¿Cuál sería el destino de las Cuevas Maravillas?

¿Cuál sería el destino de las Cuevas Maravillas?

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
La decisión de la Fundación Patronato Cueva de Las Maravillas, de cesar en su administración de tan importante enclave de tesoros indígenas y arqueológicos, trae de nuevo al tapete de como siempre hay sectores incordinantes, en todos los gobiernos, que atacan al sector privado para ver, si lo que ya no pudieron conseguir por las armas, pueden lograrlo mediante la calumnia y el descrédito.

El caso de Las Cuevas de Las Maravillas tiene ribetes muy curiosos, de como a una fundación se le concedieron graciosamente más de 49 mil tareas, una pista de aterrizaje y hasta una avioneta, aparte del enclave de las cuevas, que se ha convertido en el principal atractivo turístico natural de la región oriental.

No hay dudas que el decreto del gobierno anterior, traspasando a una fundación el usufructuo de las cuevas, así como de un amplio territorio ganadero, fue violando las normas constitucionales, y desde ese punto de vista, se imponían rectificaciones, pero no hacer un escándalo que lleva siempre el germen de la envidia y del odio de clases, destinado a asustar al sector privado, que ahora es vilipendiado y se le señala como culpable de todos los males, cuando se recuerda la quiebra de los tres bancos, con una Justicia que no acaba de arrancar para definir culpables.

Cuando los gobiernos se encargan de cuidar el patrimonio público, tanto natural como de obras construidas por el hombre, surge el temor de como se destruirán en poco tiempo, dejando de darle mantenimiento y de no ofrecer los servicios que deben brindarle a la ciudadanía.

El caso de los hospitales es una muestra de como los gobiernos son unos vándalos que todo lo destruyen y lo que queda, medicinas y equipos quirúrgicos, los empleados y médicos, se los llevan para «cuidarlo» en sus casas y negocios particulares. Imaginémonos que hubiese sido de la Plaza de la Salud, si el Doctor Balaguer hubiese cedido a las presione de los dirigentes opositores de aquel entonces, para que se pusiera en manos de Salud Pública esas modernas instalaciones que han llenado un enorme vacío en el sistema de salud dominicana.

La Plaza de la Cultura no pudo estar peor en el pasado reciente y todos recordamos de como al Teatro Nacional se le dejó sin aire acondicionado en la gestión anterior y de como éste gobierno tuvo que gastar un dineral para rehabilitarlo y reemplazar piezas que eran chatarras y se vendieron como si fueran nuevas.

El caso del Museo de Historia Natural es emblemático de la indolencia oficial; el hecho que todavía no se ha podido reabrir, indica la gravedad del descuido, y además, verse invadido por peligrosas clases de gérmenes destruyendo casi todas las especies disecadas, que en hermosos dioramas, eran la admiración de los visitantes hace ya varios años.

Así mismo, el Acuario Nacional, es otro enclave en manos gubernamentales que ya tiene en extinción la fauna marina que allí se exhibía y sólo se salvan de su exterminio algún manatí, algunas tortugas y el tiburón al cual no lo pueden aniquilar y sería tan solo por hambre o que se acaben de destruir los equipos de bombeo, para de esa manera ver muy pronto el anuncio del cierre temporal de esas instalaciones por reparación o modernización, que eran visitadas por cientos de estudiantes y turistas.

Cuando se ven sitios de atracción como el Ocean World de Cofresí, el Manatí Park de Bávaro, el Centro León en Santiago, etc., entonces se confirma que el sector privado es que pone interés en proteger aspectos fundamentales de la vida natural e histórico de la Nación, que en manos oficiales colapsan y se destruyen, o son arrasadas impunemente.

De ahí que el futuro de Las Cuevas de Las Maravillas, por obra y gracias de un sector entrampado en sus frustraciones ideológicas y enanismo mental, se confabularon con algunos sectores oscuros para que ese lugar se convierta en un futuro cercano en un estercolero de basura, falto de iluminación, y lo que es peor, sería objeto de la acción destructiva de los visitantes, sin la vigilancia necesaria de quienes hasta ahora habían demostrado interés por proteger unas cuevas que tienen interesantes y valiosos tesoros arqueológicos e indígenas. Y parece que la presente administración tiene fobia a los patronatos, ya que de un plumazo erradicó a todos los que cuidaban las instalaciones deportivas del Parque del Este. Sería prudente que la Plaza de la Salud pusiera su barba en remojo ante la embestida estatizante en gestación, que busca aislar y disminuir al sector privado, en un errada estrategia política, que afectaría finalmente a sus mentores, simpatizantes de un estado poderoso al estilo de los años 50.

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