarlas en función del tiempo y antes los rivales que se obtienen…y bajo el mismo patrón evaluar las derrotas.

Aquí otro ejemplo bien gráfico en el que queda también demostrado de que no siempre es mejor boxeador aquel que más triunfos logra. Esto es, que un boxeador puede haber ganado más peleas que otro, pero eso no determina su más eficiencia sobre aquel que tuvo más derrotas.

Se ha querido, erroneamente, magnificar a JC Chávez por el hecho de haber ganado 107 peleas de las 114 que realizó y se resalta -con muchos bombos- que llegó a 90 triunfos (90-0) corridos sin conocer el fracaso. Claro, más de esas 70 victorias fueron ante vulnerables mexicanitos completamente desconocidos a los que Chávez enfrentó en el querido pueblo de México.

Por ejemplo, y viene otra acentuada demostración de que las cifras frías no son determinantes a la hora de analizar la calidad de un boxeador. Rocky Marciano terminó su grandiosa carrera invicto en la categoría de los pesados. Su registro fue de 49-0 con 43 nocauts.

Otra pregunta: ¿Por no haber nunca perdido una pelea puede considerarse a Marciano mejor púgil que Muhammad Alí, Joe Louis, Jack Dempsey y Larry Holmes?.

El experto de menos sapiencia saber dar la respuesta: «Marciano, a los citados pesos completos, no le llevaba los bultos.

DE HOMBRE A HOMBRE

Ahora hagamos la comparación puntual, de hombre a hombre, de JC Chávez y Roberto Durán. Veamos cuán grande es la diferencia en calidad de estos dos estelares púgiles hispanos.

-El primer título de Chávez: Chávez consiguió su primer título (el ligero junior) en 1984 y a la edad de 22 años al noquear en ocho asaltos a su paisano Mario Martínez.

-Durán logró, cuando apenas tenía 21 años de edad, su primera corona (la del peso ligero) el 26 de junio de 1972. Noqueó en el 13avo round al escocés Ken Buchanan.

Buchanan era el claro favorito y, obviamente, era mucho mejor boxeador que el mexicano Mario Martínez.

Chávez, en 1987, obtiene su segundo cinturón mundial. Ganó la faja de los ligeros al vencer al puertorriqueño Edwin «El Chapo» Rosario. Este título lo capturó a la edad de 25 años y lo defendió en dos ocasiones.

-Durán ganó su segunda corona (la welter) a la edad de 29 años. Fue el 20 de junio de 1980 al derrotar, en 15 asaltos, a Sugar Ray Leonard quien a la sazón estaba con menos de 24 años y considerado como el mejor púgildel mundo libra por libra.

Hay que subrayar que Durán hizo la transición del peso ligero al welter brincando la categoría welter junior. En los welters juniors nunca perdió una pelea en 17 subidas al ring y no se adueñó del cetro porque, según los informes de la prensa, Antonio Cervastes (Kid Pambelé), quien era era un firme moarca, siempre rehuyó un enfrentamiento con el panameño.

Durán, sin ser un welter natural, le ganó al más capacitado de esa división. Asimismo, está claro que valorando la segunda corona de cada uno, El Chapo Rosario no fue mejor que Leonard. La tercera faja de Chávez la conquistó en 1987, a la edad de 27 años, al vencer por KO a Roger Maweather. Fue uno de sus más celebrados triunfos al frenar los ímpetus del estadounidense.

De su lado Durán, a la edad de 32 años, logra la conquista de su tercer título. Noqueó en el octavo round al invicto (y jovencito) Davey Moore. Fue un nocaut más explosivo que el que le asestó Chávez a Maewather. Durán fue dado como «claro perdedor» ante Moore, pero nuevamente los vaticinios de los expertos en contra del itsmeño se fueron al piso.

