Veamos primero la secuencia de los acontecimientos, para que les resulte más fácil sacar sus propias conclusiones. El pasado 13 de junio el aspirante a la nominación presidencial del PRM, Luis Abinader, denunció la existencia en el Congreso Nacional de grupos dedicados a la tarea de comprar legisladores de todos los partidos para que voten por la reforma constitucional que permitiría la repostulación del presidente Danilo Medina, con lo que confirmó un runrún que hace tiempo se viene cocinando a fuego lento en la Cámara de Diputados. Cuatro días después el presidente de ese mismo partido, el senador por Puerto Plata José Ignacio Paliza, advirtió en unas enérgicas declaraciones (o eso pretendían) que esa organización no es ni será parte de acuerdos para reformar el texto constitucional para propiciar la reelección, recordando que según las encuestas el 70% de la población rechaza todo intento de reforma. Pero el mismo día que esa declaraciones aparecieron en los periódicos el vespertino El Nacional publicó que en una maratónica reunión celebrada el pasado sábado en una torre de la Capital, y con la presencia de dos ministros y tres “importantes legisladores” del PRM, se allanaron los puntos que permitirían al oficialismo someter y aprobar una reforma a la Constitución, para lo cual existe un presupuesto de 500 millones de pesos, información que el vespertino dice haber confirmado en dos fuentes distintas. Agréguele a eso la denuncia de Guido Gómez Mazara de que “en las próximas horas” se fraguará una jugada política que rehabilitará al presidente Medina, mas la afirmación de Elpidio Báez de que solo falta definir el tipo de reforma de la que se beneficiará el mandatario, y tendrá que concluir, necesariamente, que si es verdad que cuando el río suena es porque agua trae hay que prepararse para las consecuencias del embate inminente de la reelección y el ímpetu de sus aguas desbordadas.