Nunca pensé que soñaría con él. Pero ayer, quizás por lo mucho que se mencionó su persona en los lugares en los que estuve, tuvimos una cita onírica de lo más interesante.

Cuando llegué a su oficina, que lucía más sencilla de lo que hubiese imaginado, él me esperaba sentado tras su escritorio. En cuanto entré, así sin más, me dijo que quería darme una noticia: que “invitaría” (con carácter de obligación so pena de perder el cargo) a cada uno de sus funcionarios a demostrar la procedencia de su patrimonio para así acallar todas las voces que hablan de corrupción en su gobierno.

Tras pedirme que grabara todo lo que me decía, el presidente Leonel Fernández me pidió que publicara la noticia al día siguiente para que todo el mundo supiera cuál era su plan para demostrar lo transparente que era su gobierno.

Posteriormente, me dijo que haría una auditoría en todas las instituciones del Estado para demostrarnos que ninguna se está manejando mal y que, como afirmó recientemente, el tema de la corrupción es simplemente mediático.

Después de escucharlo, y sentir pena por lo ingenuo que parecía al afirmar tajantemente que en sus funcionarios eran los más transparentes que haya habido en la historia del país, le pregunté si le parecía correcto que el vicepresidente de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) sea el dueño de una compañía eléctrica que ofrece servicio en el sector que él debe vigilar y haya sido subcontratada por otra empresa con la que ha trabajado la CDEEE.

En ese momento Leonel me miró, comenzó a decir algo pero, como si fuera una maldad del destino, sonó el despertador.