Cuadrúpedos de la carretera

Cuadrúpedos de la carretera

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO
Para la gente con sentido común, o por lo menos con algo de sensibilidad, resulta difícil creer que el dueño de este caballo tenga los “gemelos” de colocarle los ásperos aperos que se utilizan cotidianamente en el campo, vistas las condiciones que presenta el lomo del animal. Resulta difícil creer, pero créalo, se los pone, y además se sube en él, y probablemente lo obliga a correr, sabiendo que durante el galopar todo el maldito artilugio más su peso van a estar abriendo más la llaga que tiene y mortificándole quién sabe durante cuántas horas.

Pero resulta que esa es la actitud de la mayoría de los dominicanos en relación a los animales, principalmente los animales que le sirven incondicionalmente, como son los caballos, mulos y burros. Para esos dominicanos los animales son bestias que no sienten dolor, y aún lo sintieran no se van a quejar ni les van a poner una querella en algún destacamento de policía, por tres razones. Primera, los caballos, mulos y burros no creen en la efectividad de la Policía. Segunda, los policías no les van a creer a esos serviciales animales que sientan alguna molestia por las heridas y llagas, puesto que ellos mismos han utilizado (y utilizan) los animales en esas mismas condiciones. Y tercera razón, los caballos, mulos y burros son tan sumisos y serviciales con sus amos que les apenaría tener que someterlos a la justicia por abuso, criminalidad, crueldad, sadismo, inmisericordia y tortura, que son algunos de los cargos por los que habría que condenar a esos bárbaros.

Pero si difícil es creer que esto suceda, más difícil todavía es hacerles entender a los dueños y usuarios de estos animales que ellos sienten dolor, así como en ocasiones sienten bienestar, pero que en condiciones como las del caballo de la foto, no es posible tener bienestar alguno, con un dolor permanente y creciente sobre el lomo.

Yo me confieso el más ignorante de los seres humanos ante la imposibilidad de poder comunicar a los propietarios de animales heridos que éstos son criaturas con todas las formas de sentir que tenemos los propios seres humanos, y aún con más y profundas formas de sentimiento, porque estos animales son incapaces de odiar a quienes así los tratan. Si yo fuera ese caballo hace tiempo le hubiera partido el pecho a patadas al propietario, y a su mujer de paso, porque siendo las mujeres seres con supuestos sentimientos de mayor capacidad para asumir el dolor ajeno no se explica cómo le ha permitido al sádico de su marido seguir utilizando al caballo en esas condiciones.

LE DIERON A UN AMET

Un ejemplo de cómo está el caos en Santo Domingo en relación con el transporte público fue lo que vimos la noche del lunes en la avenida Máximo Gómez con Pedro Livio Cedeño. No había energía en los semáforos, se había armado un tapón de los mil diablos, y un equipo de cuatro o cinco “amets” se esforzaba en organizar el asunto.

Pues logrando poner a circular a los que llegaban de este a oeste hacia la M. Gómez, el cobrador de un minibus aprovechó el paso cerca de un Amet y le golpeó en la cara. La reacción del agente fue echar mano a su arma y correr unos metros detrás del bus, pero lo dejó porque se armaba de nuevo el lío en la esquina. Yo le hubiera vaciado las gomas al bus a tiros y entonces resolveríamos.

Si no se les da luz verde a los Amet no va a ser posible organizar el tránsito en Santo Domingo, y esto va en serio. No es posible manejar el tránsito -y mucho menos el transporte público – pensando en los votos de mayo. Los Amet necesitan más poder, todo el poder necesario para meter en cintura a choferes públicos y conductores privados. Amet necesita poder apresar a conductores y dejarlos esposados a los árboles y postes, necesita el apoyo de la ciudadanía sensata para detener infractores y dejarlos presos dentro de sus mismos vehículos por dos o tres horas… o medio día, dependiendo de la infracción. Amet necesita poder aplicar la ley “in situ”, donde se comete la infracción.

