¿Cuál es el  precio de la verdad en el oficio de informar?

¿Cuál es el  precio de la verdad en el oficio de informar?

La pregunta es engañosa, porque la verdad no tiene precio. Tiene un costo, eso sí, y a veces muy elevado, como es la propia vida. De ahí la trascendencia y el profundo significado del título escogido por Menoscal Reynoso para su más reciente libro titulado “El costo de la verdad”, que recoge una selección de sus artículos periodísticos, todos con el denominador común de la verdad, la libertad y la ética profesional en el oficio de informar y orientar a los ciudadanos.

Menoscal Reynoso, periodista varias veces laureado, autor de novela, cuentos y ensayos, participante distinguido en talleres y seminarios internacionales, y columnista regular en diferentes periódicos y revistas nacionales, se nos presenta en esta ocasión como un ser humano preocupado por la crisis de valores que aqueja a las sociedades modernas y a la cual debemos hacer frente con valentía, sin demoras ni vacilaciones.

“El costo de la verdad” fue, en realidad, el título de uno de sus artículos, pero es, al mismo tiempo, el que mejor refleja el contenido de todas las cuartillas paridas por el autor, convencido de que, entre todas las armas disponibles para vencer a la mediocridad y la corrupción, sobresale la verdad como remedio infalible para resultar vencedores al final de la batalla.

Es muy ilustrativo el cuento de un periodista que, al morir, no fue admitido en el cielo porque en vida había divulgado muchas malas noticias, ni tampoco se le permitió entrar al infierno porque en la Tierra había sido portador de muchas buenas nuevas. Finalmente, el buen hombre se estableció en una nube y fundó allí un periódico independiente, en el cual publicó buenas y malas noticias, pero siempre apegado a la verdad y sin calcular a quién agradaría o a quién molestaría.

Esa capacidad de los periodistas para llegar a las fuentes noticiosas, hurgar en ellas y luego divulgar sin pasión los hechos comprobados que interesan a la sociedad, y hacer las denuncias correspondientes cuando se violan las normas de la convivencia, es uno de los derechos fundamentales del hombre y la mujer, un derecho sin cuya vigencia sería imposible defender a ninguno de los demás derechos humanos, incluyendo el de la vida. En los artículos de Menoscal Reynoso, incluidos en esta obra, sobresale esa necesaria dosis de valentía que identifica a todo profesional responsable.

Ahora bien: esa potestad de los periodistas para incursionar en las fuentes noticiosas y divulgar todo lo que descubran, opinando también acerca de ellos, siempre que sea de interés público, conlleva, del otro lado de la moneda, la enorme responsabilidad social de utilizar su capacidad informativa y su credibilidad en la defensa de los valores éticos de todos y de los derechos inmanentes de los demás, como única forma de construir y afianzar un verdadero Estado de Derecho y de principios morales innegociables. Esa es la misión esencial del periodista sobre la Tierra, y Menoscal Reynoso así lo demuestra.

El mensaje de Menoscal Reynoso no está dirigido solamente a los de su clase, que son, en este caso, los periodistas y escritores. Va mucho más allá, alcanza a todas las personas de todos los oficios. El mundo enfrenta en estos tiempos grandes desafíos, en el orden político, en el orden social y en el orden económico, pero solemos olvidar, entre las grandes crisis de la humanidad, la del orden moral. Y si no somos capaces de superar la crisis ética, estaremos irremediablemente perdidos.

Como se trata de una selección de artículos publicados a través de muchos años y diferentes circunstancias, este libro nos muestra una intensa variedad de temas y situaciones que, aunque siempre giran alrededor de la verdad, han permitido un agrupamiento por secciones que el lector encontrará bajo los siguientes subtítulos: “Ética y Sociedad”, “Comunicación y Periodismo” “Democracia, Transparencia y Libertad”, “Realidad Política y Social”, “Pobreza, Delincuencia y Tolerancia”, “Salud, Seguridad Social y Conflictos”, “Temas sobre la Mujer” y “Solidaridad Internacional”. En todas ellas está presente el estilo franco, sencillo y directo del autor, que se nos brinda tal cual es, sin maquillajes ni adornos, siempre apegado a lo que él cree la verdad en cada caso.

Los temas son independientes uno de otro, pero tienen el don de la “seguidilla”: cuando uno comienza, no puede parar la lectura. El lector lo comprobará por sí mismo a medida que se vaya adentrando en su moralizante y certero contenido.

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