A veces una relación no funciona. Discuten demasiado, pasan la mayor parte de tiempo separados, cuando no están juntos apenas piensas en él o ella… Si se cumplen los siguientes puntos, sabrás que es el momento de romper con tu pareja y buscar a alguien mejor.
1. Infidelidad: te dice que jamás te engañaría; aunque en alguna ocasión engañó a su ex para estar contigo.
2. Su ex: siempre te está comparando con tu ex, hagas lo que hagas.
3. En público: no suele dedicarte demasiada atención cuando estás con más gente y no te invita a fiestas de trabajo, cuando debe ir con alguien.
4. Sus amigos: no quiere que los conozcas hasta que se consoliden como pareja; ¡y eso que llevan saliendo juntos años!
5. Mentiras: te dice que va al gimnasio todos los días, incluso en fin de semana; pero no notas ninguna mejora física e incluso está engordando un poquito.
6. De ida y vuelta: rompe contigo cuando sabe que su ex no tiene pareja y quiere volver cuando su ex está con otra persona.
7. Salir de fiesta: le encanta divertirse con sus amigos; pero cuando tú le propones ir de juerga, siempre te dice que hay algo importantísimo que tiene que hacer y que no se lo puede perder.
8. Te quiere cuando le dejas, pero necesita más tiempo y espacio cuando están juntos.
Proponer una definición de pareja no es fácil, especialmente porque siempre se ha hablado de ella basándose en valores morales, religiosos, políticos, económicos, etc., pero básicamente se puede decir que una pareja es una forma de relación que dos personas establecen, en principio, de mutuo acuerdo.
Existen muchos modelos de parejas, tantos como personas, pero todas forman un ‘sistema’ que funciona con una estructura, unas normas, unos fines y en un contexto determinado. Existen una serie de características por las que nos sentimos atraídos por otras personas.
El aspecto físico
A pesar de que estamos cansados de escuchar que el aspecto físico no es lo verdaderamente importante mientras que la personalidad sí lo es, los estudios demuestran que nos gusta mirar a las personas atractivas por simple placer estético, son mejor tratadas, mejor consideradas como personas (su belleza exterior se extiende a su interior: simpatía, competencia, bondad…), y se cree que tienen posibilidades de un futuro mejor y de ser más felices que las no atractivas.
Este comportamiento generalizado se observa desde la infancia, donde los niños guapos tienen más probabilidades de ser elegidos como amigos y menos de ser culpados por los profesores de mal comportamiento, por lo que posteriormente van a desarrollar una mayor confianza en sí mismos y una mayor autoestima.
La Proximidad
La mayoría de nuestros mejores amigos viven en nuestra proximidad. Desde pequeños nos relacionamos más con la gente que más asiduamente vemos. La probabilidad de conocer, y más aún íntimamente, a alguien que viva a cientos de kilómetros nuestro es más baja que la de conocer profundamente a alguien de nuestra ciudad. El tiempo en común, las vivencias compartidas, el poder dar ayuda y recibirla, la implicación…, siempre va a poder desarrollarse mejor si dos personas viven próximas.
Pero no solo interviene la disponibilidad y la conveniencia, también se ha demostrado que la gente a la que más vemos, más familiar nos parece y menos nos cuesta el relacionarnos. Nos sentimos más cómodos y podemos llegar a predecir más su comportamiento y adaptarnos en base a éste, de lo que lo haríamos frente a un completo extraño.
También se desarrollan pensamientos más positivos frente a las personas que creemos que volveremos a ver. Incluso se ha demostrado que las cosas que nos resultan familiares (una canción, un cuadro…), simplemente por el hecho de estar expuestos a ellas, nos hacen estar más receptivos y nos gustan más.
Otras características personales
Existen otros rasgos en las personas, además del atractivo físico, que influyen en la atracción que desarrollamos por una persona.
a) La cordialidad, que incluye sociabilidad, afabilidad, sentido del humor y buen carácter, es una cualidad muy apreciada y que incluso podemos creer que existe en una persona sólo por el echo de que otras personas nos la hayan definido así. Sin ser necesario el tomar contacto directo con esa persona, la atracción va a empezar a desarrollarse y posteriormente la vamos a considerar de ese modo aunque la correspondencia no sea tal, es decir, aunque su cordialidad no sea tal y como nos habían hablado, tenemos tendencia a considerarla como si lo fuese.
b) La competencia también es un factor muy importante. Nos gustan la gente que tiene habilidades antes que aquella que resulta torpe, pero preferimos a las personas habilidosas que cometen de vez en cuando algún fallo. Esto nos da la impresión de que son humanos como nosotros, y no unas máquinas de absoluta precisión.
Existe aquí una diferencia entre las mujeres y los varones. Mientras ellas prefieren a una persona muy competente, los varones prefieren antes a aquella que tiene algún fallo de más. Esto puede explicarse debido al sentimiento competitivo que la sociedad desarrolla en los niños antes que en las niñas. Sobre todo, los varones con una autoestima muy alta prefieren al sujeto que comete más errores frente a los varones con una autoestima baja, a los que parece no afectar tanto el sentimiento competitivo y no se sienten tan presionados por seguir siendo los mejores.
Las personas solemos querer proseguir una relación con aquellas en las que encontramos similitudes, sobre todo en la personalidad. La razón de que nos gusten las personas que comparten cosas con nosotros es la de que nos apoyan en nuestras convicciones. Esto nos agrada y hace que nos gusten esas personas que nos hacen sentir a gusto con nosotros mismos, también aquellas de las que recibimos halagos.
Entonces, la pregunta del millón sería, ¿Cuáles de estas características te hizo unir a tu pareja o cuales te faltan y por qué a pesar de ello continúas unido a tu compañero?.