Cuadrilátero
Miguel Cotto, ¡muy afortunado!

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Miguel Cotto, estelar boxeador puertorriqueño, «se casó con la suerte» la madrugada del pasado domingo en la accidentada pelea que protagonizó con el púgil israelí-estadounidense Yuri Foreman y en la que estaba en disputa el campeonato mundial mediano junior, versión AMB. Cotto fue afortunado.

Pero, ¿por qué calificó a Cotto como hombre de suerte?. La respuesta es sencilla: El ahora monarca mediano junior de la AMB enfrentó a un rival que a partir del sexto asalto pasó a ser un «enemigo discapacitado».

En el sexto asalto, casi terminando, Foreman resbaló y sufrió una lesión en la rodilla de su pierna derecha. Y cuando comenzó el séptimo round esa lesión se resintió y prácticamente ya Foreman no era un boxeador…¡pasó a ser un peleador de una sola pierna!.

Entonces ya no era un combate entre dos púgiles. Se trataba de un boxeador, Miguel Cotto, contra un discapacitado, Yuri Foreman.

Foreman no podía sostenerse. Su pierna derecha no tenía estabilidad al extremo de que en el séptimo round, sin recibir un solo golpe, visitó dos veces la lona. Cotto aprovechó esa terrible debilidad y arreció una recia ofensiva que culminó con su raro triunfo.

Su victoria no es termómetro

Antes de su pírrica victoria (sí, pírrica) ante Foreman, Cotto había ganado dos fajas mundiales diferentes, pero al mismo tiempo en sus anteriores tres peleas se vio en serias dificultades.

Primero fue vapuleado por Antonio Margarito. Antes frente a Shane Mosley -pese a que salió airoso- recibió fuerte castigo.

En combate con Joshua Clottey tuvo problemas, aunque también fue ganador, y ni habla cuando enfrentó al filipino Manny Pacquiao quien lo masacró.

Hablamos claro. Enfoquemos el futuro de Miguel Cotto con objetividad profesional.

Su triunfo ante el lesionado Yori Foreman no debe tomarse como termómetro para medir el futuro inmediato del popular pugilista boricua.

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