¿Cuál es el plan de Leonel?

¿Cuál es el plan de Leonel?

JOSÉ BÁEZ GUERRERO
Un amigo y colega (por periodista) se pregunta desde Miami cuál es el  Plan de Leonel Fernández. Ve peligro en que se consolide lo que llama un “aparato político” enraizado en la “visión, deseos y caprichos” de una sola persona. Mi amigo, por demás gurú de las comunicaciones, necesita ver las  encuestas, porque la inmensa mayoría de los dominicanos interpreta la realidad de manera distinta, y el Presidente o cualquier líder, siempre será una sola persona, excepto en los casos esquizoides o las “co-presidencias”, como los casos de Fidel y Raúl en Cuba, o Bill e Hillary en Washington. Una cosa es analizar la situación política de cualquier país, y otra soñar que la misma sea distinta para acomodar las propias conveniencias o idealizaciones.

En el caso dominicano, pocos políticos han sido tan elocuentemente transparentes al explicar su visión, como lo ha sido el Presidente Fernández. Leonel quiere modernizar al país, mantener la  elogiada estabilidad, aumentar el crecimiento, atraer inversiones y generar intercambios comerciales con un abanico de países para evitar mayor dependencia de uno solo. Sus deseos aparentemente están tan sintonizados con los anhelos del pueblo, que pese a los defectos de su gobierno, que no  son pocos, mantiene una popularidad impresionante. Su capricho mayor no es, como luce, el Metro, sino una lealtad contraproducente con algunos de sus amigos.

Tanto al hablar como al actuar, Leonel generalmente no anda con equívocos.

Se dice que carece de voluntad y que para todo nombra una comisión,  pero al mismo tiempo se le metió entre ceja y ceja hacer el Metro y lo está haciendo. Es palo si boga, y si no, también.

 A mi juicio ha sido impreciso en un solo tema, que es el de la crisis bancaria del 2003, pues mantiene una ambivalencia que molesta a  algunos, al auspiciar un proceso judicial indetenible en contra de los inculpados del fraude bancario, y al mismo tiempo manifestar una maquiavélica astucia reteniendo cerca y dentro del redil al abogado del principal encausado y confeso responsable del mayor de esos fraudes. Para seguir con dichos,  como dicen los gringos (de los que quedan pocos en Miami): es mejor tener al indio dentro de la tienda, orinando hacia fuera, que afuera orinando hacia dentro…   Además, la prudencia presidencial es un valor harto escaso entre los políticos latinoamericanos, más entre los dominicanos, y esa virtud, en Leonel, molesta a aquellos que se sienten que él no les ha hecho el  caso que creen merecer.  El Presidente Fernández dista mucho de estar haciendo un gobierno  perfecto.

En el último párrafo de mi artículo del viernes, que fue mutilado,  decía: “El Presidente Fernández es un ejemplo vivo para los centenares de  miles de jóvenes humildes que quizás no entiendan mucho de política, pero saben  que uno igual que ellos llegó a Presidente, debido en gran parte al talento cultivado mediante el estudio; nada ayuda más a la suerte que la dedicación.

Quizás por todo eso, precisamente, es que a Leonel debe exigírsele, más que a cualquier otro, aumentar y mejorar la atención del gobierno a la educación”. Otras áreas piden a gritos, por igual, mejor desempeño, como el tollo eléctrico.

Pero de ahí a pretender ignorar los logros y atribuirle al Presidente  fines ocultos ligados a un proyecto político extraño o ajeno a los mejores intereses del pueblo dominicano, hay un gran trecho. A veces las mayores fallas de los gobiernos no son materiales ni reales, sino en las percepciones de aquellos que no han logrado quitarse de encima el peso de sus propios consejos. Quizás nada nuble más la propia visión que la incomprensión de la visión ajena, o peor aún, la insatisfecha ambición  de ayudar a modelar un liderazgo envidiado.

j.baez@codetel.net.do

Publicaciones Relacionadas

Más leídas