La denuncia sobrecoge. Escuchar a fray Máximo Rodríguez contar cómo vandalizaron la Iglesia Nuestra Señora de las Mercedes, ubicada en la Zona Colonial, es indignante pero también motivo de preocupación: ¿cómo es posible que profanen un templo ubicado en el área más importante y sensible de nuestra ciudad?
Es espantoso saber que una reliquia histórica traída en la época colonial ha sido martillada con un cincel, ocasionándole daños que podrían ser irreparables, pero que además hayan cortado todo el cableado eléctrico del lugar. ¿Por qué y para qué hacen estas cosas?
Aunque lo más probable es que quienes hicieron esto son personas insensibles o drogadictos que no estaban en su sano juicio, resulta inconcebible que las iglesias de la Zona Colonial no tengan la vigilancia suficiente para evitar estas barbaridades.
También choca, como advierte el fraile, que sea frecuente encontrar frente a la iglesia preservativos, botellas y restos biológicos que son depositados allí. ¿En qué momento hemos caído tan bajo que ya no respetamos los espacios sacros?
Al margen de lo que las iglesias significan, también es importante resaltar que hechos tan lamentables ponen muy en entredicho la seguridad de todos los espacios de la Zona. ¿Cómo sucede algo tan grave sin que nadie se dé cuenta?
Las autoridades tienen que escuchar a fray Máximo y aumentar la cantidad de agentes del Cuerpo Especializado de Seguridad Turística que presta servicio allí. La seguridad de la Zona Colonial es vital para el turismo. Descuidarnos en esa materia nos puede pasar una terrible factura. Evitemos tener ese problema.