Chávez, en pelea por la unificación del cetro welter junior, en 1990, ante Medrick Taylor, logró una gran victoria al noquear, restando cinco segundos para concluir el pleito, al estadounidense que estaba ganando la reyerta ampliamente. El gran mérito de Chávez estriba en que, con su dura pegada y determinación, aprovechó el error de Taylor quien pese a que estaba ganando por más de cinco puntos, ya terminando el pleito, quiso irse de tú a tú con el mexicano. Y pagó caro esa equivocada bravura.

Otra aclaración a mi amigo Chon Romero: Esta pelea terminó con el nocaut técnico de Chávez en el 12avo round, no en el 11avo como usted erroneamente expone en uno de sus artículos.

Chávez, en 1994, intentó ser campeón mundial -por cuarta ocasión- al enfrentar a Pernell Whitaker, pero la frustración le vino encima. Fue protegido con un «empate» en 12 asaltos y el estadounidense retuvo el cetro de las 147 libras. Y que no se niegue, que la pasión no oscurezca los ojos de los defensores del mexicano. Los jueces los protegieron con el «empate» -y la mano larga de Don King estuvo de por medio- porque Whitaker fue el claro ganador.

El azteca, en 1998, fue a un segundio intento en busca del cinturón welter. Esta vez, ante Oscar de la Hoya. Chávez cayó por por nocaut técnico en el cuarto round. Chávez no volvió a probar más como welter, pues sabía que era una misión imposible.

Durán, todo lo contrario a Chávez y cuado parecía que «ya no podía más, que estaba para el retiro», el 24 de febrero de 1989, atrapa su cuarta corona mundial y se convierte en el único hispano en ganar cuatro coronas mundiales en otras tantas divisiones.

Logró este cuarto título (el mediano) derrotando a un gigante: Iran Barkley quien venía de noquear dos veces corridas a Thomas Hearns.

Es decir, Durán, quien pesó 156 libras y media y ya con 38 años de edad, enfrentó a un mediano natural y lo venció por decisión mayoritaría. En el undécimo asalto el panameño, con una combinación de cinco golpes, incluido su mortal recto largo, mandó al piso a Barkley lo que constituyó la antesala del fracaso del destronado monarca de las 160 libras.

Nuevamente todos los expertos habían vaticinado una derrota del panameño a quien sindicaron como «un viejo» que no iba a tener éxito ante un rival de seis pies, joven y natural peso mediano.

Pero una vez más el espartano gladiador panameño se creció y ante más de 12,000 fanáticos reunidos en el Centro de Convenciones de un hotel de Atlantic City, se situó en lo más alto del boxeo hispano.

DURÁN, CON MÁS MÉRITOS

En la comparación hombre a hombre queda también demostrado que Durán tuvo más méritos que Chávez.

Antes de entrar en otros importantes detalles en el que queda bien claro la diferencia abismal que se observa entre los dos súper estrella del pugilismo latino, permítanme citar a uno de los más conspicuos periodistas especialistas en boxeo, Bert Randolph Sugar, quien escribió un interesante libro que tituló: The 100 Greatest Boxers of all Time (Los 100 mejores boxeadores de todos los tiempos).

Randolph Sugar, quien durante varios años se desempeñó como director de la prestigiosa revista The Ring, en su obra hace una selección de los que, a su juicio, han sido los más grandes púgiles en la historia del boxeo de paga. En la lista pone como número 1 a Sugar Ray Robinson. Hace una selección de los más capacitados 11 peleadores kilo por kilo, sin distinción de peso.

Este libro, publicado por primera vez en 1984, coloca a Roberto -Mano de Piedra- Durán en el lugar número 17, por encima de estelares púgiles estadounidenses a los que cito a continuación: Rocky Marciano (19), Joe Wacot (20), Jake Lamota (43), Joe Frazier (49), Larry Holmes (62), Sugar Ray Leonard (56) y Thomas Hearns (62)…además por encima de estos latinos: Carlos Monzón (51), Kid Chocolate (35), José «Mantequilla» Nápoles (46), Salvador Sánchez (86), Kid Gavilán (52), Wilfredo Gómez (78) y Wilfredo Benítez (99). JC Chávez, quien estaba despuntando como una estrella -tras ganar su primera corona ese mismo año, 1984- no aparece en esta selecta lista.

