CARLOS NINA GOMEZ
Cuatro de octubre de 1908. Saben ustedes, deportistas de República Dominicana, ¿qué acontecimiento se registró en esa fecha?.

Les doy de inmediato la respuesta: El nacimiento, en San Pedro de Macorís, de un niño que casi 100 años después de su llegada a este planeta Tierra que se mantiene activo en el oficio de sus amores, el periodismo.

Me refiero al señor Francisco Comarazamy, quien ha trabajado en el periodismo general por más de 75 años.¡Si esto no es un récord, pues es un buen average!

 En efecto, don Francisco Comarazamy, quien siempre ha sido un entusiasta aficionado a los deportes -especialmente al béisbol-, lleva más de tres cuartos de siglo laborando en forma ininterrumpida en los medios noticiosos del país. Obviamente que a sus casi 100 años de edad (cumplirá la centuria el cuatro de agosto del naciente año 2008), no labora en el diarismo.

Dese hace varios años su trabajo profesional se circunscribe a la producción de  artículos de fondo.

Se dedica a comentar la literatura nacional. Valida, con su crítica, los libros, ensayos y obras de temas variados que enriquecen el acervo de la apiencia del país y que escriben destacados intelectuales dominicanos.

Su columna la escribe en el periódico Listín Diario, rotativo en el que desempeñó por décadas varias funciones…desde corresponsal provincial, reportero, redactor de planta,  jefe de redacción, subdirector y finalmente Director General.

El pasado largo fin de semana, en la quietud de mi hogar, puse mi cabeza a pensar en don Francisco Comarazamy a propósito del nuevo libro que estoy escribiendo y que espero terminar a finales de febrero para ponerlo en circulación antes de concluir marzo.

 Leo con frecuencia la columna de Comarazamy. Y cuando observo que su prosa es tan fresca, con tanta coherencia, con una sintaxis de creíble ilación y ni hablar de su bien llevado lenguaje en el aspecto semántico, me pregunto: ¿Y cómo puede escribir tan bien, con tanta claridad y precisión un periodista de una edad tan avanzada?

 Casi con 100 años a cuestas, don Francisco Comarazamy escribe como si se tratara de un periodista de estos tiempos…como si su redacción perteneciera a un periodista-columnista que acaba de empezar en estas lides de la comunicación social.

Una lucidez, tan clara como cualquier joven periodista, que me deja absorto. ¡Pero al mismo tiempo celebro su increíble lucidez intelectual!