¿Cuál patrimonio cultural?

¿Cuál patrimonio cultural?

La semana pasada hube de visitar a mi amado natal Santiago de los Caballeros para cerciorarme de la salud de un hermano afectivo intervenido quirúrgicamente de urgencia.

Disfruté del pito de la antigua Compañía Anónima Tabacalera a las 7:30 de la mañana, para avisar a los que trabajan que tienen media hora para estar presentes en sus puestos.

No vi ni un coche y sí infinidad de vehículos, apretujados bumper con bumper, como en la capital, y  escuché el reclamo de algunos empresarios por el retorno de los parquímetros,  porque, aducen, así se organiza mejor el tránsito y les permite mayor flujo de clientes a sus negocios.  Vi mucha basura y las principales vías saturadas de buhoneros.

Observé como muchas casuchas mal llamadas “patrimonio arquitectónico del Casco Histórico de Santiago de los Caballeros unas convertidas en simples parqueos y otras cayéndose a pedazos por la carcoma que las corroe y que parecen decrépitos y horribles fantasmas, como también acontece en Puerto Plata y Monte Cristi.

Patrimonio Arquitectónico de Santiago era la residencia de don Pedro Espaillat, hoy un parqueo del hotel Camino Real que no se debió permitir demoler, y el puente que conectaba a Bella Vista que construyeron los norteamericanos en la primera intervención militar (l9l6-l924), también demolido y su estructura regalada.

Patrimonio Arquitectónico de Santiago de los Caballeros es la que fuera residencia de los esposos don Antonio Haché y doña Katingo Zogbi, cerrada, mugrienta, y la galería atestada de basura, una residencia de concreto bellísima, en ruinas. El Ministerio de Cultura, que con tantos logros ha conducido su titular José Rafael  Lantigua, que administra Patrimonio Arquitectónico Histórico a nivel nacional, debe consentir que la realidad y el progreso son gemelos, y que la mojigatería de pretender preservar carcomas es un solemne contrasentido, mayúsculo error y disparate.

Santiago de los Caballeros debe ser incorporado al progreso consecuente con su gran avance empresarial de los últimos 30 años, y anular el impedimento de derribar villas carcomas sería atinado, prudente y altamente beneficioso para todos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas