Las semejanzas y diferencias conceptuales entre juegos y deportes todavía en nuestros días no son del pleno dominio y conocimiento del ciudadano común, ni siquiera los especialistas de las distintas épocas han coincidido en todas sus partes en procura de una definitiva unificación de criterio.
En lo que parece haber cierta afinidad es con respecto a que son términos de tanta riqueza de significados que requeriría de minuciosos estudios para situarlos en sus correspondientes contextos, sin desconocer que las identificaciones y antagonismos que se propongan, no dejarán de ser meras aproximaciones a lo gestual lúdico y competitivo.
Incluso en ocasiones se entrecruzan ambos conceptos llevados a la praxis: se compite jugando y se juega compitiendo. Tenemos en nuestro continente los denominados Juegos Deportivos Panamericanos y Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, aunque se reconoce que dichos eventos son típicos de la competición agonal del alto rendimiento.
En un sentido generalizado el deporte exige un gesto corporal más técnico, más trabajado o entrenado que el gesto lúdico (juego). El gesto deportivo o competitivo está orientado a la consecución inexcusable de un resultado. En el gesto lúdico la naturalidad y ausencia de artificiosidad constituyen sus notas esenciales.
Esta sería la primera distinción entre juego y deporte, el diferente cauce que permitiría al jugador y competidor desarrollar sus actuaciones en base a presupuestos metodológicos distintos.
Admitida esta diferencia, se argumenta que también en el juego se persigue al menos un resultado mínimo, aunque no sea más que una satisfacción placentera. Un aspecto en lo tocante a la semejanza es que se ha podido comprobar cómo se realizan juegos que luego pueden desembocar en deportes y viceversa.
En una acepción más elemental se afirma que la principal diferencia entre juego y deporte es que éste último tiene una finalidad competitiva, en tanto que el primero se lleva a cabo por diversión. En el deporte las reglas son muy estrictas, mientras que en el juego las reglas podrían no existir o bien ser acordadas por las partes.
Resulta de gran provecho destacar el juego y el deporte como elementos básicos en el ámbito de la Educación Física. Los mismos pueden ser de mucha utilidad para ocupar el tiempo a través de beneficiosas actividades para la salud y el desarrollo humano.
Desde los tiempos antiguos hasta los modernos se destacan diversos autores que han opinado sobre ambos conceptos.
El primer nombre que aparece teorizando sobre la importancia del juego en la escuela fue Platón en su tratado acerca de Las Leyes. En sus recomendaciones pedagógicas se destacó por la defensa de la libertad en el juego para los niños más pequeños de tres a seis años, y el establecimiento riguroso de una disciplina en el juego a partir de esas edades.
El término juego sobre el que conceptualizaba Platón en las Leyes tampoco contemplaba los mismos requerimientos que Juan Vives en sus Diálogos, o los que Rosseau planteaba en su tratado El Emilio o la Educación. Autores de épocas posteriores como Huizinga, M. Klein, Blanchar, entre otros también han definido el juego. Los puntos de mayor avenencia entre otras consideraciones, se agrupan en las siguientes características: voluntario, divertido, espontáneo y comunicativo.
Especialistas contemporáneos como Diem, Coubertin, Lenk, Mandel, Parlebas, entre otros, califican el deporte como fenómeno social complejo de dimensión mundial, cuyas características principales son: la reglamentación, la fijación de metas, la superación personal y la integración en equipo.
En el plano doméstico sería muy beneficioso que los organismos públicos y privados relacionados con estas manifestaciones se aboquen a llevar a cabo un importante seminario-taller con especialistas en la materia en procura de promover un mejor conocimiento sobre el tema.