“Cuando enseño Historia Dominicana me transformo”

“Cuando enseño Historia Dominicana me transformo”

Los estudiantes le llaman Burgos. Las monjas -en especial sor Alegría, la directora- simple y cariñosamente, Fifi, pero su nombre es Josefina Burgos, y es una de las maestras más temidas y amadas del octagenario Colegio Serafín de Asís.
¡Nada más cierto, aunque se lea como una gran paradoja! Pocos maestros pueden manifestar en sus estudiantes tal dualidad de sentimientos sin que esto implique una amenaza para su desempeño.
Enseña Historia Dominicana como pocos. La pasión que le inyecta contagia… y esa entrega inusitada, con el paso de los años, la ha transformado en una investigadora insaciable de sus vacíos e incongruencias. Además, en una de las profesoras más recordadas por los estudiantes que ya no están.
La jornada laboral de esta maestra es larga. No se detiene al finalizar cada hora de clases. En base a las novedades y veracidad de sus hallazgos, crea guiones y, cada año, por motivo del Día de la Independencia Nacional, pone en escena la obra cumbre del colegio. Sus estudiantes, de quinto y sexto de secundaria, conscientes del gran esfuerzo, se convierten en sus cómplices. En el escenario, como si se tratara de actores y actrices experimentados, muestran a autoridades del colegio, padres y visitantes lo aprendido en una pieza histórica sin desperdicio, en la cual los patricios Juan Pablo Duarte, Ramón Matías Mella y Francisco del Rosario Sánchez siempre juegan el rol protagónico que merecen.
Parte de sus cómplices trabajan como hormiguitas detrás del escenario y ofrendan su arte y creatividad para crear la escenografía, que también es pensada por Burgos. Ella ultima todo, hasta el vestuario.
Burgos ha aprendido cómo hacerlo. Camina por los pasillos del colegio con donaire, sonríe, abraza y conversa con todo el que encuentra a su paso, pero en las aulas se transforma y asume el rol del maestro formado para formar.
¿Cómo lo logró? Los años de experiencia, su inspiradora vocación, altos niveles de exigencia para con sus estudiantes, seriedad y responsabilidad en lo que hace, han sido la clave.
Para muchos de sus estudiantes es una maestra atípica. Guarda en su memoria datos históricos precisos, llega a clases con bultos repletos de libros para consultas y en el colegio tiene su propia oficina y cuartitos donde preserva sus materiales educativos y de uso para sus obras.
Junto a sus contemporáneos Idalia Aquino, la maestra de Ciencias Naturales y Rafael Perdomo, de Español, conforma el trío de los docentes de más años dentro de este prestigioso centro educativo. Tres autoridades de respeto, dedicación y amor por la enseñanza.
Esta pasión se la inculcó su madre, una maestra con más de cincuenta años de ejercicios. De chiquita se quedaba con los alumnos de su mamá, y como estudiante participaba en todos los actos de la escuela, en especial los patrios, que en esa época se celebraban con gran júbilo y hermosura en su tierra natal, Dajabón. Ahí -dice- surgió su pasión por la historia dominicana y la necesidad de enseñarla.
En 1970 salió rumbo a la capital, se casó y comenzó a procrear hijos, razón por la cual aplazó sus estudios. Se formó en la escuela Teodoro Stanley Heneken, en Licey Al Medio, Santiago y en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) se graduó en Ciencias Sociales.
Desde entonces vive, como dirían sus estudiantes “con las pilas puestas”. Brinca, baila, canta… pero nunca revela sus años de vida, eso sí, dice tener el ánimo de una de 15 y el ímpetu por enseñar de una principiante.
“Cuando enseño Historia Dominicana me transformo. Mis estudiantes me lo dicen. Yo amo mi patria, respeto con devoción los símbolos patrios. Yo puedo estar enferma y durante ese momento se me olvida”.
Es cuando nos surge preguntarle: cómo se vería fuera de las aulas. Ella nos contesta: “Mira, yo me preparé para vivir sola, me preparé para que mis hijos se casaran y quedarme sola, pero siempre lo he dicho, y se lo he dicho a mis alumnos, para dejar las aulas, nunca me he preparado. Yo no sé cómo voy a dejar esto, no lo sé”, dice.

Sus obras

Inicio
Hace 35 años que inició la historia de esta mujer como maestra. Entró al Colegio Serafín de Asís a cubrir una licencia y en poco tiempo se convirtió en la profesora de Historia, tras la renuncia de la profesora.
Aparte de Historia Dominicana Burgos imparte, también en secundaria, la asignatura de Geografía.
Inquieta y acuciosa por naturaleza, ella siempre quiso ir por más. Al principio las obras que presentaba eran sencillas, en un escenario pequeño, uno de los jardines, porque en ese entonces no había un auditorio.
Con la celebración del bicentenario de Juan Pablo Duarte, se le ocurrió hacer una obra en grande, con el fin de honrar la vida y obra de los padres de la patria.
De ahí en adelante, sus obras son las más esperadas.
Entre las presentadas destacan “La historia y evolución de los símbolos patrios” y “Las mujeres de la independencia”, que es con la que más se ha identificado.

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