“Cuando entran en su crisis”

“Cuando entran en su crisis”

La andropausia se caracteriza por la caí- da gradual en los niveles de testosterona

Hemos dejado de ser jóvenes”, cuando ellos choca con esa realidad, suele haber problemas… porque esta preocupación puede llegar a tal extremo que pudiera generar una pequeña crisis a nivel psicosocial, algo especialmente habitual en la década de los cuarenta.

Y aunque desde siempre ha ocurrido también en mujeres, tradicionalmente se ha identificado un momento de crisis con derivaciones conductuales repentinas en el hombre. En efecto, estamos hablando de la crisis de los 40, también llamada “crisis de la mediana edad”. Aquella que aparece cuando, al bordear la cuarta década, se hace un balance del transcurso vital potenciando la creencia de que en esa década empezaba el declive. Pero en la actualidad, por lo menos la crisis fisiológica en el varón, se posterga a los 50 años.

No todos los hombres tienen todos los síntomas, pero los más comunes, según estudios recientes, y los que pueden ponernos sobre aviso para detectar a tiempo esta crisis son: el mayor cuidado personal, cambio de hábitos, mayor actividad deportiva, el estar constantemente pendiente del móvil, recibir mensajes y ponerse incómodo, la disminución del contacto físico y también del contacto sexual.

Estas edades, a pesar de que deben ser consideradas como las propicias para hacer balance, suelen hacer creer que se encuentran ya más cerca del final que del principio de sus vidas, la muerte de un amigo puede ser también causa, la monotonía en la pareja, la baja autoestima en él, una depresión, no responsabilizarse de su falta de emociones, dejando caer la culpa en la pareja, demasiadas ocupaciones y poco ocio, etc…

A la par que se enfrenta a los primeros cambios corporales, el hombre atraviesa un período de pensamientos trascendentales sobre sus retos personales, laborales, afectivos, económicos, etc.

Estos pensamientos pueden llevar a hacer un balance vital, en el que se valora el tipo de vida que la persona lleva en la actualidad y lo contrasta con sus expectativas de juventud. Es el punto en el que visualizan que ha pasado la mitad de sus vidas y llegó el momento de evaluar ‘qué he vivido’ y ‘qué me queda por vivir’.

Y es también habitual que exista la idea de que lo que no han cumplido ya resulta poco viable hacerlo en el futuro, lo que genera un gran dolor, desengaño y frustración.

Unido a esta crisis existencial, a partir de los 45 años, los hombres también presentan cambios hormonales. «El síndrome de déficit de testosterona, conocido también como andropausia, se caracteriza por una caída gradual en los niveles de dicha hormona.

Este descenso puede afectar de forma física -disminución del tono muscular y de la fuerza, fatiga, insomnio, riesgo de osteoporosis, aumento de la grasa corporal, etc- o psicológicamente -cambios en el estado de ánimo, pérdida de impulso sexual, disfunción eréctil…-. Además, existe más riesgo de padecer depresión».

Con la disminución de la producción de testosterona por parte del organismo, es posible que se produzcan episodios de disfunción eréctil o falta de libido incluso en casos en los que nunca antes había ocurrido. En algunos casos también podríamos encontrarnos con problemas de infertilidad.

La falta de testosterona, normalmente, causa falta de sueño y pudiera favorecer los estados de abatimiento y tristeza, que pueden socavar tu confianza y motivación, entre otros trastornos.

Estas sensaciones pueden generar un gran estrés en quien lo padece, algo que puede desencadenar una serie de manifestaciones conductuales y emocionales caracterizadas por la impulsividad y la necesidad de introducir cambios. Podríamos considerar a la crisis de los cuarenta como una fase de duelo ante la percepción de una pérdida progresiva de la juventud: aparecen negación, ira, depresión, negociación… y con el tiempo también aceptación.

Y es que afortunadamente, esta etapa de crisis tiende a resolverse con el paso del tiempo según se va aceptando que el tiempo pasa y que ello no implica que nuestra vida haya acabado.

Lo lamentable es que, por la misma cultura en la que vivimos, muchas veces sus síntomas se diagnostican equivocadamente por el rechazo psicológico que experimentan los hombres a asumir que tienen un problema hormonal y acudir a consulta médica.

Y por eso hayo un llamado enfático a que ante la manifestación de cualquiera de los síntomas mencionados, se acuda a un médico especialista para los controles y monitoreos necesarios.
*la autora es Psicóloga Clínica

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