¿Cuál parranda? ¿Cuál bienestar?

¿Cuál parranda? ¿Cuál bienestar?

Millizen Uribe

En junio pasado tuve una intervención pública en la que planteaba que el expresidente Danilo Medina tenía que romper el silencio que guardaba y dirigirse al país, para darle varias explicaciones.

Mi análisis partía primero de los cuestionamientos directos que implicaba para sus obras de Gobierno y manejo del Estado y la cosa pública, la instrumentación de varios expedientes por parte del Ministerio Público, como las operaciones Pulpo y Coral.

En segundo lugar, lo decía por el hecho de que me parecía insostenible la práctica de en pleno siglo XXI y en el marco de la llamada Sociedad de la Información, querer hacer política en silencio y dirigir desde la sombra al principal partido de oposición.

Y es cierto que el liderazgo de Medina se basa más en lo pragmático que en la oralidad y, también lo es, que inclusive su forma de gobernar se caracterizó por guardar silencio y evitar las declaraciones públicas, tanto así que la fuente palaciega quedó prácticamente en desuso durante su mandato.

Pero aún así, entendía yo que como estaban sobre la mesa acusaciones muy fuertes de hechos muy cuestionables y que involucraban a familiares y colaboradores directos de Medina y aunque es importante dejar que la Justicia actúe, el Danilo político debía explicar a sus militantes y votantes qué pasó.

Sin embargo, escuchando las primeras declaraciones del exmandatario concluyo que definitivamente el silencio le era más favorecedor. Lo digo, por supuesto por sus controversiales frases como que el PLD no estaba muerto, sino que andaba de parranda o que el PLD perdió porque el pueblo dominicano se cansó del bienestar.

Y es que la figura de la parranda no es la más adecuada para un partido que acaba de dividirse y perder las elecciones. Tampoco para un Gobierno que está bajo investigación por acusaciones muy graves de corrupción y por la presunta tolerancia y encubrimiento de otros como Odebrecht o el maquillaje de auditorías vía Cámara de Cuentas, por sólo citar algunos. Por lo que insistir en hablar de parranda conduce a cuestionamientos como: ¿Con el dinero de quién o de quiénes?

Lo mismo sucede con la palabra bienestar. Es cierto que durante los gobiernos del PLD la clase media dominicana se desarrolló y se amplió y la estabilidad macroeconómica, incluyendo el crecimiento, fue fenomenal, ocupando un lugar cimero entre las economías de la región.

Pero el problema es que esta sigue siendo una sociedad tremendamente desigual, donde la movilidad social es aún una tarea pendiente, donde más del 80% de los trabajadores que cotizan en la Tesorería de la Seguridad Social (TSS) gana menos de 50 mil pesos, donde más del 50% de la economía es informal, donde 62% de los niños de 10 años no puede leer ni entender un texto.

Además, la inseguridad ciudadana campea, el agua no es potable, los “apagones” aún existen y ninguno de los problemas estructurales está resuelto y muchos derechos fundamentales, como la salud, no están garantizados, pese a tantos años de crecimiento económico, por sólo mencionar, debido a cuestiones de espacio, algunos indicadores.

Por eso si Medina habla de bienestar, es válido preguntarle: ¿Bienestar de quién? ¿De su familia? ¿De su círculo de colaboradores? ¿o de un reducido grupo de la sociedad dominicana? ¿Qué pasó con ese crecimiento? ¿Lo que sostiene el Ministerio Público? Esto amerita respuestas formales y serias que trasciendan refranes populares o el estribillo de canciones porque es una obra de gobierno que está siendo formalmente cuestionada.

Algunos dirán que no importa lo correcto o no de lo que diga Medina y que el solo hecho de que se hable o se escriba sobre él ya es una ganancia para el expresidente. Sin embargo, ese principio sólo es válido para quienes están hambrientos de fama, pero en el caso de la política una mala fama pesa mucho.

Por eso y partiendo de que el PLD está decidido a volver al poder, como es su legítimo derecho, pienso que es conveniente repensar esa palabrería porque no está conectando con una sociedad que cambió, se cansó y se hartó.

Mientras eso pasa me quedo, por parecerme más real, con lo planteado por Danilo Medina en escenarios como el IX Congreso Ordinario José Joaquín Bidó o de aquella arenga en una reunión con legisladores de su partido donde señaló que el problema del PLD fue que en una familia podía haber hasta cuatro personas trabajando en el gobierno, y que los miembros de esa organización política no actuaban si no había dinero de por medio.

“Todas esas cosas pasaron porque nos acomodamos al poder”, dijo en ese entonces. Tenía mucha razón el expresidente, porque ¡De esto sí se “hartó” el pueblo dominicano!

El liderazgo de Medina se basa más en lo pragmático

Esta sigue siendo una sociedad tremendamente desigual

La inseguridad campea, el agua no es potable y los “apagones” siguen

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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