Cuando caigan los partidos, ¿un pastor evangélico?

Cuando caigan los partidos,  ¿un pastor evangélico?

En los últimos 25 años, una de las preguntas que más me han hecho es: ¿cuándo caerán los partidos del sistema para que surja algo nuevo? En el ánimo de quienes preguntan, creo que ha estado la idea de que los partidos del sistema no sirven y de las cenizas surgirá algo mejor.
Mi respuesta a través del tiempo fue que, a pesar de sus problemas, los principales partidos dominicanos perduraron porque calaron en el electorado; primero, por las luchas ideológicas que marcaron las décadas de 1960 y 1970, y segundo, por la expansión del clientelismo a partir de la década de 1980.
El colapso, siempre dije, no estaba cerca; y lo que venga después, también he dicho, no necesariamente será favorable para la construcción de un sistema democrático.
Hasta la fecha la realidad me ha dado la razón sobre el colapso: no estaba cerca. Pero ojo: ahora está más cerca que nunca, el sistema de partidos está en su peor momento.
El caudillismo y el clientelismo desataron divisiones en el PRSC y el PRD. La época de gloria electoral de ambos terminó. En el 2016 ninguno llegó al 6% de los votos, y no hay asomo de recomposición para el 2020.
El PRM, vehículo para canalizar el voto perredeísta en el 2016, arrastra serios problemas de articulación y continúa siendo un ensayo en suspenso.
Los partidos pequeños no han dado nunca muestra de crecimiento electoral y no ha surgido a la fecha ningún partido nuevo con enganche en la ciudadanía.
La Marcha Verde, que generó mucho entusiasmo, no ha logrado mantener energías suficientes para posicionarse eventualmente como una fuerza político-electoral.
El PLD, que formalmente se mantiene unido, enfrenta un significativo deterioro institucional por los escándalos de corrupción y las confrontaciones de liderazgos personalistas. Tiene la ventaja de estar en el poder y enfrentar una oposición esquelética, pero la opinión creciente en la ciudadanía de que el PLD es un nido de corrupción inflige una herida mortal al peledeísmo.
El colapso o no del sistema de partidos depende ahora de la capacidad de maniobra del PLD para mantener suficiente legitimidad política y seguir gobernando, y de que el PRM se fortalezca como opción opositora. ¡Inmensos desafíos ambos!
Si el sistema de partidos colapsa, ¿qué podría venir después? No hay forma de saberlo con certeza, pero algunos indicadores sirven de guía para imaginar el futuro.
Cuando un sistema de partidos colapsa, se genera un vacío institucional y el carisma toma prevalencia sobre las instituciones. Surge entonces una figura carismática que convoca la ciudadanía, y puede ir desde un ex militar a un comediante.
La posibilidad de que en la República Dominicana sea un militar es remota. La economía dominicana es muy abierta y carece de un recurso natural importante como el petróleo para sostener un nacionalismo económico. Un Trujillo aspira actualmente con mano dura, pero enfrentará serias dificultades por su origen.
La posibilidad de que surja un líder social con anclaje en las clases populares es remota porque no hay un movimiento obrero, ni campesino, ni indigenista fuerte.
Mi especulación es la siguiente: podría ser un pastor evangélico. Utilizan el discurso carismático-motivacional para captar feligresía y propagarse. Desde hace años los evangélicos incursionan en la política dominicana a nivel legislativo y municipal, y han penetrado los medios de comunicación. Manejan microempresas religiosas y reciben donaciones internacionales. Articulan un discurso de conservadurismo social que podría calar en un pueblo de bajo nivel educativo como el dominicano.
¡Queden atentos! El fenómeno se propaga en América Latina.

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