Y una noticia reciente: La prensa de Panamá acaba de declarar a Roberto Durán como El atleta más grande que ha parido el deporte de ese hermano país. Es un galardón singular que sólo reciben los súper atletas. Y no sólo por fama ni carisma, sino en base a sus extraordinarios méritos logrados por su talento. Ahora, para hacer más puntual la comparación de JC Chávez y Durán, de hombre a hombre, lean estos contundentes datos: El mexicano, cuando intentó ganar el cuarto título -la primera vez- ante Whitaker, tenía 31 años, una edad considerada ya madura para estar en las cuerdas. Quedó frustrado.

Igual le ocurrió en 1998, ya a los 36 años, en su enfrentamiento -otra vez en busca del cetro welter- con Oscar de la Hoya quien lo volvió a noquear.

Sin embargo, Durán, a los 38 años de edad -ya viejo- se alzó con su cuarta corona venciendo a un joven de menos de 30 años. Aquella victoria, en 1989 ante Iran Barkley, catapultó al panameño como el más grande hispano de todos los tiempos

Ya expuse, en el anterior artículo, que Chávez, en su mejor desempeño -como campeón welter junior- no pudo retirarse de esa división como campeón…perdió el cetro primero ante Franklie Randall. En la revancha lo reconquistó por descalificación de Randall, quien conectó golpes ilegales, pero lo volvió a perderlo, en 1996, frente a De la Hoya quien lo queó de manera humillante.

 Otro gran fracaso de Chávez lo sufrió el 29 de junio del 2000 -en la ocasión volvió a probar suerte para reconquistar la faja welter junior-, pero recibió otro contundente nocaut del ruso Kostya Tszyu quien retuvo su corona sin ningún problema.

En cambio Durán, en su mejor labor como campeón del mundo (en el peso ligero), tras hacer 12 positivas defensas, entregó la corona al no tener rivales de consideración.

Derrotó a los grandes de ese peso entre ellos al sensacional boricua Esteban de Jesús (dos veces por KO), al bravo Ray Lanking y al japonés Ishitmatsu Suzuki quien figuró entre los mejores ligeros de la época y también había sido campeón del mundo título que se dejó arebatar de Esteban de Jesús después que éste fue vapuleado por los puños dinamiteros de Durán.

Pero se resaltan otros méritos del panameño. Lean: Durán enseñó tener una pegada más contundente y que la de Chávez, pese a que éste, en sus números fríos, aparece con 90 nocauts frente a 70 del panameño.

Durán, en el primer round, fulminó a 20 rivales, mientras que Chávez noqueó sólo a diez en el primer capítulo. El panameño fue, entonces, más determinante y anestesiante que el mexicano.

En el peso welter junior en el que Chávez logró sus mayores méritos, Durán no perdió una sola pelea (17-0).

Y en el welter, donde Chávez transitó un camino espinoso y dejó una estela totalmente negativa, Durán no sólo fue campeón del mundo al vencer al científico Sugar Ray Leonard, sino que antes había derrotado a hombres de la calidad de Monroe Brooks, Carlos Palomino y Zeferino González.

Posteriormene, cuando se aprestaba a buscar más gloria en otras categorías, noqueó a otro ex-campeón del mundo, el mexicano José Pipino Cuevas a quien despachó, en los medianos juniors, en el quinto round.

DURÁN, TÉCNICO Y PEGADOR

Como se sabe, en el boxeo existen dos escuelas: La escuela del técnico que es el boxeador estilista, que domina con mucha eficiencia los fundamentos del boxeo, tiene pleno dominio del cuadrilátero entre otras virtudes.

Y la escuela del pegador…el pegador es simplemente eso: Pegador-noqueador, con limitados recursos técnicos.

En este fundamental aspecto también Durán aventaja a Chávez…porque el panameño fue un gran estelar de las dos escuelas.

