El fin de las guerras y la reducción del precio del petróleo serían un gran aporte para la estabilidad y el crecimiento global
Lograr el desescalamiento o, mejor aún, poner fin a las guerras en Ucrania y en el medio Oriente, sería la principal contribución que el nuevo Gobierno de Donald Trump podría hacer a la economía mundial porque se eliminaría la principal perturbación que actualmente daña su buen desempeño.
Los perjuicios provocados por estos conflictos a la economía mundial se han expresado en pérdida de capital humano, en una caída del crecimiento, en inflación y consecuentemente en un aumento de la pobreza.
Y no es para menos: esos conflictos han acelerado el proceso de cambios de la globalización, que se encontraba en marcha desde antes de la pandemia y que ha provocado disrupciones en las cadenas de suministro, causantes de presiones inflacionistas y depreciación de la moneda.
Casi siempre las guerras se alimentan de un incremento del gasto público que generalmente es financiado a través de políticas monetarias expansivas.
De manera que desescalar los actuales conflictos globales debe ser la prioridad. Si Donald Trump cumple con su promesa de poner fin a las guerras y la de bajar los precios del petróleo a través de una mayor oferta de crudo extraído del subsuelo, estaría haciendo una gran contribución a la estabilidad y al crecimiento de la economía global, a menos que sus otras promesas controversiales (reducción de impuestos, deportación masiva de inmigrantes y aumento de tarifas arancelarias a las importaciones de China y México) contravengan ese objetivo.
Hasta ahora sólo se conoce la revelación de Wall Street Journal de que el plan de Trump para terminar con la guerra en Ucrania se apoya en tres puntos: que Kiev se comprometa a no unirse a la OTAN durante al menos 20 años; que la línea del frente «quedaría básicamente fija«, según la situación en el terreno, y que Rusia y Ucrania acordarían una zona desmilitarizada de casi 1.300 kilómetros.
Sean o no esas las vías, todos debemos abogar para que él que cumpla con la promesa de terminar con la guerra y con la del Medio Oriente, pues como afirmaba el poeta romano Publio Virgilio Marón (en tiempos tan lejanos como el sigo 1 antes de Cristo) “las guerras, todas las guerras, son horribles”, razón por la cual el político y poeta épico latino Tiberio Cacio Asconio Silio Itálico (siglo 1 después de cristo), aconsejaba que “es preferible la sola paz que innumerables triunfos”.
Esto ha quedado confirmado en el trago amargo que ha tenido que pasar el mundo con las guerras actualmente en marcha.