Víctor Alfonso Inoa, Jeffry Matías Durán y Yeiry Familia de la Cruz son tres de los 15 jóvenes que estudian en el centro que el Instituto Tecnológico de las Américas (Itla) instaló en San Luis, Santo Domingo Este; un proyecto para aumentar la inclusión digital y las oportunidades de educación técnica. Los muchachos cuentan a la Esquina Joven cómo los ha impactado este programa.
Víctor, de 21 años, estudia educación en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Explica que supo de la capacitación por un amigo que estudiaba en el lugar y que lo invitó a inscribirse. Lo escuchó, porque pensó que le serviría mucho tener conocimiento en informática para conseguir un empleo.
La formación en esa comunidad del Gran Santo Domingo es en desarrollo de Software, técnico en redes y multimedia, con duración de seis meses.
“Los jóvenes deben analizar que esto beneficia a la comunidad de muchas formas; deberían hacer fila para inscribirse, porque la pobreza hay que atacarla con estudios y esfuerzo. En vez de pensar en vanidad o en dañar a otros, es mejor que adquieran conocimiento para tener un trabajo honesto”, expresó.
El muchacho habla de las precariedades económicas con conocimiento de causa. Es el penúltimo de 12 hijos. Tenía cuatro años cuando su madre murió y a los 18 enterró a su padre. Quedó bajo la responsabilidad de una hermana, que viajó a México y cuyos hijos tiene ahora a cargo.
Con gran esfuerzo divide su tiempo entre la universidad, el Itla, el culto religioso y su trabajo, de 12:00 de la medianoche hasta las 6:00 de la mañana en una empresa de medicamentos. Espera con lo aprendido ascender a un mejor puesto o cambiar de empleo, porque ya tiene una base en informática.
Su principio básico es servir a Dios y confía en que le permitirá ser un educador que guíe y fomente el amor por el aprendizaje. “Porque una mente que lee y aprende no vuelve a ser la misma”.
Para reforzar. Jeffry Matías Durán, estudiante de Ingeniería Civil en la UASD, narra que la universidad le exige conocimientos por lo menos mínimos de informática, por eso empezó el curso, al que asegura ya le saca mucho provecho.
Una conocida fue quien le informó que el instituto impartiría esa formación gratis y de inmediato acudió, porque es uno de los más prestigiosos en el área tecnológica.
Sin embargo, para el joven albañil estos cuatro meses han sido muy difíciles, porque debe dividir el tiempo en ir a la universidad, su familia y el trabajo, pero a pesar de eso le gusta el entrenamiento y ha mejorado sus capacidades.
Durán, de 30 años, señala que la mediocridad radica en la forma de ver la vida. “Si te estancas, ahí te quedarás. Entiendo que los problemas tienen solución aunque no sea en el tiempo de nosotros, sino en el de Dios”.
Un consejo que da es mantener la persistencia, tener un objetivo y evitar hacer demasiadas cosas a la vez. Está convencido de que lo mejor es enfocarse en la meta a alcanzar y de que la diversión, la bebida, tienen su tiempo, por lo que hay que manejarlas para no ser sus esclavos.
Más capacitación. Excelente es la palabra que usa Yeiry Familia de la Cruz, de 21 años, para calificar su aprendizaje.
En los cinco meses que tiene en el centro ya domina las partes interna y externa del PC y tiene conocimientos de redes y multimedia.
La estudiante de Letras en la Universidad Dominicana Organización y Métodos (O&M) dice que está ansiosa porque impartan el curso avanzado de multimedia, ya que quiere trabajar en esa área.