Es decir, sabía trabajar con calidad tanto en la escuela técnica como en la del pegador-noqueador.

JC Chávez -y eso debe saberlo el experto Chon Romero- fue un devastador, sabía sólo golpear, despachar a sus rivales a base  a lluvia de puños. Fue un duro golpeador en los planos bajos, sabía subir con su fuerte gancho izquierdo y con gran determinación, sin dar tregua, noqueaba a sus rivales.

Sin embargo, JC Chávez era tosco, ineficiente en el nivel técnico…siempre fue un boxeador de frente, sus movimientos laterales no eran elegantes y en muchos combates se convirtió en un «cogegolpes», especialmente en el rostro el cual en varias ocasiones terminó tinto en sangre.

Mientras que Durán, probado ante los grandes, enseñó claro domino de los fundamentos técnicos…sabía moverse con elegancia en todo el ring, botaba golpes con el movimiento del torso y fue también eficiente con el lance del jab el cual sabía combinar, para depositar en la lona a sus rivales, con el recto largo.

Y ni hablar con sus explosivos puños a los planos bajos. A Durán se le considera como uno de los más fuerts pegadores en los lanos bajos,especialmente con el «jut» y el oupercut.Era inteligente, no tosco ni boxeador parado como JC Chávez.

De manera que Durán perteneció a las dos escuelas: Las del pegador-noqueador y la del técnico, no así Chávez quien fue un simple peleador-noqueador.

En su primer combate con Leonard, quien era un modelo de la escuela técnica, el panameño exhibió destellos de buen arte. Evadió, con la cadencia de su torso y efectivos movimientos laterales, la mayoría de los golpes tirados por el carismático y artista del ring.

Cuando enfrentó a Esteban de Jesús, otro distinguido miembro de la escuela técnica, ofreció cátedras de buen boxeo…al extremo que en la tercera pelea (1978) con el boricua éste, que era un asesino con su gancho izquierdo, no pudo pegarle -nunca- ese golpe. El poderoso gancho de izquierda de De Jesús, fue neutralizado por completo y Durán combinó su buena técnica con la pegada para masacrar en 11 asaltos al ex monarca ligero de puerto Rico y ratificar su liderazgo en los pesos ligeros.

La historia, en lo técnico y pegada, fue reeditada por el panameño en sus dos memorables victorias frente a Davey Moore y Iran Barkley contra quienes capturó sus tercera y cuarta corona mundiales (las de los pesos mediano junior y mediano).

En ambas peleas puso en ejecución las dos escuelas: Las del pegador y la del técnico…más atrás, en los pesos ligero y welter junior, en combates que realizó frente a los hermanos Edwin y Adolfo Viruet, quienes eran dos buenos técnicos-escurridizos, el panameño salió airoso por amplias decisiones.

CHÁVEZ,NUNCA IBA A PODER

También hay que señalar, para que no se siga parangonando a JC Chávez con la leyenda de Roberto Durán, que en los buenos tiempos del mexicano las peleas por coronas mundiales fueron rebajadas de 15 a 12 asaltos.

Fue una resolución dictada por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) con la que buscaba humanizar más el boxeo.

Cuando Durán conquistó, de manera contundente, su corona mundial del peso ligero ante Ken Buchanan (26 de junio de 1972) las peleas por coronas mundiales eran pactadas a 15 vueltas. El combate duró 13 asaltos con la histórica victoria del panameño.

Durán, el diez de noviembre de 1983, se batió en 15 duros asaltos con Marvin Hagler…ya expuse que cuando terminó el 12avo round el panameño estaba arriba en las tarjetas de los jueces. Si como en la época de brillantez de Chávez, que las peleas eran a 12 rounds, pues problamente la victoria hubiera correspondido al itsmeño. Hagler ganó aquel combate con una diferencia de dos puntos.

Pregunta, y que se responda con sinceridad profesional: JC Chávez, frente a un sólido monarca como Marvin Hagler, ¿iba a tener capacidad para quedar bien parado, en 15 rounds, frente a este anestesiante peleador?.

