Me he vuelto a encontrar, como en diciembre del 2006, un amarillento recorte titulado “Seis Reglas para Presidentes”, publicado en septiembre de 1993 en The Wall Street Journal por el hoy fallecido gurú gerencial austriaco Peter F. Drucker, autor de 39 libros. Reciclar viejos artículos es una costumbre que pocos columnistas admitirían pero que a veces saca de apuro a cualquiera.

En el ’93 le envié copia al entonces Presidente Balaguer, quien celebró la ocurrencia preguntándome si creía que esos “consejos” podían aplicarse entre dominicanos… Este es mi “resumen comentado” de las “Seis Reglas para Presidentes” de Drucker:

1. ¿Qué necesita hacerse? El pragmatismo debe impedir que un gobernante niegue las realidades y se condene a sí mismo a ser inefectivo, en aras de aferrarse a ideologías o pre-concepciones. (¿Cuál de los dos “ve mejor” la realidad?)

2. Concéntrese, no se diluya. Hay muchas respuestas a la pregunta anterior (¿qué necesita hacerse?) pero a menos que un presidente escoja una, usualmente riesgosa y controversial, pero sintonizada con necesidades o conveniencias públicas, no logrará nada. (Leonel mantuvo la estabilidad…)

3. No apueste a nada “seguro”. Hay tiros “seguros” que salen por la culata. Ninguna acción política está exenta de riesgo y asuntos “obvios” lo son retrospectivamente, pero difíciles de asimilar con anticipación. (Hipólito era “una línea”, ahora está feo para la foto…)

4. Un presidente efectivo no “micro-gerencia”. La jefatura del Estado requiere tantas responsabilidades, que aquello que pueda delegarse debe delegarse. Cada jefe de área debe ocuparse sólo de ella, pero con competencia suprema. (¿A quiénes escogerían Danilo o Hipólito par su gabinete?).

5. Un presidente no tiene amigos dentro del gobierno. Todo lo malo que hagan esos amigos se le “pega” al jefe; pero lo bueno es obra de ellos. Además, es difícil o imposible botar a “amigos”. (¿Habrá que comentar ésta, je je je?).

6. La sexta regla, es el consejo que Truman dio a Kennedy al ser elegido: “Una vez llegas al poder, dejas de estar en campaña”. (Ya veremos qué pasa después del día 20…)

La reglas son las mismas pero hoy las realidades  son disyuntas. ¿Qué muralla o valladar debe emplear un Presidente para defenderse de los cernícalos que por picar a su vera, hasta sus ojos picotearían como cuervos de Poe? Quizás encontrarse viejos recortes de periódico parece cíclico…