Como país, hemos tenido casi un cuarto de siglo votando “vida o muerte”, votando contra el significado de los entonces Gobiernos del PLD. En esta ocasión no pocos plantean que se vote “contra el retroceso”, como única forma de impedir que, ahora en su particular y eventual reagrupamiento, ese partido vuelva al poder. Un argumento difícil de refutar, como difícil es refutar que las cosas no son tan simples como antes. La presente, es una coyuntura significativamente diferente; todas las mediciones de cierta seriedad apuntan a que ese peligro del “retroceso” no tiene la potencialidad de otras ocasiones y por eso, la cuestión es por quién y para qué votar determinada candidatura, partido o coalición.
En las pasadas elecciones, la intención de voto por la principal candidatura presidencial de la entonces oposición puede que influyese significativamente en la votación por las candidaturas municipales y congresuales, ahora podría no ser así. Sin la subjetividad que existía en las del 20, es posible que en las próximas del 24 el comportamiento de los electores sea diferente y se registre cierto nivel de abstención en sectores que antes votaron por la presente mayoría. Las expresiones de disgustos observables y manifiestos en sectores que la hicieron posible estarían apuntando en ese sentido, y quizás la medición de intención de voto de un segmento de la juventud.
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Por eso, al próximo Gobierno se le exigirá niveles de eficiencia, institucionalidad democrática y de inclusión social muy superiores al que se le exige al actual. Sin importar quien lo conduzca, deberá tener los recursos suficientes para hacerlo, y eso se logra con una reforma fiscal orientada hacia una mejor calidad del gasto, poniéndole el cascabel al gato, a ese sector empresarial evasor; terminar por siempre la cultura del Estado Empleador, con un mayor sentido de totalidad y de institucionalidad y un Congreso con más mujeres, con representantes no sujetos a las presiones de grupos empresariales y eclesiales, que lean los proyectos. antes de aprobarlos.
El voto hay que justificarlo en la perspectiva del diseño de políticas para superar circulo vicioso de una economía que crece, pero no logra invertir la tendencia a que cada vez más la gente expresa su inconformidad, para que los egresados de las universidades e institutos de formación no emigren. Deben mantenerse y profundizar los aciertos del Gobierno en esferas claves, pero si persisten esos y otros problemas no menos importantes y si no se diseñan políticas claras para enfrentarlos, el país que tendremos después de las presentes elecciones sería esencialmente el mismo de ahora. más allá.