Un boxeador como el mexicano, pequeño, con limitados recursos técnicos y casi siempre con un estilo de frente, no tendría -ante un gladiador de la calidad de Hagler- ninguna posibilidad de permanecer de pie 15 asaltos.

 Tampoco, obviamente, frente a Iran Barkle, el mismo que Durán depositó en la lona con una efectiva combinacióbn de cinco golpes y ganarle en 12 asaltos para conquistar su cuarta corona mundial.

Ya lo leyeron: JC Chávez, en los intentos que hizo para ganar el cetro welter no pudo !ni con su alma!…no lo ayudó su tamaño, pero tampoco su ineficiente labor en el nivel técnico.

MEXICANO VS MEXICANO

Quizás JC Chávez, por su largo trayecto (en sentido general positivo) en el boxeo profesional pueda ser considerado como el mejor boxeador mexicano de todos los tiempos.

Por encima, por ejemplo, de Carlos Zárate, Miguel Canto, Rubén Olivarez y Salvador Sánchez.

Quienes proclaman, con débiles exposiciones, que Chávez fue mejor que Roberto Durán -al ver los argumentos, en base a datos y análisis insertados en esta serie de ocho artículos- deben reflexionar…y entonces buscar otros rivales.

Rivales mexicanos, pues que tampoco quieran ir a una comparación -de hombre a hombre- con el argentino Carlos Monzón quien, a mi juicio, también fue más capacitado que el púgil azteca.

Quiero, en este mismo contexto, resaltar que Salvador Sánchez, aquel espectacular boxeador mexicano, se perfilaba como el más grande en la historia del boxeo de México.

Es más -y así lo escribí en un artículo que publiqué hace poco más de un mes- su muerte muy a destiempo, a causa de un fatal accidente de motora en 1981, impidió que se convirtiera en el mejor boxeador hispano en la historia del boxeo profesional en el mundo.

Por encima, incluso, del propio Roberto Durán…aquellas dos históricas victorias de Sánchez, bautizado como El Señor Pulmón, sobre Danny -El Coloradito- fue una gran demostración de calidad técnica, bravura u neta pegada. En el primer combate le arrebató el título pluma a El Coloradito López y en el segundo retuvo la faja. En ambos pleitos el mexicano ganó por nocaut.

Sánchez, a diferencia de Chávez -e igual que Durán- dominaba las dos esucuelas: Las técnica y la del pegador-noqueador…además era un hombre de unas excepcionales condiciones físicas. Al momento de su trágica muerte Sánchez tenía registro de 35-1, 31 nocauts y lleno de juventud.

También se sabe del resonante triunfo que logró Sánchez ante el extraordinario Wilfredo Gómez a quien noqueó en siete asaltos frenando al boricua en su intento de arrebatarle la corona de las 126 libras.

¿Qué piensan ustedes -distinguidos lectores- que pasaría en una pelea Chávez-Sánchez por la corona del peso ligero?. Hago la pregunta porque, de no haber perdido la vida Sánchez, de seguro que iba a invadir por lo menos las divisiones ligero junior y ligero, dos de los pesos en los que trabajó JC Chávez y ganó coronas mundiales.

De esta manera concluyo, como lo prometí, (en ocho artículos) este debate…pero lo concluyo como solía hacerlo el inmenso Roberto Durán: ¡Con un fulminante nocaut!.

Para que ya no se escriba que el limitado técnico, aunque buen pegador y bravo, JC Chávez fue «el mejor boxeador latino de todos los tiempos». ¡Que jamás se vuelva a blasfemiar de esa forma!.

Al quedar concluido este debate, le tiendo, con mucha sinceridad, un ramo de olivo a mi estimado amigo -de siempre- Chon Romero a quien, no obstante, sigo considerando como un docto en los asuntos del boxeo internacional.

Como los grandes boxeadores cuando terminan una batalla encima del cuadrilátero: Le doy un fuerte abrazo a mi colega Chon Romero. ¡Un abrazo de pura nobleza!

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