¿Cuán excesivo es nuestro endeudamiento?

¿Cuán excesivo es nuestro endeudamiento?

En un reciente documento el Fondo Monetario Internacional (FMI) planteó que el nivel de endeudamiento “óptimo” del gobierno dominicano, tanto externo como interno, debería de ser de entre un 25% y un 30% de nuestro Producto Interno Bruto (PIB).

En el 2003, al asumir el gobierno la totalidad de los depósitos y otros pasivos de los bancos que quebraron fraudulentamente, ese endeudamiento subió a un 60%, pero ya en el 2008 se había reducido a un 35.5%, dado que la economía había crecido un 40% durante los últimos cinco años, el mejor comportamiento de nuestra economía en los últimos 25 años.

Pero, para salir de la actual recesión económica, bajo el acuerdo con el FMI el país recibirá préstamos de esa institución, del BID y del Banco Mundial y, además, emitirá bonos soberanos en el extranjero y también localmente, por montos tales que esa proporción de un 35.5%, que ya es muy alta, subirá a un 39% a finales de este año y a un 40% el año que viene y en el 2011, antes de comenzar a bajar hacia el nivel “óptimo” del 25% ó 30%  del PIB.

Hace tiempo que una tercera parte de los impuestos que pagamos se dedica a cubrir la amortización de la deuda externa y en el presupuesto del 2010 un 31% de su monto estará representado por nuevos endeudamientos internos y externos.

¿Qué podemos hacer para reducir esa carga tan fuerte?

El endeudamiento no es necesariamente perjudicial para un país. No hay nada de objetable en tomar préstamos a muy largo plazo, a baja tasa de interés y con total transparencia en cuanto a concursos abiertos para comprar bienes o construir obras públicas. Tal es el caso de los recursos del BID, el Banco Mundial, el Banco Centroamericano de Integración, la Corporación Andina de Fomento, la OPEP, la Comunidad Económica Europea, los Fondos FAD del gobierno español y los similares del gobierno francés y norteamericano. Los préstamos de Petrocaribe son a largo plazo y a bajas tasas de interés, pero nuestro gobierno puede gastarlos en lo que quiera, mientras que los antes citados son para proyectos específicos previamente acordados.

Pero los que sí son perjudiciales son los préstamos tomados a bancos comerciales, con 5 ó 7 años de amortización, con tasas de intereses comerciales y que se utilizan para comprar bienes no sujetos a licitación. Tal es el caso de las docenas de préstamos en que incurrió el gobierno de Hipólito Mejía y que hemos tenido que pagar, casi en su totalidad, durante los últimos cinco años. También es el caso de los más de US$400 millones que aprobó recientemente nuestro Congreso con el Deutcshe Bank para comprar bienes, sin concurso, a suplidores españoles, así como al financiamiento del Metro. También lo será el caso del préstamo que firmará en los próximos días durante su viaje a Portugal el Presidente Fernández para que el BNV construya un hotel y torres de apartamentos al lado del Estadio Quisqueya. La función del BNV es financiar casas de la clase media y pobre. Los hoteles y torres deben ser construidos exclusivamente por el sector privado. Lo de la Sun Land fue, por supuesto, terrible. Grandes financiamientos de una agencia del gobierno brasileño para que dos empresas de ese país construyan presas, autopistas y elevados urbanos, no sujetos a concursos, bien pueden resultar en obras cuyo costo podría haber salido mucho más barato si el financiamiento hubiera provenido del BID o el Banco Mundial.

Los nuevos bonos soberanos nos costarán alrededor de un 8% y el gobierno, como hizo el del PRD, gastará sus recursos en aquellas provincias donde las encuestas evidencien que sus candidatos están más débiles.

Cada vez que vaya a pagar un impuesto, cada vez que compre algo sujeto al ITBIS, por ejemplo, piense que una tercera parte de su contribución será utilizada para pagar deudas de gobiernos anteriores. Las nuevas deudas usted las deja para que las paguen sus hijos y tal vez nietos.

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