Cuando el dinero daña la política y el deporte

Cuando el dinero daña la política y el deporte

La política y el deporte son las dos pasiones por las que el ser humano se motiva y expresa todo el potencial que lleva consigo generando una poderosa fuerza que lo lleva a imponerse y brillar ya sea como un líder político o como un gran deportista.
Desde sus orígenes, tanto la política como el deporte vienen acompañados de una carga de valores coincidentes entre los que figura el respeto, la cooperación, la relación social, el trabajo en equipo, la competitividad, la convivencia y la justicia entre otros muchos que son exigidos a los deportistas y que forman parte de los principios que enarbolan las organizaciones políticas.
Desde sus orígenes ambas actividades vienen acompañadas del esfuerzo y la destreza física y mental. Se estima que seis mil años antes de nuestra era se practicaba algún tipo de deportes, los cuales estaban inspirados en las guerras. La caza y la pesca no eran deportes, como se le considera hoy día, porque ambas prácticas constituían el trabajo necesario para vivir.
La guerra es definida como la más alta expresión de la política. Si las artes de las guerras se utilizaban como prácticas en los deportes, se colige de dónde estas dos actividades humanas están vinculadas, como también fueron en sus orígenes actividades exclusivas de los sectores dominantes.
Es en el siglo XVIII cuando se logra la socialización del deporte y es con el surgimiento de la burguesía y la revolución francesa, que impuso la democracia en el mundo occidental, cuando ambas actividades logran ser inclusivas.
Un vistazo a las actividades y creencias de los padres fundadores de las sociedades del nuevo mundo nos indica que todos eran políticos y practicaban algún deporte. La esgrima, por ejemplo, simula las espadas con las que se peleaba antes. Duarte y los Trinitarios la practicaban.
La historia de la política y del deporte es vinculante e inclusiva. Ambas son ciencia y arte, como definiera Bosch la política «Es una Ciencia y un Arte». En el ejercicio de la política en la verdadera democracia, esa que nos legó la revolución francesa, se impone la voluntad del pueblo expresada en elecciones libres, donde se ejerce el derecho a elegir y a ser elegido, sin que para ello se requiera más que la voluntad libérrima de los ciudadanos.
En el deporte prevalece la disposición, la destreza física y mental, los valores y la voluntad de practicar de manera libre también la disciplina deportiva que hayamos elegido desde muy jóvenes.
Ambas actividades se han desvinculado de su verdadero origen cuando para llegar a un cargo electivo deba mediar sumas astronómicas de dinero y para conseguir la sede para un mundial de Fútbol se haya comprado la voluntad con el dinero corruptor: aparece la desconfianza, la desesperanza y vergüenza.

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