Los choferes que se estacionan donde les viene en gana a esperar pasajeros, los que conducen en vías contrarias, los que doblan en “U” en cualquier avenida, los que andan embistiendo la gente en las calles, los que se paran sobre el cruce de peatones, los que corren a la velocidad que quieren, los que paran todo el tránsito por conversar de ventana a ventana, los que se estacionan sobre las aceras, los que se orinan donde se estacionan y todos los que cotidianamente viven de una infracción a una violación, necesitan educación, pero de la que entra con sangre, de otra manera no aprenderán cómo conducir y conducirse.

POR LA LÍNEA

Las vacas (y “vacos”, como sugieren que se diga la gente de perspectiva de género) entre Oviedo y Pedernales se mueven “por la línea” en la carretera. Es común ver cómo estos animales se organizan en una fila que camina sobre la línea pintada a los lados del pavimento, dejándola solamente cuando se acerca un vehículo o cuando se presenta un obstáculo o alguna persona. O igual si la persona tiene una cámara en la mano, porque entonces les entra el pánico escénico y se meten en el monte, como me pasó varias veces tratando de hacerles la foto a la fila entera sin poder lograrla.

Creemos que hasta podría conseguirse que las vacas y “vacos” aprendan a distinguir las líneas que les lleven a sus respectivos corrales, como también enseñarles mediante líneas a cruzar la carretera ordenadamente, no como les ocurre a veces poniendo en peligro sus vidas al paso de los vehículos, quizás por falta de esas líneas.

Pero el ensayo iría mucho más allá. Si resulta exitoso podríamos llevar a los choferes y choferas de Santo Domingo, San Cristóbal y otras provincias, a entrenarles junto con las vacas y “vacos”… pudiera escribirse vac@s, pero se corre el riesgo de que la leche salga con espermatozoides, dada la semejanza de éstos con la dichosa arroba… Bueno, les decía que si llevamos a los choferes y choferas a Pedernales y les entrenamos junto con … las reses, es posible que logremos algo más de respeto con el tránsito en las ciudades, puesto que actualmente no hay manera de que los susodichos y susodichas se ajusten a la obediencia planteada por las líneas que existen sobre las calles y las señalizaciones que aparecen en todas nuestras vías citadinas.

Llevar a los choferes y choferas a Pedernales es más práctico que traer las vacas y “vacos” a Santo Domingo. No por el asunto del transporte y peso, sino porque a las vacas se les haría imposible concentrarse en un ambiente tan caótico como el que han impuesto los choferes en esta ciudad.

BUENA IDEA PARA CAMPAMENTOS

He aquí una buena idea para ser utilizada en los campamentos de verano que se organizan en Santo Domingo y supongo que también en Santiago y otras ciudades grandes dominicanas.

Se ha hecho un negocio redondo para mucha gente la organización de “campamentos de verano” donde los niños son prácticamente encerrados en lugares y prácticas que nada tienen que ver con un campamento ni con el contacto con la naturaleza, como sugiere estar en un “campamento de verano”.

De manera que para esos “campamentos” una alternativa de tener a los niños aquietados y lograr que no se metan donde no los llaman, o en el corral del “campamento” de al lado (porque se ven hasta dos y tres “campamentos” en un solo lugar) es colocarle una horquetica como la que se le ve al chivito de la foto. La colocación de la horqueta, con un palo cortando la “v”, impide al chivito la entrada en cercas ajenas o acercarse a lugares como jardines, viveros, plantíos u otras áreas donde los chivos suelen hacer daño.

Pues así como este chivito está físicamente imposibilitado de meterse “donde no lo llaman”, asimismo puede colocársele el artilugio en cuestión a los niños de los dichosos campamentos de ciudad, y nada, simplemente soltarlos ahí, que se cabeceen unos a otros como chivitos hasta que los vengan a buscar a mediodía.

Naturalmente, los (y las) propietarios de los “campamentos de verano” incluirán el costo del alquiler de la horquetica – no faltaba más – y si las madres se interesan en controlar a sus niños en casa, de manera que tampoco allá se metan “donde no los llaman”, entonces tendrán éstas opción de compra sobre las horqueticas. Y que todo sea por la “educación” que reciben nuestros niños hoy (¡pobres chamaquitos!).

Publicaciones Relacionadas

Más leídas