¿Cual es la iglesia de futuro?

¿Cual es la iglesia de futuro?

POR TOMÁS GÓMEZ BUENO
La iglesia en su modelo tradicional está sufriendo cambios notables. Hoy se habla del posdenominacionalismo, de la “tercera iglesia”, la iglesia electrónica o cibernética  y de otros calificativos que en alguna medida indican los cambios que el modelo eclesial  está experimentando.

La forma de ser iglesia, el enfoque de hacer misión está también sobre el tapete. Se habla de la misión integral  de la iglesia como la recuperación más consecuente con los propósitos del Señor Jesucristo y la instauración de su Reino.

El enfoque de misión integral, por otro lado, se opone  en contenido y estilo a la muy en boga  teología de la prosperidad. La primera es una visión integradora y participativa de la práctica de la fe; la segunda, parte de reducir la práctica y entendimiento de la fe al alcance de bendiciones físicas y espirituales.

El concepto de misión integral es una forma de espiritualidad que implica un proceso  de estudio, reflexión, construcción de conocimientos y esfuerzos para lograr resultados a largo plazo. La teología de la prosperidad es inmediatista, resalta la individualidad y promueve el consumo y la abundancia. Se publicita fácil,  porque está conectada a las corrientes del mercado. Es una forma  espiritualizada o eclesiastizada, si se quiere, del sistema neoliberal en que vivimos.

La teología de la prosperidad apela a una práctica de fe sin compromiso. Tiene variadas ofertas  para  que los consumidores de religión escojan a su gusto.

La misión integral, enfatiza el señorío de Cristo sobre la totalidad de la vida. Es una visión integradora donde la iglesia tiene que tomar en cuenta todos los factores que determinan la existencia. Intenta superar las fronteras dicotómicas entre lo sagrado y lo profano. De ahí surge su vitalidad profética, su clamor por justicia e igualdad en todos los planos del quehacer humano. La fe se encarna en la realidad con la plena certeza de que Dios está interesado en la vida y en la historia de manera total.

La misión integral comienza por desacralizar patrones religiosos y culturales y apunta a los valores fundamentales del Reino. Es crítica y reflexiva. Parte de recuperar una cristología más universal y menos religiosa y sobre esta base busca establecer la auténtica  misión de la iglesia y su verdadero  compromiso.

Misión integral y teología de la prosperidad son dos líneas generales, dos propuestas eclesiológicas que están en tensión, entre otras alternativas teológicas. O construimos una iglesia mercado o construimos una iglesia que promueve y proclama los valores del Reino.

 Estamos en el umbral de la tercera iglesia. La primera es la iglesia de Oriente,  la cual dominó el primer siglo; la segunda fue la de Occidente, del segundo siglo y la tercera es la iglesia del Sur o del tercer siglo que ha surgido de las luchas y afanes que se libran en el Tercer Mundo. Es la iglesia que surge de los aportes de la teología de la liberación, del valioso esfuerzo hermenéutico de los teólogos protestante de América Latina  que apuestan a la opción por los pobres y proponen cambios verdaderamente integrados.

Esta encrucijada que vive la iglesia del presente coincide con la caída estrepitosa de las ideologías, con una gran apertura y tolerancia, con  un verdadero destape de secularismos y religiones esotéricas, con profundos cambios en el estilo de vidas de las personas. Los modelos de gobierno de las iglesias se transforman, ruedan los mitos y tabúes. La religión se vuelve elástica. De repente todo vale.

Estamos hoy frente a una iglesia que en términos sociales y religiosos se desdobla, se desconstruye para irse rehaciendo sobre la realidad de una nueva experiencia, donde no predomina lo ideológico ni lo doctrinal, solo prevalece lo práctico, lo funcional, lo que apunta a un resultado o reporta un beneficio tangible.

El desafío es el diseño de una iglesia contextual, que cuestione, reflexione y reconozca a Cristo como el Señor  de la totalidad de la vida. La iglesia del futuro tendrá que apuntar a ser bíblica, integral, profética y ecuménica.

Esta iglesia se renovará, como siempre, por la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo.

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